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Comienza el desmantelamiento del peor núcleo chabolista de Madrid

Los servicios sociales empiezan a alojar a sus habitantes en viviendas por toda la ciudad

Juan Diego Quesada
Un momento del desmantelamiento del asentamiento ilegal de 'El Gallinero'.
Un momento del desmantelamiento del asentamiento ilegal de 'El Gallinero'.Luca Piergiovanni (EFE)

Las excavadoras comenzaron este martes a derribar las chabolas de El Gallinero, el núcleo de infraviviendas más deplorable de la ciudad. Los habitantes del poblado, 85 rumanos de etnia gitana acostumbrados a una vida nómada, entre las que hay 43 menores de edad, serán distribuidos en distintos barrios de la ciudad.

Se pone así fin a un reducto de pobreza y miseria levantado de forma ilegal cerca del vertedero de Valdemingómez, en la carretera de Valencia. Los primeros pobladores se asentaron aquí en 2002 en lo que antes era una granja avícola, de ahí el nombre por el que se le conoce.

Los primeros realojados se marcharon en taxis y coches de la Cruz Roja a las nueve de la mañana, cinco horas antes de que la piqueta comenzaran a demoler sus chamizos. Cargaban con bártulos, ropa, mantas. Les habían pedido que no se llevaran demasiadas cosas porque las nuevas viviendas están bastante bien equipadas.

En un primer censo del poblado se contaron 35 familias, según una nota de prensa que ha difundido el Ayuntamiento de Madrid. Sin embargo, tras reagrupar a menores de edad con hijos o con alguno de sus miembros en la cárcel, y tras el traslado de algunos a Rumania, el número de unidades familiares que van a ser trasladadas se redujeron a 25.

El Ayuntamiento especificó que 13 familias con experiencia en vivir en una comunidad de vecinos pagarán alquiler. Son los que los servicios sociales consideran más aptos para encontrar un empleo a corto plazo. Otras 11 que necesitan más apoyo irán a viviendas compartidas y recibirán cursos intensivos para intentar integrarlos lo antes posible. La familia restante ha sido alojada en un albergue de personas sin hogar.

En el desalojo y realojamiento de estas familias han colaborado las administraciones del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid, de distinto signo político (Ahora Madrid y PP). En un acto sencillo frente a las viviendas que justo en ese momento comenzaban a ser derribadas, la delegada de Equidad y Derechos Sociales y Empleo, Marta Higueras, y la consejera de Vivienda, Rosalía Gonzalo, se felicitaron por el trabajo conjunto que suponía acabar con una situación "insostenible".

 Los habitantes de El Gallinero vivían entre mugre, basura y ratas. Ahora tendrán que adaptarse a su nueva vida, una más convencional. En esta fase las familias estarán acompañadas por trabajadores sociales que intentarán facilitarles la adaptación. Higueras recalcó que se ha trabajado mucho para que no haya conflictos ni desavenencias con las nuevas comunidades de vecinos en las que van a ser admitidos.

 Después, las dos políticas hicieron un recorrido a pie por el poblado que no acabó como esperaban. Por el camino se toparon con Javier Baeza, el cura rojo de Entrevías, y varios miembros de la parroquia San Carlos Borromeo que aseguran haber hecho trabajo social con las familias del poblado. Los activistas les reprocharon no hacer un realojo más discreto y mover comenzado el curso a unos niños que ahora deberán buscar un nuevo colegio.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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