Antonio Estañ, sobre el Pacto del Botánico: “Nuestro objetivo no es romper, es cumplir”
El diputado de la formación morada señala que hay que visibilizar el valenciano como una oportunidad
El filósofo Antonio Estañ (Callosa de Segura, Alicante, 1987), dirige Podemos desde el pasado verano, cuando logró el 41,64% de los votos, frente a la lista presentada por la corriente de Pablo Iglesias. Apunta que quiere un Podemos horizontal, "más coral". El diputado señala que está de paso en política y que añora su trabajo en los movimientos sociales como el 15M y la PAH, de los que proviene. El dirigente alicantino no descarta romper el Acuerdo del Botánico si no se recogen en los presupuestos valencianos las reclamaciones de su formación. Podemos sostiene con su apoyo el Gobierno que preside Ximo Puig, formado por el PSPV-PSOE y Compromís.
Pregunta. ¿Apoya el recurso al 155 que presentará su partido ante el Tribunal Constitucional?
Respuesta. Sin quitar responsabilidad al Gobierno catalán y a la figura de Puigdemont, entendemos que la solución del conflicto pasaba por un diálogo con un referéndum pactado y no por una intervención, como fue el 155. Hay una crítica política a la aplicación del recurso, como también la hay a la DIU, que no compartimos, y una crítica jurídica, sobre si las competencias están justificadas.
P. ¿La actitud de Podemos frente al conflicto catalán le está perjudicando como señalan las encuestas?
“No hay problema de adoctrinamiento en la Comunidad Valenciana”
R. Es una postura que conlleva riesgos porque es una posición que trata de ser coherente con un modelo, el de Estado plurinacional, y nuestra defensa sobre el derecho a decidir del pueblo catalán con condiciones, con legitimidad. Entiendo que es una postura arriesgada pero la única para que el proyecto colectivo que queremos sea duradero por convicción, no por imposición. Porque por mucho que no se quiera atender la reivindicación, el 80% de catalanes quiere decidir, no la independencia, su relación con el Estado español. Es un problema político que hay que atender desde el punto de vista político.
P. ¿Cómo vive el conflicto Podemos en la Comunidad Valenciana?
R. Repercute en dos sentidos: la batalla simbólica de la transición que intenta recuperar la derecha, y el repliegue centralista que puede poner en riesgo el autogobierno conseguido. Hay leyes que se han aprobado en estas Cortes (pobreza energética, función social de la vivienda) que está recurriendo el Gobierno. Y eso es una reacción a lo que está ocurriendo en Cataluña, que invisibiliza la situación en la que están el resto de territorios. ¿Cómo se enfoca la visión plurinacional desde una mirada estrecha donde Cataluña se lo come todo? Cuando hay problemas en Extremadura, aquí y en Murcia. Problemas de encaje nacional que son globales, no solo de Cataluña.
P. ¿Es usted nacionalista?
R. No me considero nacionalista, pero sí pienso que debemos construir una identidad nacional que sea global y democrática, que reconozca que hay distintas formas de sentirse español, y donde quepan esas otras nacionalidades.
P. ¿Es necesaria la reforma de la Constitución? Usted no la votó.
R. Sí. Leí una estadística que decía que dentro de unos años solo las personas jubiladas habrán votado la Constitución. Es sano y urgente. No solo una reforma, un proceso constituyente para abordar la cuestión nacional pero fundamentalmente la cuestión social y democrática.
P. ¿Qué hace un filósofo en política?
R. La filosofía nos da herramientas para entender la política y manejarnos un poco mejor. Cuando apareció Podemos me sentí bastante identificado.
“Podemos es una herramienta y no un fin en sí mismo”
P. ¿Se siente bien con esta profesión?
R. Actividad. Estamos de paso. Y esa visión es positiva. No me gustaría eternizarme aquí. El trabajo institucional es importante pero también los límites y las inercias que produce. Me gusta la política, pero no tanto la de partido y la institucional. Es una experiencia positiva, se pueden hacer grandes cosas , pero conviene tener muy claro esa perspectiva de temporalidad.
P. ¿Cómo es el Podemos “popular” que quiere?
R. Nuestra idea es construir un movimiento popular. Lo fundamental y los cambios no lo consiguen los partidos, son los ciudadanos con un tejido social potente que estire de la gente que está en las instituciones temporalmente y nos obligue a ir más allá. Es decir, por mucho que estemos en las instituciones, si no hay una sociedad fuerte detrás no servirá de mucho y no podremos avanzar lo que nos gustaría. Es importante que Podemos tenga muy claro que es una herramienta y no un fin en sí mismo. Y que ponga a disposición de la sociedad todos los recursos que tenga. Moradas, centros sociales, destinando el excedente salarial a iniciativas sociales. Ayudando a construir el tejido popular.
P. Ha sido bastante crítico con su líder, Pablo Iglesias.
R. Nos falta dar muchos pasos en la organización interna. Toca el proceso de descentralizar la organización, hacerla más horizontal. Debemos tener una forma de actuar más coral. Más que crítico, es una lectura del momento. ¿Dónde debe estar Podemos, cuál es la estrategia que debemos desarrollar ahora? Tras la carrera para las generales entramos en un momento más pausado con otros objetivos.
