Gus van Sant y la fascinación por la ‘beat generation’
El cineasta presenta una completa retrospectiva en la Casa Encendida
La secuencia en que River Phoenix despierta en una infinita carretera solitaria de uno de sus ataques de narcolepsia mantiene intacto su magnetismo. Es difícil no detenerse en la sala que proyecta imágenes de Mi Idaho privado, sobre todo para aquellos que se podrían encuadrar en la ya talludita generación X. Aquella narcótica película de 1991 se sumaba a la alucinógena Drugstore cowboy de dos años antes para convertir al director Gus van Sant en un referente del cine independiente, del underground, en un retratista de la juventud marginal que, embebido de la beat generation, se dedicaba a adaptarla al cine a su manera.
Ayer, el cineasta de Kentucky, de 66 años, recordó en la Casa Encendida de Madrid la fascinación que sentía de joven por las historias de Jack Kerouac, por “los personajes que viajan de una ciudad a otra, viven aventuras excitantes y escuchan jazz”. Evocó también los nombres de los escritores William S. Burroughs, que llegó a colaborar en tres de sus películas, y Allan Ginsberg. No en vano, si rompió en alguna respuesta su laconismo fue cuando subrayó la gran influencia de la beat generation y de la cultura de los años sesenta en las dos décadas posteriores y, por tanto, en su obra.
Una obra que el ganador de la Palma de Oro del festival de Cannes en 2003 gracias a Elephant presentó en la primera retrospectiva dedicada en España a su filmografía completa, sus pinturas, sus dibujos y sus fotografías Polaroids. El acto inaugural contó anoche con la asistencia del nuevo ministro de Cultura, José Guirao, que fue el promotor y primer director del centro de la Fundación Montemadrid, donde hasta el 16 de septiembre se puede apreciar el caudal creativo de un cineasta que prefiere no distinguir entre el cine de Hollywood y el cine independiente. Sí apuntó las mayores dificultades de hoy para hacer películas fuera de la industria. “Hollywood funciona como un banco, el dinero está siempre en el centro de todo, no es una cuestión de ideas. Y Hollywood prefiere hacer camiones muy grandes”, aseguró.
La exposición, comisarida por Matthieu Orléan de la Cinémathèque Française, reúne unas 400 fotografías Polaroid que hizo el propio Van Sant no con voluntad artística sino para trabajar en los castings de sus filmes o para su propio archivo. Por ellas desfilan actores como Julianne Moore, Ben Affleck o Mat Damond; músicos como Tracy Chapman, Elton John o David Byrne, directores teatrales como Peter Sellars, pintores como Francesco Clemente o escritores como Tom Spanbauer.
Una galería de artistas que prefigura el gusto y el interés del cineasta que da paso a las proyecciones de algunas de sus películas y de un espectacular montaje paralelo con las famosas imágenes de la ducha de Psicosis de Alfred Hichtcock y el personal remake de Gus van Sant en un duelo entre las actrices Janet Leigh y Anne Heche.
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