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La acampada independentista quiere apropiarse ‘sine die’ de la plaza de Sant Jaume

Campistas y CDR pretenden evitar una concentración de policías y gaurdias civiles frente a la Generalitat

Alfonso L. Congostrina
Acampada independentista en la Plaza Sant Jaume.
Acampada independentista en la Plaza Sant Jaume. Massimiliano Minocri (EL PAÍS)

Los independentistas acampados en la plaza de Sant Jaume —que aseguran que estarán allí hasta que se haga efectiva la “república catalana”— han hecho público que su objetivo a corto plazo es evitar que ejerza su derecho a la manifestación, en la plaza, cualquier protesta que reivindique la unidad de España, el español en la escuela o la defensa de la Policía Nacional o la Guardia Civil. Los integrantes de la acampada saben que tienen que solventar cuál será su futuro antes de que comiencen los actos de la fiesta mayor de la Mercè.

Carles Puigdemont anunció en una entrevista en un diario flamenco que la independencia de Cataluña se podrían conseguir “antes de 20 ó 30 años”. A corto plazo, los acampados en la plaza Sant Jaume junto con los autodenominados Comités de Defensa de la República (CDR) ya han elegido cuál será la próxima acción: impedir que una asociación de Policía Nacional y Guardia Civil se concentre el 29 de septiembre en Sant Jaume. La asociación de policía Jusapol ha anunciado que ese día homenajeará frente a la Generalitat a los agentes que participaron el 1 de octubre en el operativo con el que se requisaron, utilizando la violencia, decenas de urnas del referéndum del uno de octubre.

De hecho, la idea de convertir Sant Jaume en una zona sagrada para el independentismo en la que hay que preservar e impedir que otros colectivos puedan ejercer su derecho a la manifestación ya la alcanzaron el pasado domingo. Los CDR evitaron que una manifestación a favor del español en las escuelas accediera a la plaza. Fueron los antidisturbios de los Mossos los que para evitar enfrentamiento barraron el paso a la manifestación que protestaba contra el modelo escolar catalán y que había solicitado todos los permisos burocráticos. De hecho, Hablemos Español —la entidad que convocaba la marcha del domingo— presentó ayer una querella, entre otros, al consejero de Interior, Miquel Buch, a diputados independentistas y a tres mossos por impedir el derecho de los participantes en la manifestación de la entidad contraria a la inmersión lingüística en las escuelas.

Lo cierto es que los CDR y la acampada, sin ningún permiso, consiguieron preservar Sant Jaume y evitar que entraran los manifestantes ataviados con banderas españolas.

El principal problema de los acampados para seguir perpetuándose en la plaza es la fiesta de la Mercè. El Ayuntamiento ya ha avisado de que si la protesta supone un problema de seguridad podría ordenar a la Guardia Urbana el desalojo. No obstante, el primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, se mostró ayer convencido de que el Gobierno municipal encontrará una fórmula que haga “compatible” la acampada con La Mercè. “Estoy convencido de que llegaremos a un acuerdo”, aseguró el primer teniente de alcalde sin aclarar qué opciones darán a los acampados. Si la alternativa es el desalojo, la Generalitat ya ha anunciado que los Mossos no participarán. De hecho, la consellera de cultura, Laura Borràs, estuvo ayer con los campistas y les dio las “gracias” por la iniciativa.

La acampada se muestra partidaria a negociar con el Consistorio e incluso a buscar un lugar alternativo mientras se celebran las fiestas patronales. Aun así, algunos de los activistas creen que puede ser una “trampa” y finalizada las fiestas de la Mercè no podrán recuperar “la posición en Sant Jaume” para evitar que el 29 se manifiesten los policías. Desde Arran ya hay convocatorias donde hacen público su plan B: si los policías logran manifestarse el 29 en Sant Jaume, la izquierda anticapitalista les recibirán “ahogándoles con pintura”.

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