Detenido por narcotráfico el ‘ultra’ que planeó apalear a Laporta
'Antoñito' está acusado de ayudar a introducir grandes cantidades de cocaína a través del puerto de Barcelona
Los Casuals, la facción más radical y violenta de la peña barcelonista de los Boixos Nois, están involucrados en la introducción, a través del puerto de Barcelona, de grandes cantidades de cocaína (hasta diez toneladas en los últimos años) con destino a países europeos. En una operación de gran envergadura contra el tráfico de drogas, los agentes han detenido a un total de 14 personas; entre ellos, Antonio Torn, alias Antoñito, uno de los cabecillas históricos de los Casuals. Torn estuvo involucrado, entre otros episodios, en el encargo fallido de propinar una paliza al expresidente del FC Barcelona Joan Laporta por 30.000 euros.
La operación, bautizada como Pórtico, ha permitido desmantelar uno de los grupos que operan en el puerto de Barcelona para introducir droga desde Sudamérica hasta Europa a gran escala. La organización contaba con la colaboración de un trabajador de una empresa que opera en el puerto de Barcelona. Éste se dedicaba a ejercer el "control directo" sobre estibadores, personal de seguridad y otros trabajadores portuarios para permitir que la droga saliese de los muelles sin dificultades. La cocaína era trasladada después a Europa por carretera en camiones de mercancías voluminosas.
La Guardia Civil atribuye el liderazgo de la organización a M. M. R., un hombre que procede de "una familia humilde dedicada a la venta ambulante" y que, pese a todo, logró amasar una gran fortuna. Ese capital lo mantenía oculto entre familiares y testaferros e incluía grandes cantidades de dinero (se han intervenido 470.000 euros), vehículos de alta gama (30) y propiedades inmobiliarias por valor de más de 25 millones de ellos, incluido un hotel de Pineda de Mar (Barcelona). Los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) del instituto armado han practiado 24 registros en Barcelona, Lleida y Tarragona.
El papel de Antoñito y el de los Casuals era, según los investigadores, "ejercer la violencia" en los casos en que era necesaria para llevar a buen término una operación de tráfico de drogas. El grupo radical tenía "fuertes vinculaciones con grupos de origen ruso, expertos en ajustes de cuentas como medio coercitivo para cobrar servicios pendientes de pago", explica la Guardia Civil.
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