Una Bienal que ha venido para quedarse

No es lo mismo ir a un auditorio o un centro de convenciones para escuchar una conferencia o un debate con una estructura rígida que salir con las bolsas de la compra del supermercado del foso del Mercado de Sant Antoni y ver que en ese espacio están hablando de algo que te interesa —por ejemplo los barrios de Barcelona— y te quedas a escuchar y participar. Una imagen que se ha repetido en muchos lugares de la ciudad, la plaza de Joan Coromines, la de la Virreina, el hall del CCCB, la Fabra i Coats, el Ateneu l'Harmonia, Hangar, La Escocesa o el recinto modernista de Sant Pau, entre otros espacios.

Probablemente ese formato, en el espacio público, la proximidad y la espontaneidad de la participación han sido los factores que han determinado el éxito de la primera Bienal del Pensamiento Ciutat Oberta que este domingo ha concluido en Barcelona. “Una Bienal que ha venido para quedarse”, aseguraba la alcadesa, Ada Colau, que daba por sentado que la ciudad dentro de dos años “gobierne quien gobierne”, precisó, “tendrá la segunda Bienal del Pensamiento”. En la que este domingo puso punto final —en parte, porque hay más actividades hasta final de año— han participado más de 20.000 personas, a las que hay que añadir un seguimiento importante de algunas de las conferencias por streaming.

Una Bienal que ha sido buscadamente paritaria: de las 69 actividades con 156 participantes, 79 eran mujeres y 77 hombres. Y unos actos en los que han participado personas muy heterogéneas, con una amplia representación de los más jóvenes. Algo que destacaba Colau: “esta claro que las cuestiones globales que nos afectan a todos, el feminismo, el género, los problemas de las ciudades interesan mucho a la gente joven con lo que se ha demostrado que no pasan de todo, como a veces se dice”.

La Bienal ha sido la seña de identidad del gobierno municipal más clara en materia de cultura, un área que como reconoció la propia alcaldesa recientemente, les ha costado coger el pulso. Entre otras cosas porque ha cambiado de responsable en tres ocasiones, primero la delegada de Cultura Beta Sureda, después pasó al regidor socialista Jaume Collboni y después con Joan Subirats, como comisionado. Una iniciativa que no ha parecido contrariar a la oposición municipal del consistorio. “Igual porque no se podía identificar directamente con una opción política y porque han desfilado voces de muy distintas ideologías”, comentaba Subirats, uno de los promotores de la iniciativa que ya trabaja en otra propuesta pero en torno a la ciencia, la primera Bienal de Ciencia de Barcelona, que se celebrará en febrero de 2019. Tanto Colau como Subirats quisieron agradecer la implicación de un centenar de entidades de la ciudad en el proyecto de la Bienal.

Los debates, seminarios, paseos de los peripatéticos y otras actividades bastante descentralizadas han propiciado esa conexión de la población y, también, de un sector intelectual y pensador muy transversal: sociólogos, filósofos, arquitectos, músicos, pensadores y figuras internacionales como la feminista Judith Butler. Si las estadísticas de asistencia a los actos sirven para elaborar un ránquing de lo que ha interesado más, el debate que giró en torno al género y por qué el cuerpo es tan importante — entre la catedrática de Filosofía Fina Birulés, y Butler, la pensadora feminista y catedrática de Literatura Comparada— con 2.500 asistentes fue el que despertó más expectativas. Como también ocurrió en el encuentro entre la antropóloga Rita Segato y la escritora Gabriela Wiener, sobre la ciudad de las mujeres, que fue seguido por 1.200 personas o la reflexión sobre el capitalismo tecnopatriarcal entre el filósofo Paul B.Preciado y el doctor en Humanidades Eloy Fernández Porta con otras 1.200 personas. Y una asistencia muy notoria, entre 350 y 500 jóvenes, en cada una de las convocatorias de las Conversaciones de Adolescentes, por citar algunos ejemplos.