70 años de cárcel por degollar a su pareja e intentar matar a sus dos hijos en Benicàssim
La sentencia establece que no podrá aplicarse el tercer grado penitenciario antes de haber cumplido la mitad de la pena
La Audiencia Provincial de Castellón ha condenado a 70 años de prisión al hombre que degolló a su pareja e intentó matar a cuchilladas a sus dos hijos, menores de edad, en el domicilio familiar de Benicàssim el 20 de julio de 2016. El ahora condenado, Óscar L.H., de 41 años y vecino de la localidad castellonense, permanece en prisión desde entonces. Su pena no podrá ser revisada hasta que haya cumplido al menos 35 años en la cárcel, según el fallo de la Audiencia Provincial.
El procesado reconoció la autoría de los hechos en la primera sesión del juicio, celebrado el 5 y 6 de febrero, declarándose “culpable” y pidiendo perdón a la familia de su pareja sentimental. Aceptó las penas. El fiscal pedía inicialmente para él 75 años de prisión.
La sala le considera responsable del asesinato de su pareja, Krisztina S., de 43 años, con las circunstancias agravantes de parentesco y género, y de sendos delitos de asesinato en grado de tentativa contra sus hijos de 13 y 10, con agravante de parentesco, por los que le impone unas penas de 20, 25 y 25 años de cárcel, respectivamente. El fallo hecho público por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana priva al acusado de la patria potestad de los niños y le prohíbe acercarse y mantener cualquier contacto con ellos y con los familiares de la víctima mortal durante un periodo de diez años.
La sentencia, contra la que cabe recurso de apelación ante el TSJ valenciano, impone al procesado la medida de libertad vigilada durante 10 años y establece que no pueda aplicarse el tercer grado penitenciario antes del cumplimiento de la mitad de la pena impuesta: 35 años.
Como responsabilidad civil se fija una indemnización de 233.600 euros para el hijo y de 221.700 euros para la hija por la muerte de su madre y los daños físicos y psíquicos sufridos. Asimismo el hombre deberá indemnizar con 40.000 euros a los tres hermanos de la mujer asesinada.
Óscar y Krisztina se conocieron en 2002, pero la relación sentimental que mantenían se había deteriorado en los últimos dos años. La víctima había iniciado el proceso de ruptura y buscaba una vivienda a la que trasladarse con los dos niños. Él, del que durante el juicio se destacó su carácter “extremadamente celoso y posesivo”, no lo aceptó. Según el escrito de acusación, el hombre controlaba “todo” de su pareja hasta el punto de impedirle trabajar para poder independizarse e iniciar una nueva vida. Lo confirmó con su testimonio en el juicio una hermana de la víctima. Estuvo con ella cuatro días antes del suceso. “Me abrazó y me dijo: tengo miedo, y yo le contesté: ten cuidado”, dijo.
La mañana del 20 de julio de 2016, Krisztina fue abordada por el acusado en el dormitorio principal. Le sorprendió por la espalda y con “pleno conocimiento y voluntad” la degolló con un cuchillo de cocina. Murió en el acto. Los niños se despertaron y acudieron a la puerta de la habitación, pero el padre les obligó a acostarse de nuevo diciéndoles que no pasaba nada. La hija regresó al salón, donde esa misma noche había dormido junto a su madre. Allí, propinó a la niña un corte en el cuello y posteriormente, creyéndola muerta, le tapó la cabeza con una almohada. Tras ello buscó a su hijo, le atacó con el arma y le golpeó la cabeza contra el suelo diciendo que así aprenderían a respetarle. Según el tribunal, el hombre actuó con los menores con el mismo ánimo que con la madre, “de la misma forma alevosa, con total sorpresa, desprotección y desvalimiento de las víctimas”.
Los niños lograron escapar de su progenitor mientras le preguntaban por qué les hacía eso. Se encerraron en el cuarto de baño y desde allí suplicaron a su padre que llamara a una ambulancia. El acusado lo hizo. Alertó al 112. Eran las 7.53 horas. El hombre fue detenido por agentes de la Guardia Civil desplazados hasta el domicilio, donde encontraron a la mujer fallecida y a los niños heridos, que fueron hospitalizados e intervenidos quirúrgicamente. Además de los daños físicos, los menores, que viven con su familia materna, arrastran según la sentencia fuertes secuelas psicológicas, con cuadros de ansiedad y un “profundo sentimiento de tristeza” por la ausencia de su madre.
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