Así es el dogo de Burdeos, una de las razas de perro más antiguas de Francia

Un nuevo ataque de dos perros a personas en España ha tenido lugar este miércoles en Colmenar de Oreja, una localidad al sureste de la Comunidad de Madrid. Una madre y su hija han muerto a causa de las mordeduras de sus propios canes en una vivienda de la urbanización Balcón de Tajo. Los perros pertenecen a la raza denominada dogo de Burdeos, cuyos ejemplares sobrepasan los 50 kilos de peso (en el caso de los machos) y tienen una altura de entre 60 a 68 centímetros y se incluyen en el grupo de "razas grandes", según indica la empresa Royal Canin, una compañía especializada en el sector de la alimentación para mascotas. De hocico fuerte y grueso aunque corto y con el cuello muy ancho, se trata de una de las razas más antiguas de Francia. De hecho, desde el siglo XVI aproximadamente a este tipo de perros se les conoce con el nombre de Alan Vaultre, "antiguo dogo de combate y de caza".

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El dogo de Burdeos fue ampliamente extendido por los alanos, de origen germánico, siglos antes en Europa. Los ejemplares eran utilizados para combatir y antes de su desaparición en el siglo V, en Aquitania y en el norte de España ya se encontraban cruzados con perros autóctonos. Con el paso de los siglos, surgió el actual dogo de Burdeos.

Durante largo tiempo, la raza era conocida como "perro de carnicero", ya que este tipo de animales hacían las funciones de guardianes de las tiendas de dicho gremio. En el aspecto físico, se les consideran ejemplares musculosos, de patas bastante cortas y fisonomía compacta y atlética. Estos perros ejercen labores de vigilancia y son poco sociables con sus congéneres, aunque no son agresivos. En la actualidad, el dogo de Burdeos no se encuentra en el listado de animales potencialmente peligrosos, donde sí están el pitbull terrier, el rottweiler o el american staffodshire terrier, entre otros. 

Los dogos de Burdeos sirven también como perros de compañía, además de perros guardianes y de defensa. La raza no debe confundirse con la de los dogos argentinos, usados como perros de caza mayor entre otros cometidos, y que han protagonizado varios ataques a personas en las últimas décadas. Como el ocurrido 30 de enero de 1999, cuando un animal de esta raza mató a un niño de cuatro años en la localidad de Can Picafort, en Mallorca. Un año después, otro dogo argentino mordió a un niño de 13 años en Girona.