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Un campeón del mundo en Majadahonda

Lucas Hernández jugó tres temporadas en el equipo majariego antes de ser fichado por el Atlético

Lucas Hernández celebra la victoria de Francia en la Copa del Mundo de Fútbol.
Lucas Hernández celebra la victoria de Francia en la Copa del Mundo de Fútbol.Getty

El municipio madrileño de Majadahonda también levantó la copa del mundo el domingo. El Mundial de Rusia ha agraciado a la localidad con la pedrea. Cuando la lotería de los penaltis dejó a España fuera en los octavos, la afición majariega apostó por Francia, donde juega un viejo conocido: Lucas Hernández. Aquel chico desgarbado que defendió tres temporadas la elástica blanquirroja antes de fichar por el Atlético es ahora todo un campeón del mundo. Pero no el primero que comenzó su carrera en el club, se felicita Enrique Vedia, su presidente desde 1987. Ese fue el portero Pepe Reina.

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Lucas nació en 1996 en Marsella, una ciudad francesa a orillas del Mediterráneo. Con dos años su familia se mudó a España. Su padre, un espigado central, acababa de fichar por el Compostela. Solo aguantó una temporada. La familia hizo de nuevo las maletas, estaba vez dirección a Madrid. El progenitor de Lucas jugó en el Rayo Vallecano, pero también tuvo un paso fugaz por el Atlético. Ambos estadios quedan muy lejos de La Oliva, el humilde campo de césped artificial donde juegan las categorías inferiores del Rayo Majadahonda, que este año se estrena en Segunda División. El lugar donde Lucas dio sus primeros pasos en el futbol.

“Recuerdo perfectamente el día que entró en la cantera. Su madre se acercó con él y con su hermano Theo (ahora en el Real Madrid) para inscribirles en nuestra escuela porque vivían cerca”, rememora Vedia. Ambos futbolistas fueron becados por el club, quedando exentos de pagar la mensualidad, en la actualidad de 25 euros. Eran momentos complicados: el padre de Lucas había abandonado a la familia y su madre, Py Laurence, debía multiplicarse. Por eso solicitó que ambos hermanos entrenaran juntos a pesar de la diferencia de edad.

Lucas entró a formar parte del Rayo Majadahonda con ocho años, en 2004. Permaneció tres temporadas en el club. Las dos primeras jugó en el equipo Benjamín con resultados dispares. El año de su debut acabó en mitad de la tabla. “Se enfrentaba a chicos un año mayores y, a esas edades, se nota mucho la diferencia”, asegura Manu González, su primer entrenador. El curso siguiente el equipo fue segundo. El éxito llegó en Alevín, cuando los majariegos lograron el título en la categoría con un formidable equipo liderado por Lucas y por Rodri, el mediocentro que acaba de fichar el Atlético procedente del Villarreal.

Lucas Hernández (segundo por la izquierda en la fila inferior) con su equipo del Rayo Majadahonda.
Lucas Hernández (segundo por la izquierda en la fila inferior) con su equipo del Rayo Majadahonda.
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“Era un portento de la naturaleza. Con ocho o nueve años es muy difícil predecir si va a llegar a la élite, pero condiciones tenía. Era fuerte, veloz y potente. Destacaba sobre el resto, aunque técnicamente había otros igual de buenos que no han logrado llegar tan lejos”, explica González. Y añade: “En el proceso de maduración de un futbolista intervienen muchos factores”. Pero Lucas siempre tuvo una obsesión: el fútbol. Quienes conocen al central colchonero destacan su ánimo de superación, su afán por llegar a la élite.

“Lograrlo depende mucho de las ganas que uno ponga. Hace falta cuidarse y entrenar mucho, y eso requiere sacrificio. También es necesario un puntito de suerte”, reconoce Miguel García Zárate, un mediocentro que compartió vestuario con Lucas tres temporadas. Zárate, que ahora juega en el Villanueva del Pardillo de regional preferente, describe a su antiguo compañero como un jugador rápido y fuerte que desde pequeño se negaba a rifar la pelota. “Los equipos fichan a los que más destacan y Lucas era uno de ellos”.

La versión del campeón del mundo es distinta. El propio futbolista explicó en la web del Atlético en 2013, la primera vez que fue convocado con el primer equipo, la forma en la que llegó al club: “Mi hermano pequeño (Theo) iba a hacer una prueba en Orcasitas para el Atlético Madrileño Alevín. Me puse a jugar con un amigo y uno de los técnicos me dijo que quería verme en un partido con mi equipo. Me vieron y me ficharon”. El presidente del Rayo Majadahonda expone que su equipo tiene un convenio de colaboración con el Atlético desde 1996, por lo que está obligado a cederle a los jugadores que le gusten. Si el futbolista cuaja, el Rayo recibe una compensación económica. Lo mismo que si hay un fichaje: el de Theo por el Real Madrid el año pasado dejó en las arcas majariegas casi dos millones de euros

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