El ambiente electoral toma la Mercè
Colau ve más posible pactar con ERC tras la salida de Alfred Bosch
En los últimos 12 meses ha bajado la temperatura del procés y ha subido la del termómetro electoral. Es la gran diferencia entre la Mercè del año pasado, cuando faltaba una semana para referéndum del 1 de octubre; y la fiesta mayor de este año, a ocho meses de las elecciones. En el día grande de la fiesta mayor de Barcelona en los corrillos de la Casa Gran no se habla de otra cosa que de las elecciones.
Tras un año alto voltaje político, los actores de este lunes tampoco han sido los mismos. Ha habido ausencias y nuevas presencias. En el desfile de las autoridades, solo la alcaldesa Ada Colau ha repetido respecto al año pasado, cuando el presidente de la Generalitat era Carles Puigdemont (huido a Bruselas), la presidenta del Parlament era Carme Forcadell y el consejero de Interior, Joaquim Forn (los dos encarcelados como el resto de los líderes soberanistas). Hoy se han estrenado el president Quim Torra (el tercero con el que coincide Colau durante su mandato) y el presidente del Parlament, Roger Torrent.
PP y Ciutadans plantan a Colau y Torra
Los grupos municipales del PP y Ciutadans en el Ayuntamiento de Barcelona se han negado este lunes a salir al balcón del consistorio en la jornada festiva de La Mercè, la fiesta mayor de la capital catalana, donde han presidido la jornada la alcaldesa Ada Colau y el presidente de la Generalitat, Quim Torra. El líder de los populares, Alberto Fernández Díaz ha argumentado que el presidente está gobernando en contra de los intereses de la ciudad y que no presta los servicios que les pertenece como barceloneses. Además, ha asegurado que el lazo amarillo que pide la liberación de los políticos independentistas presos no representa a todos los barceloneses. Por su parte, la líder del partido naranja en el Ayuntamiento, Carina Mejías, ha dicho que ha plantado a las dos autoridades por "las reivindicaciones independentistas que se han lanzado desde la plaza porque nos excluyen y no las compartimos".
En el Ayuntamiento, además de representantes de todos los partidos del pleno, se ha dejado ver también el filósofo Jordi Graupera, que aspira a encabezar una candidatura independentista y propuso unas primarias para elegir un alcaldable. En boca de todo el mundo ha estado también el expresidente francés Manuel Valls, que este martes desvelará su candidatura y ha puesto patas arriba la batalla electoral.
Sonado ha sido también el silencio de Ciutadans. Mientras como es habitual todos los grupos políticos se han puesto tras un micrófono para comentar el desarrollo de la fiesta, la líder del partido naranja en el consistorio Carina Mejías, ha desconvocado su comparecencia. Todos los grupos han celebrado el desarrollo festivo y tranquilo de la programación y la alcaldesa Ada Colau ha asegurado que, hasta el domingo, la asistencia de público fue parecida a la del año pasado: un millón de personas.
La alcaldesa, además, ha celebrado el relevo en del candidato de ERC, que será el consejero de Acción Exterior Ernest Maragall, y ha vaticinado que será más fácil alcanzar acuerdos con el hermano del exalcalde Pasqual Maragall. El consejero se mostró dispuesto ayer a alcanzar pactos poselectorales con Barcelona en Comú y Colau ha insinuado incluso este lunes la posibilidad de rescatar el tranvía.
Desde el PDeCAT, el exalcalde Xavier Trias ha dado por hecho que el exconsejero Ferran Mascarell estará en su candidatura, aunque no ha aclarado si ocupará un puesto antes o después de la candidata elegida en primarias, Neus Munté.
Y si alguien esperaba polémica vinculada al proceso independentista, apenas un par de momentos. Cuando en la plaza de la Mercè y en la de Sant Jaume, al levantar los pilares, los enxanetes de las colles castelleres han desplegado pancartas pidiendo la libertad de los presos; y cuando la multitud en la plaza ha creado un hueco que dibujaba el lazo amarillo. Pero ni gritos de "independencia", "libertad" o de apoyo a Torra.
El día ha comenzado con la misa en la basílica de La Mercè, la patrona de la ciudad, a la que han acudido el presidente de la Generalitat, Quim Torra, y representantes de todos los grupos municipales del Ayuntamiento, salvo los del Gobierno de la alcaldesa Ada Colau. El arzobispo de Barcelona, Joan Josep Omella, ha pedido “paz y tranquilidad para el mundo y de forma especial para nuestro país”. En su homilía ha rogado a la patrona que no permita “que caer en la tentación de la división, de la confrontación, de la imposición de nuestras maneras de ver y construir el mundo”.
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