P. ¿Van a dar su apoyo a los presupuestos?
R. Son los últimos que se van a ejecutar y tienen que ser decisivos para que se cumplan con los grandes objetivos del Botánico: los barracones, la reversión del modelo Alzira, un modelo de empleo que no compita por abajo en precariedad y recortes. Gran parte de las propuestas han sido incorporadas. Es un avance y estamos orgullosos de ello. Pero quedan otros aspectos: tasa turística, cambio climático, gestión de residuos. Nuestra predisposición es a votar que sí, que se aprueben siempre y cuando cumplan los objetivos del Botánico. Soy optimista , pero habrá que ver durante la negociación.
¿Cómo se enfoca la visión plurinacional desde una mirada estrecha donde Cataluña se lo come todo?
P. ¿Romperían el acuerdo?
R. Si no somos capaces de sacar adelante estos presupuestos tan importantes, habrá que pensar el proyecto. Nuestro objetivo no es romper, es cumplir.
P. ¿No es una amenaza?
R. No. Es cómo conseguimos que se cumplan los objetivos y no dejar atrás las promesas y las ilusiones que ha despertado este cambio tras 20 años del PP.
P. ¿Qué balance hace?
R. Fue un consenso de mínimos que han servido para parar el tren al que nos llevaba ese modelo: la burbuja inmobiliaria, el turismo masivo, el trabajo precario y el saqueo. Las cosas se están haciendo mejor, hemos parado el tren, pero no lo hemos cambiado de dirección. Corremos el riesgo de no sentar las bases de un Gobierno alternativo. Ahí es donde Podemos quiere que se tomen decisiones más valientes, para que los cambios sean profundos porque tenemos mucho que recuperar.
La Administración debe apoyar a todo el territorio para que pueda saber las dos lenguas oficiales y el inglés
P. ¿No han pensado en entrar en el Gobierno?
R. Siempre hemos pensado dónde es más útil Podemos. Al principio de la legislatura no se planteó, atendiendo a la necesidad de tener un pie en la calle donde tensionar y fiscalizar, y conforme ha ido avanzado hemos comprobado que éramos más útiles fuera. No estando en la gestión, pero sí fiscalizando. No lo descarto en un futuro.
P. ¿Explique qué es valencianismo popular?
R. Un proyecto colectivo de la Comunidad Valenciana que no esté basado en el nacimiento ni siquiera en la lengua que cada uno quiera usar. Pero sí en derechos. Que pasemos de los barracones a tener libros gratuitos es una muestra valencianismo popular.
P. ¿Y la lengua?
R. Hasta la fecha ha sido una herramienta, un arma política para dividir a los valencianos. Hay que ver la lengua desde el punto de vista de la oportunidad que supone tener la capacidad de ser bilingües a la puerta de casa. La administración tiene que hacer planes de choque para aprender valenciano, pero también debe centrar sus esfuerzos en las personas que no saben nada de valenciano porque no han tenido contacto directo, históricamente, tengan un acceso más fácil.
P. ¿Lo dice por el decreto que presentó el Consell y que finalmente retiró?
R. El decreto mejoraba el anterior, pero fallaba en cómo integraba la desafección que existía del valenciano, y, además, sin medios de comunicación propios, sin contenidos en valenciano. Al final la lengua se ve, sobre todo en las zonas periféricas, como un obstáculo. Generando rechazo. Hay que abordarlo de otra forma.
P. ¿Cómo?
R. Una de las enmiendas que hemos presentado a los presupuestos es para aumentar los profesores, para que los libros sean gratuitos y haya capacidad de conversación en las clases. Que la administración se preocupe de que existan los recursos y no como ha ocurrido hasta ahora. Otra propuesta nuestra, bastante polémica, es ir acabando con la exención. No tiene sentido que la única política lingüística concreta para zonas castellanoparlantes sea una que perpetúe el problema.
P. Pero ustedes sustentan el Gobierno.
R. El decreto venía del Consell y no tuvimos capacidad de maniobra. Luego sí que planteamos que se hiciera vía legislativa, es decir, en un espacio democrático, con fases donde la sociedad civil expresara su opinión y sus dudas a través de comparecencias y enmiendas. Una de nuestras críticas era vincular el valenciano al inglés. Quizás no fuera una discriminación, pero imposibilitaba a los castellanoparlantes a llegar a los máximos niveles de inglés porque era difícil llegar al máximo de valenciano en esas condiciones. Tenemos que visibilizar el valenciano como una oportunidad. La Administración debe apoyar a todo el territorio para que pueda saber las dos lenguas oficiales y el inglés.
P. ¿Hay adoctrinamiento por parte de este Gobierno?
R. Es un debate que no es serio, desconsiderado con los profesores, que se utiliza para hacer campaña. Todos los expertos señalan que no hay ningún problema de adoctrinamiento en la Comunidad Valenciana.
P. ¿Está de acuerdo con los pasos que ha dado el presidente Ximo Puig para conseguir financiación?
R. Creo que ha sido excesivamente confiado con el ministro Montoro, y, además, querer vincular la financiación al modelo territorial está haciendo que se retrase bastante más. Son cuestiones que están ligadas, pero hay una cuestión urgente, qué es cómo garantizamos los derechos de los valencianos y valencianas y cómo pagamos los servicios públicos. Ahora estamos en inferioridad de condiciones. El PSOE está haciendo un doble juego, el que hace en el Congreso de Diputados y el que aquí está siguiendo Puig. Es un tema complicado que requiere encajar muchas piezas, pero no puede ser que el mal diseño del sistema de financiación lo paguemos siempre los valencianos.
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