El ‘no’ del PSC al presupuesto de Barcelona aboca a Colau a una segunda cuestión de confianza
Collboni acusa a la alcaldesa de haber “claudicado ante la ciudad y el independentismo”
En un inesperado giro de guion, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, no tendrá apoyo para aprobar el presupuesto de 2018 y se verá obligada a recurrir por segundo año a la cuestión de confianza. De nada le habrá servido pactar abstenciones con PDeCAT (a cambio de retirar la partida del tranvía y la tarificación social de las guarderías) ni con ERC (a cambio de que los cementerios ofrezcan entierros low cost). La alcaldesa estaba convencida de que también el PSC se abstendría. Pero su ex socio de gobierno, Jaume Collboni, anunció ayer su voto negativo: entiende que ha cedido en proyectos emblemáticos y ante el independentismo.
Con el voto negativo del PSC (además del de Ciutadans, PP y la CUP), en el pleno de este viernes Colau perderá la votación y tendrá que convocar un pleno extraordinario, previsiblemente la semana que viene, en el que activará la cuestión de confianza. Este mecanismo lo activa la alcaldesa y si, pasados 30 días, la oposición no presenta un gobierno alternativo, las cuentas se aprueban automáticamente. La aritmética del consistorio de Barcelona hace imposible un pacto para desbancar a la alcaldesa (porque la mayoría implicaría un acuerdo entre partidos independentistas y unionistas).
La alcaldesa, aislada
Pero Colau repetirá la imagen de aislamiento del año pasado, cuando también recurrió a esta fórmula. Será incluso peor. Porque el año pasado gobernaba con el PSC, con quien rompió en noviembre pasado por el poyo de los socialistas a la aplicación del artículo 155 a la Generalitat. Entonces municipal el ejecutivo sumaba 15 concejales y ahora tiene solo 11 para afrontar el tramo final del mandato.
No pinta fácil. Si nos atenemos a las comparecencias de ayer de todo los partidos, el enfrentamiento será a cara de perro. PDeCAT y ERC acusaron a Colau de no saber negociar. Y Collboni y el número dos de Colau, Gerardo Pisarello se dedicaron palabras durísimas. A un año y medio de las elecciones municipales y por si quedaba alguna duda —sobre todo después de los malos resultados de Colau el 21-D— los partidos han entrado en campaña.
Al argumentar su no a las cuentas —que fue ratificado el miércoles por la federación socialista de Barcelona—, Collboni reprochó a la alcaldesa que rompiera el gobierno y la acusó de haber cedido a las peticiones de los partidos independentistas en lo que llamó una “doble claudicación”. “Claudicación desde el punto de vista de modelo de ciudad, cediendo a proyectos emblemáticos para la izquierda de Barcelona; y claudicación de Barcelona a la lógica del proceso independentista”, señaló tras hablar de un “cambio de cromos” y vincular el acuerdo en el Ayuntamiento con la abstención de los comunes en el Parlament para permitir una mesa con mayoría independentista. “La señora Colau prefiere enterrar el tranvía que pactar con el PSC una congelación del transporte público; sacrifica su modelo de ciudad por un acuerdo político que tiene que ver más con la lógica del proceso independentista”. Con todo, Collboni aseguró que no participará en una moción de censura.
“Rencor” y “despecho”
Por su parte, Pisarello, afirmó que Collboni explicó que su idea era lograr “un gran pacto transversal a cuatro”, al margen de la polarización del debate nacional, pero que el socialista ha actuado desde el “rencor”. “El PSC ha pasado de votar a favor en el gobierno, abstenerse en la comisión de economía y ahora anunciar que vota en contra”, recordó. “No han digerido la salida del gobierno. El despecho ha podido más que la altura de miras, que colocar Barcelona en el centro. El PSC tenía la posibilidad de pactar con las fuerzas catalanistas y mandar mensaje de transversalidad, de salir de la polarización, de que Barcelona no va de banderas y de que el acuerdo no pasara por independencia sí o no”, dijo. “Ha preferido hacerse un nuevo selfie con Ciudadanos y el PP, los partidos de la derecha”, remachó.
Pisarello también explicó que en el presupuesto que finalmente se apruebe mantendrán los acuerdos a los que había llegado con el PDeCAT y ERC. “Los incorporaremos porque mejoran el proyecto y lo enriquecen”. Pero incluso con este matiz, al gobierno de Colau le llovieron también críticas de los respectivos jefes de grupo, el ex alcalde Xavier Trias y Alfred Bosch.
Ambos mostraron su sorpresa y acusaron a la alcaldesa de ser incapaz de negociar. A Trias le pareció “increíble que no tuviera la abstención atada con el PSC”. “Cuando estás en minoría debes tener capacidad de moverte y crear complicidad”, dijo. Por su parte, Bosch, acusó a la alcaldesa de actuar “tarde, mal y sin voluntad negociadora” y aseguró que la ciudad “necesita un cambio de rumbo, porque la incapacidad de Colau la está llevando a la parálisis”.
Ciutadans, PP y la CUP también criticaron ayer a Colau. Los dos primeros la acusaron de someterse a los independentistas; y los anticapitalistas, de no explicar el contenido de los acuerdos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.