El tranvía se retrasa de nuevo y no tendrá proyecto hasta enero
El Ayuntamiento admite que la unión por la Diagonal depende de la voluntad de la oposición
Nuevo retraso en el tranvía, uno de los proyectos estrella del gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. El proyecto ejecutivo de la unión por la avenida de la Diagonal de los dos tramos existentes, el Trambaix y el Trambesòs, que tenía que estar listo este otoño, no estará acabado hasta enero. Mientras, el consenso político necesario para aprobarlo tampoco avanza, como se visualizó de nuevo en la comisión de estudio de la conexión.
La situación es paradójica, porque mientras tres ingenierías redactan el proyecto ejecutivo de la primera fase para unir el tranvía por la Diagonal (entre Glòries y paseo de Sant Joan), sigue en marcha la comisión de estudio. Pero de poco servirá la comisión, más allá de escuchar los argumentos de los técnicos y expertos; y constatar las discrepancias entre los grupos políticos: porque el trazado está más que decidido. La unión será por la Diagonal.
Sin test de la T-Movilidad en el Mobile
La T-Movilidad, el futuro sistema de validación y pago del transporte público en el área de Barcelona, no tendrá prueba piloto durante el Mobile World Congress que se celebrará en febrero de 2018, como estaba previsto. Fuentes de la Autoridad Metropolitana del Transporte (ATM) aseguran que no realizar el test no retrasará la puesta en marcha del sistema, prevista para dentro de un año. La cancelación de la prueba piloto se ha decidio porque “no generaría resultados significativos”, según la ATM.
De modo que, mientras en la comisión queda claro que a Colau le costará mucho lograr apoyo político para hacer realidad su promesa electoral, también los técnicos se retrasan.
El proyecto ejecutivo es de gran complejidad, admiten fuentes municipales. Además de las obras para poner las vías, que es lo más sencillo, unir los dos tranvías implica electrificar, unificar los dos centros de control que ahora existen en uno solo, coordinar el futuro tranvía con el resto de sistemas de transporte y el tráfico de vehículos... Es por esta razón que el documento que servirá para hacer las obras se está retrasando. Y no es la primera vez que se demora. La alcaldesa llegó a afirmar en enero de 2016 que las obras comenzarían antes de acabar 2017. Meses después, en marzo pasado, el ejecutivo admitió un nuevo retraso: proyecto en otoño y obras en 2018. Pero la realidad es que este 2017 no habrá ni proyecto. Si finalmente estuviera finalizado en enero de 2018, antes de poner máquinas en la calle todavía faltaría el consenso político para aprobarlo y licitarlo.
Mientras, en el Ayuntamiento se celebró ayer la tercera sesión de la comisión de estudio. En esta ocasión se trataba de escuchar a los autores de los estudios ya presentados con anterioridad y debatirlos. El de la administración, la Autoridad Metropolitana del Transporte (ATM), que apuesta por la unión por la Diagonal y ve ventajas para el transporte público, los peatones y las bicis, y poco impacto en el tráfico. El que encargó el PDeCAT, hecho por expertos de la UB, que concluye que los datos del anterior se utilizaron para favorecer la tesis de la unión por la Diagonal. O el del RACC, que asegura que unir los dos tramos generaría unos atascos monumentales en la salida sur de la ciudad y más contaminación. Ayer, el RACC pidió que se estudien otros trazados.
También intervinieron la Plataforma por el Transporte Público, que (lógicamente) defendió el proyecto. Y finalmente el presidente de la comisión de Urbanismo y Movilidad del Colegio de Ingenieros de Caminos, Jordi Julià, partidario de no tener tan en cuenta el impacto del tranvía sobre el tráfico: “Si hacemos estudios donde lo único que cuenta es el tiempo de la gente que va en coche, nunca podríamos hacer nada”, dijo.
La concejal de Movilidad, Mercedes Vidal, admitió que todo es cuestión de lo que acabe decidiendo la oposición: “La respuesta la tienen ustedes”, zanjó.
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