Romerías para despedir el verano por todo lo alto
Dos verbenas muy particulares ponen punto final a las celebraciones estivales al aire libre.
Aún quedan un par de semanas para dar por terminado oficialmente el verano 2018, pero lo que definitivamente llegará a su fin en los próximos días será la temporada de verbenas. Y lo hará con dos celebraciones con enfoques muy diferentes, pero que comparten un mismo espíritu: el de vivir la fiesta en la calle. Por un lado, La Melonera, conocida popularmente como la última verbena del verano, que rescata esta castiza festividad para actualizarla y reinventarla; por otro, la Romería de los Voltios, que se enorgullece de ser una fiesta sin raíces en la tradición y donde la música y el baile se convierten, no sólo en elementos de celebración, sino también de reivindicación. Ambas tendrán como epicentro el distrito de Arganzuela.
Las de La Melonera son unas fiestas con solera. Se celebran desde hace siglos en honor a la Virgen del Puerto, bautizada con este nombre tan frutícola en el siglo XIX, por los puestos de melones y sandías callejeros que se situaban en los alrededores de su ermita junto al Puente de Segovia. En 2016, el colectivo Vendedores de Humo, se lanzó a reinventar la romería de La Melonera Imperial, combinando elementos procedentes de la celebración tradicional con otros más actuales. El resultado fue un divertido y festivo pasacalles, con disfraces, banderolas, baile y música. Repitieron en 2017 y este año volverán a hacerlo. Será el sábado 15 de septiembre a las 18:30h en la explanada del puente de Segovia, desde donde partirá la comitiva, acompañada por la charanga La Reserva. El pasacalles concluirá en la plaza de Juan Duque, donde tendrá lugar la tradicional degustación de melón y las actuaciones de Los Celos, Elías e Ignacio y Anto Rodríguez. “Son artistas que, al igual que el pasacalles vecinal, basan su propuesta en reinterpretar formatos populares y folclóricos, trayéndolos al presente, todos ellos muy asociados al verano que se acaba con la última romería”, explican desde Vendedores de Humo.
Su propuesta será una de las centrales del programa festivo de La Melonera, que este año es más amplio que nunca, extendiéndose desde el 6 al 16 de septiembre. Además de los conciertos –entre los que destacan las actuaciones de Mercedes Peón y Rodrigo Cuevas el viernes 7, The Zephyr Bones y Nueva Vulcano el sábado 8, y Pedrina el domingo 9–, también habrá actividades deportivas como la Meloncleta (una bicicletada popular, con parada técnica para comer melón), una exhibición de agua y espuma a cargo de los bomberos en la Explanada de Madrid Río, un festival intercultural en la Plaza Peñuelas o una velada literaria organizada por la asociación Primaduroverales en la Nave Terneras. También se han querido revitalizar varios edificios emblemáticos del distrito, como son el Mercado de Frutas y Verduras y el Matadero –donde se celebrará el tercer encuentro del Despertar de una ciudad, con talleres y conciertos– y el Invernadero del Palacio de Cristal de la Arganzuela –donde la propuesta de Nodo Invisible invitará al público a disfrutar de la experiencia de escuchar música electrónica de día y en un espacio tradicionalmente tan asociado a la tranquilidad como es un invernadero–.
Por su parte, la Romería de los Voltios, que se celebrará el sábado 8 a partir de las 18:30h, con salida desde la Plaza de Legazpi, es una de las festividades de reciente creación más originales de la capital. Surgió en 2016 en conmemoración de otra fiesta improvisada, que aconteció en los alrededores de Matadero justo el verano anterior. El 29 de agosto de 2015, se organizó en el centro cultural un concurso de baile cuyo premio era un soundsystem con una autonomía de cuatro horas. El ganador fue Jesús Bravo, figura mítica de la noche y la cultura madrileña, y la velada terminó con una fiesta épica en plena calle. “Ese día, cuando el centro cultural decidió apagar las luces, nosotras salimos a la Rotonda de Legazpi donde la poli, el Pegaso, los taxistas y las marquesinas de autobuses fueron cómplices y testigos de que la fiesta esta donde quieres que esté y que es como debe ser: imprevisible”, cuenta Raquel G. Ibáñez, una de las muchas personas implicadas en el “comité de festejos” de esta romería sin santos ni vírgenes, pero sí con disfraces, pancartas y con el sacrosanto soundsystem, que se saca a desfilar en procesión. Esta “romería rara” tiene, además, un componente reivindicativo: el derecho a hacer fiestas en la calle y a usar el espacio público para la cultura. Como Jesús Bravo dijo en el pregón de la romería de 2016, “Madrid depende de las plazas y de las calles. Recuperemos, durante unas horas, estos espacios para el pueblo. Para la gente alegre y dispuesta. Para que no perdamos la ilusión. Para seguir gozando y vivir”.
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