Uralita indemnizará a vecinos de Cerdanyola y Ripollet por exposición ambiental al amianto
La Audiencia Provincial de Madrid reconoce por primera vez las víctimas pasivas ambientales, que residían cerca de la fábrica, afectados por la inhalación de fibras de asbesto
La empresa Uralita S.A. tendrá que indemnizar a cerca de 40 personas por los daños que provoca en la salud la exposición ambiental al amianto, un producto cancerígeno usado masivamente en la industria y la construcción hasta su prohibición en 2002 en España. La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a la compañía, que empleaba el mineral cancerígeno para producir fibrocemento, a pagar unos dos millones de euros a los vecinos de Cerdanyola del Vallès y Ripollet que vivían en las proximidades de la fábrica principal de la empresa. Es la primera vez que la justicia admite la existencia de un nuevo tipo de víctimas, los pasivos ambientales, vinculado a la inhalación de fibras de amianto.
Una sola fibra de amianto basta para desarrollar una patología pulmonar potencialmente grave. Aunque puede tener un período de latencia de hasta 30 años, la exposición a este material provoca asbestosis (el pulmón se aprisiona y el paciente sufre continuas insuficiencias respiratorias), cáncer de pulmón y mesoteliomas (tumores de pleura cuya única causa conocida es el asbesto), que son los más letales. Cerdanyola del Vallès, donde se ubicaba una de las fábricas más grande de amianto propiedad de Uralita S.A, es, según los pneumólogos, la ciudad española con mayor prevalencia de mesotelioma.
Las víctimas, no obstante, no se pueden calcular con precisión porque, además de los trabajadores de las empresas, existen un gran número de víctimas denominadas pasivas. Por un lado están las pasivas domésticas, que son sobre todo, esposas y familiares de los empleados de la fábrica y que se encargaban de lavar la ropa de trabajo en casa, por lo que corrían el riesgo de inhalar fibras de amianto incrustadas en la ropa. En este caso, los tribunales ya han reconocido la vinculación del amianto con las enfermedades que desarrollaron familiares de los trabajadores.
Sin embargo, quedaba un tipo de víctimas que hasta la fecha no se había podido vincular: son los pasivos ambientales, personas que no han trabajado en la fábrica ni son familia de ningún empleado pero han estado expuestos al material cancerígeno por la cercanía de sus viviendas con la fábrica de fibrocemento. Ahora, no obstante, la Audiencia de Madrid reconoce que Uralita "no actuó con diligencia exigible al emitir sin el control adecuado al ambiente exterior las fibras de amianto de su explotación industrial, con lo que incurrió en responsabilidad civil de carácter extracontractual por los daños causados por las poblaciones circundantes de Cerdanyola del Vallès y Ripollet al inhalar sus habitantes las fibras de amianto emitidas al ambiente exterior sin el debido control por la actividad industrial desarrollada por la demandada".
El despacho de abogados Colectiu Ronda, que ha llevabo el caso, asegura que "lo que se ha vivido en Cerdanyola y Ripollet, como sucede en otras localidades donde se establecieron grades fábricas dedicadas a la fabricación y manipulación de fibrocemento y derivados, como es el caso de Castelldefels, es un verdadero drama que, desgraciadamente, perdurará durante décadas y que hasta ahora no gozaba del reconocimiento merecido, pues únicamente se consideraba probada la responsabilidad de las empresas en lo que atañe a sus extrabajadores y a las personas que convivían con ellas, expuestas al amianto por la negativa de Uralita a hacerse cargo de la limpieza de la ropa de trabajo, doble taquilla, y demás incumplimientos".
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