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Las 33 comisarías de la Policía Nacional en Madrid han desmantelado en 2017 —a falta de unos días para cerrar el año— un total de 105 narcopisos, “o puntos de ventas”, apuntilla Germán Rodríguez Castiñeira, responsable de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

Las comisarías que más puntos de venta han desmantelado son Puente de Vallecas, con 24, y Centro, con 19. Un portavoz de la policía no detalla los datos del resto de comisarías, pero afirman que están varios pasos por detrás de estas dos zonas.

En total han detenido a 314 personas, entre las que destacan dos nacionalidades: la nigeriana y la dominicana. La teoría de los vecinos y de la propia policía al comienzo era que el aumento de los narcopisos se debía a la búsqueda de zonas para vender la droga de las mafias tras el aumento del control en la Cañada Real. Pero afirma Rodríguez Castiñeiro que ese no es el motivo. “Entre los detenidos hemos comprobado que ninguno había actuado antes en la Cañada. Son mafias nigerianas y domicanas, pero sobre todo nigerianas”, aporta.

Las catidades de drogas intervenidas son 123,8 kilos de marihuana, 21,9 de hachís, 19,6 kilos de cocaína, 460 gramos de heroína y 13 kilos de drogas sintéticas (MDMA, ketamina, pastillas...).

Según Rodríguez Castiñeira los narcopisos no son algo nuevo. “Siempre han existido pero los llamábamos puntos de venta”, afirma. “Para desmantelar intentamos cerrar varios de un golpe porque si no enseguida vuelven a ocupar otro piso y vuelta a empezar”. Destaca la operación del pasado 24 de noviembre, en la que desmantelaron nueve narcopisos y detuvieron a 25 personas.

Las protestas ciudadanas y la alarma social han hecho que la policía aumente la vigilancia en las zonas que indican los ciudadanos, afirma el jefe superior de Policía, Rodríguez Castiñeiro.

María Padilla es una de esas vecinas. Un día, hace dos años, decidió dar la voz de alarma. Creó la plataforma vecinal La Cacerolada, que algunos días ha salido a la calle a hacer ruido para llamar la atención sobre lo que considera un problema de seguridad. En las callejuelas que rodean la calle Monte Igueldo se concentra el problema.

En un paseo una mañana de diciembre, Padilla señala las casas que han sido tapiadas para evitar nuevas ocupaciones. Otra vecina que también participa en las caceroladas tiene anotadas en una libreta todas las viviendas que creen que pueden ser actualmente narcopisos. Es el intento de algunos vecinos del barrio de ejercer de vigilantes del descontrol que perciben se ha instalado en su barrio.

“Para mí el detonante fue cuando unos vecinos se marcharon a otra zona”, dice mientras levanta de un parabrisas un anuncio que ofrece “por 20 euros más copa” los servicios sexuales de una mujer de la que solo se muestra el trasero.

Un plan de choque para el distrito

El pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobó el pasado jueves por unanimidad un paquete de medidas para luchar contra los narcopisos en Vallecas entre las que se incluyen un plan de choque en limpieza, más intervención policial o la mejora presupuestaria de la partida destinada a la Junta de Distrito de Puente de Vallecas.

En la plataforma vecinal La Cacerolada están contentos con la decisión y con la atención que han dedicado al asunto los pólíticos de distinto signo. Por ejemplo, la portavoz del PSOE, Purificación Causapié, que declaraba el jueves “los ochenta han vuelto y no por la Movida”.

Además, afirma Padilla, están empezando a notar que aumentan los esfuerso de limpieza en la zona. El concejal-presidente de Puente de Vallecas, Paco Pérez, declaró en el pleno que la “alarma está justificada” y subrayó que había habido un aumento en la sensación subjetiva y objetiva de inseguridad en su distrito.

Con el nuevo paquete de medidas para luchar contra los narcopisos en Vallecas, la capital aumentará también las intervenciones de servicios sociales y comunitarios en la zona, las inspecciones en locales comerciales y tratará de revitalizar el comercio de proximidad. Se intentará también establecer coordinación con el tejido vecinal vallecano. También propone la limpieza y el cerramiento de los solares abandonados y un plan de choque de limpieza para la zona del barrio de San Diego y la de la calle de Monte Igueldo. La rehabilitación urbana debe incluir también la reparación de aceras y que se mejore y aumente la iluminación.