El expresidente de un coro valenciano reconoce abuso sexual a un menor y acepta dos años prisión
El condenado no entrará en prisión pero estará dos años bajo libertad vigilada y estará seis meses inhabilitado para trabajar con menores
El expresidente de una escuela coral de Quart de Poblet (Valencia) ha reconocido hoy un delito continuado de abusos sexuales a un menor miembro del coro y ha aceptado una pena de dos años de prisión, con lo que no tendrá que entrar en la cárcel, ha confirmado el abogado del menor Julio Melero. Los juzgados valencianos investigan otras dos denuncias de exalumnos del acusado.
La familia del menor, la Fiscalía y el acusado, Rafael Cifre, han cerrado un acuerdo de conformidad que incluye también una pena accesoria de dos años y medio de libertad vigilada, seis meses de inhabilitación para trabajar con menores y una indemnización de 5.000 euros.
El acuerdo se ha cerrado en la Audiencia Nacional, el tribunal que abrió juicio contra Cifre al tratarse de un delito cometido por un español en el extranjero, en concreto en Austria, a donde viajó la coral en agosto de 2016 y donde tuvieron lugar los abusos al menor, que en aquel momento tenía 12 años.
La Fiscalía había solicitado una pena de diez años de prisión por dos delitos de abusos sexuales, pero finalmente se ha quedado en dos años por un delito continuado de abusos. Tras esta primera denuncia, otros siete jóvenes también presentaron denuncias contra Cifre, pero cinco de los presuntos delitos ya han prescrito; los otros casos se instruyen en sendos juzgados valencianos.
Los hechos se remontan a agosto de 2016 cuando el acusado se desplazó a Austria con otros adultos y los componentes del coro, unos 47 menores con edades de entre 12 y 17 años. Una de las noches el menor, que sufría de terrores nocturnos, se trasladó a la cama del acusado, que dormía en la misma habitación con otros cuatro menores en un albergue austriaco.
Según el escrito de acusación, Cifre, de 55 años, entonces presidente de la escuela coral, introdujo su mano por debajo del pantalón de pijama del menor y le acarició el pene. También cogió la mano al menor y la dirigió a sus órganos sexuales, a la vez que le besaba la mejilla.
La noche siguiente, el acusado, que compartía la cama con el denunciante y otro menor, aprovechando que se encontraba dormido, volvió a tocarlo lo que hizó que el menor se despertase y gritara "que estaba abusando de su cuerpo y que no tenía derecho a hacerlo", continúa el mismo escrito.
En un principio, la Fiscalía reclamaba 10 años de prisión, mientras que la acusación particular elevaba su petición hasta los 12 años. A última hora, los abogados de la defensa y de la familia del menor han planteado una cuerdo al ministerio fiscal, que ha aceptado. El
"Hay que modificar la prescripción de estos delitos. Es necesario que no prescriban, como pasa en otros países", ha declarado el abogado del menor, que se ha mostrado satisfecho con el desenlace porque el acusado ha reconocido los hechos y se ha demostrado que el niño "ha dicho la verdad desde el principio".
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