La sinfonía de la Navidad

El Mesías ha llegado a ser una obra tan arraigada en nuestro imaginario colectivo que es lo que cada uno quiere que sea. Podríamos considerarlo la sinfonía de estas fiestas, pero es en realidad un oratorio, un gran oratorio. Se nos antoja un canto navideño, pero lo cierto es que abarca la vida completa de Cristo y más allá, incluida la tortuosa pasión a la que Bach dedicó buena parte de su gran producción. El Mesías, sobre todo su célebre Aleluya se ha convertido en jingle, en música para el humor, en música para bodas… Es parte de nuestras vidas, parte de la Humanidad desde que un buen día Händel lo estrenara —curiosamente en abril— en Dublín, donde se encontraba de viaje.

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En busca de ‘El Mesías’

Estos martes y miércoles llega, como cada año, al Auditorio Nacional en la versión participativa organizada por la Fundación La Caixa. Medio millar de almas se pondrán a las órdenes del prestigioso Fabio Biondi que, acompañado del conjunto Europa Galante, comandará al ejército de voces que inundará las terrazas de la sala sinfónica de Príncipe de Vergara. Acompañan como sustento de la masa coral dos coros profesionales, que ejercen de comandantes de estas huestes musicales: el Polish Chamber Choir y la Schola Cantorum Gedanensis. Entre todos se encargarán de conducir al público a través de tres cantatas monumentales hasta el maravilloso Amén que corona la pieza tras haber pasado por el luminoso pasaje de la resurrección y la espectacularidad diseñada por Händel para el Juicio Final.

Algunos dicen que El Mesías fue concebido en una época de escasez productiva del compositor, ya que estaba dedicado en cuerpo y alma al oratorio. Y otros se aventuran a decir que Händel lo compuso guiado por la inspiración divina. A la luz de las emociones que suscita su música, no sería ridículo pensar que hay algo de otro mundo en ese coro que, con una sola palabra, nos eleva al cielo.