Ciudadanos, el PSC y el PP comparten nichos de votantes
Los constitucionalistas esperan un aumento de la participación
El bloque del 155 —como algunos independentistas, pero no solo, denominan al PSC, Ciudadanos y el PP—, afronta el 21-D disputándose por primera vez un electorado común que es contrario a la independencia, defensor en mayor o menor medida del Estatut y la Constitución y partidario de la unidad de España. Es cierto que los parecidos entre la formación de Inés Arrimadas y la de Xavier García-Albiol son mayores que las que puedan tener con los socialistas, pero la intervención de la autonomía ha situado a Miquel Iceta en un bando incómodo que le llevó a participar, por primera vez, en una manifestación de Societat Civil Catalana.
Todos los tanteos previos que han hecho el PP y Ciudadanos de prometer una estrategia común contra el independentismo antes o después de las elecciones han fracasado, por lo que se antoja muy difícil de imaginar que el PSC acabe sumando sus votos a ambas formaciones para investir a un president no independentista. Entre otros motivos, porque probablemente no baste: los tres partidos sumaban 52 de los 135 diputados en el disuelto Parlament, muy lejos de los 68 requeridos para la mayoría absoluta. Mucho habría de cambiar el electorado para conformar una mayoría constitucionalista, que Iceta siempre ha rechazado, con esos mimbres. Su discurso desde hace tiempo es el de “tender puentes y no crear frentes”.
Ciudadanos, que hace dos años logró 25 diputados y ha sido el primer partido de la oposición en el Parlament, afronta los comicios con mejores expectativas electorales que el PP, que obtuvo 11 diputados, aunque el PSC aspira a que la pérdida de unos diputados de la formación de Arrimadas, sumado a un previsible aumento por su parte (tenían 16), lo sitúen como principal fuerza constitucionalista. El PSC reivindica que gracias a su intervención, el alcance del artículo 155 ha sido más tibio de lo que se esperaba y quiere desmarcarse cuanto antes de esa actuación para reivindicarse como partido catalanista de centro izquierda y abandonar la marginalidad en la que está sumido en el Parlament desde que CiU recuperó el poder en 2010.
Español y catalán
Ciudadanos y el PP coinciden en recordar y reprochar al PSC su pacto de izquierdas que cristalizó en dos tripartitos y en acusar a los socialistas de que volverán a hacerlo en función de cuál sea el resultado. Es una manera de espantar a una parte de ese electorado socialista que, por encima de todo, se siente español y catalán y abomina del independentismo. El matiz que introduce el PSC para marcar perfil es la crítica a Mariano Rajoy por la pasividad mantenida durante años y la necesidad de afrontar la situación con una reforma constitucional.
Si en todas las elecciones resulta decisiva la participación para configurar el resultado, en las próximas lo será aún más, pues los comicios catalanes siempre han registrado un porcentaje más elevado de abstencionistas que en otras citas, tradicionalmente atribuido a un electorado no soberanista. Esa tendencia ya se invirtió en 2015, cuando lo que se pretendieron como unas elecciones plebiscitarias movilizaron a más del 78% del censo. El hecho de que los comicios los haya convocado Rajoy y que el independentismo haya prometido continuar con una estrategia conjunta después del 21-D hacen prever que los votantes del PSC, Ciudadanos y el PP se movilicen más que en otras citas.
Rivera reprocha que haya listas con imputados
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, reprochó ayer que las candidaturas de Junts per Catalunya (PDeCAT) y Esquerra Republicana incorporen a "imputados por malversación" de fondos públicos, en alusión a los exmiembros del Govern investigados, y subrayó que su formación presenta al 21-D una lista "limpia". "No queremos imputados por malversación para gestionar el dinero de la Generalitat; queremos gente limpia, honrada y que no esté bajo sospecha", dijo.
Rivera destacó que los políticos de Ciudadanos saben "gestionar una empresa, pagar gastos, cobrar una nómina, pedir un crédito y devolverlo", y que se dedican a la política temporalmente. En esa línea, la candidata a la Generalitat, Inés Arrimadas, aseguró que el suyo es un partido "muy cercano a la realidad" y que su objetivo es no poner trabas a los sectores que generan empleo.
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