Las estrellas son la estrella
El Planetario de Madrid, recién remodelado, dobla su cifra de visitantes
Cuando se apagan las luces, estalla la oscuridad y el aplauso: parece que hay expectativas. Un chaval exaltado grita una extraña proclama: "¡viva la astrofísica!" y el resto del público le manda callar. Entonces el programa Viaje al Universo, de producción propia, se proyecta en la cúpula del planetario y viajamos desde la Estación Espacial Internacional hasta los confines del cosmos. Da vértigo.
El Planetario de Madrid, que se creó en 1986 con el impulso del alcalde Tierno Galván, se pasó recientemente más de un año cerrado, inmerso en una necesaria remodelación, y volvió a abrir sus puertas hace cuatro meses. Desde entonces la capital vuelve a estar conectada con el cielo y el balance también da cifras vertiginosas: desde octubre ha sido visitado por 120.000 personas, una cifra récord de casi mil visitas al día que prácticamente duplica la del mismo periodo antes del cierre. "Al estar tanto tiempo cerrado se había creado expectación, además, las nuevas exposiciones, las proyecciones y los ciclos de conferencias están atrayendo a más público", dice Telmo Fernández, astrofísico y subdirector del centro.
El viejo sistema de proyección (el planetario propiamente dicho) ha sido sustituido por uno híbrido digital Sky-Scan que proyecta sobre la cúpula de 17,5 metros de diámetro bajo la que se cobijan 245 butacas. El viejo planetario está expuesto en el vestíbulo, como una extraña escultura contemporánea, a modo de homenaje a los servicios prestados. El coste de la renovación del centro fue de 4,2 millones de euros, tres de los cuales fueron aportados por la Fundación Bancaria de La Caixa que colaboró con el Ayuntamiento.
"Si es hielo, ¿por qué quema?", pregunta una niña que posa la mano sobre un enorme bloque de hielo que triplica su altura; los adultos que la acompañan evaden la pregunta como pueden. Está en una de las citadas exposiciones, que trata sobre las causas y consecuencias del cambio climático y que sigue la línea de la última museografía científica: prohibido no tocar. Otras de las muestras tratan sobre la actividad de la Agencia Espacial Europea o sobre la fotografía del Universo lejano, con espectaculares imágenes tomadas por el astrofotógrafo Rogelio Bernal Andreo. Ahí los visitantes se hacen selfis no con famosos, sino con la nebulosa de Orión o el cúmulo de galaxia de Virgo. Otro tipo de estrellas.
"En los últimos tiempos ha aumentado el interés por los temas científicos" dice Telmo, "es más fácil acceder a la información y eso crea más curiosidad. Luego la gente viene al planetario y puede corroborar esas informaciones. Aunque no tenemos todas las respuestas: solo podemos decir hasta donde llega la ciencia".
¿Hay cultura científica en España? "Nuestras actividades están pensadas para estar al alcance de cualquiera pero sí detectamos (por ejemplo, en las preguntas de las charlas) que hay gente que tiene conocimientos avanzados". Precisamente una de las ofertas más interesantes de la institución es la de cursos de Astronomía y Astrofísica que exploran desde el Sistema Solar hasta el Universo remoto, pasando por los planetas extrasolares o los hornos estelares de donde sale la materia de la que estamos hechos.
Cuando acaba la proyección en la cúpula y estamos de nuevo sanos y salvo de regreso al planeta Tierra descubrimos que la ciencia no tiene porque ser una cosa fría, rígida y distante. Una visitante se levanta de su butaca enjugándose las lágrimas: "Oye, que ha emocionado esto de las galaxias".
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