La Generalitat intenta retener la colección de Tàpies
La familia del pintor ha subastado por 3,8 millones la pieza de Giacometti, una de las siete obras que vende
A comienzos de octubre la sala londinense de Christie’s vendió por cuatro veces su precio de salida (3,8 millones de euros), Homme (Apollon), una bella escultura de Alberto Giacometti. La pieza tenía un valor añadido: pertenecía hasta ese momento a la colección reunida durante años por Antoni Tàpies fallecido en 2012. La pequeña obra, creada en 1929 pero fundida en bronce en 1954, es una de las siete que los herederos del pintor han puesto a la venta en esta casa de subastas. A los pocos días le llegó el turno a Untitled (orange and yellow), una impresionante obra de Mark Rothko de 1969 que salía por un precio de 4,4 millones de euros, pero no encontró comprador. El resto, dos piezas firmadas por Joan Miró y una de Pablo Picasso, Paul Klee y Vasili Kandinsky está previsto subastarlas en febrero de 2018 a no ser que la Generalitat lo impida. Según ha podido saber este periódico, el día 9 de octubre, a la semana de la primera subasta, el consejero de Cultura Lluís Puig se reunió con Antoni Tàpies i Barba, hijo del pintor, con el fin de reconducir la situación e impedir la venta y dispersión de estas obras y del resto de la importante colección que su padre reunió a lo largo de toda su vida y que influyó y permiten conocer mejor su obra.
Según fuentes de la Generalitat “no estaría justificado que la Generalitat comprara una obra de Rothko o de Klee, pero estas piezas tienen valor por formar parte de la colección que Tàpies reunió”. Por eso, aseguran, “estamos buscando fórmulas para que las obras no se dispersen y se queden en Cataluña, que pasan por ofrecer unas condiciones con las que todo el mundo esté cómodo y la familia no se vea forzada a vender”. Fórmulas como las de “ofrecer la posibilidad de pagar con las obras sus impuestos o buscar a alguien que las adquiera y las done y deposite, por ejemplo en la Fundación Tàpies”, explican esas mismas fuentes aunque reconocen que “no es fácil porque estamos hablando de cifras muy altas ya que las obras tienen un precio de salida que oscila entre los 10,2 y 14 millones de euros, y no se disponen de esos recursos”. Unas cifras que vista el remate de la pieza vendida de Giacometti el 3 de octubre pueden acabar siendo mucho mayor.
Para consensuar la fórmula con todos los interesados y plantear una hoja de ruta, el 11 de octubre el director general de Patrimonio Cultural Jusèp Boya se reunió con Xavier Antich y Carles Guerra, presidente y director de la Fundación Tàpies, respectivamente y con Valentí Oviedo, gerente del Icub de Barcelona, aseguran desde la Generalitat.
Desde el Departamento de Puig explican que esas obras serían fundamentales para la Fundación Tàpies cuya misión es explicar al pintor y su mundo. Pero también mencionan que las dos obras de Miró (Painting de 1926 y Tete d’Homme de 1934) pueden ser también de interés para la Fundación Joan Miró, mientras que la obra de Picasso (Le coq saigné, de 1948) no hay duda que tendría un lugar destacado en el Museo Picasso de esta ciudad. Según ha podido saber este diario el museo de la calle Montcada ha intentado comprar esta obra pero su director Emmanuel Guigon no ha podido reunir la cantidad necesaria, más de 2,5 millones de euros, para poder adquirirla.
Según la Generalitat, los intentos para que la colección —estas siete obras que se subastan, pero también el resto de las piezas firmadas por Francisco de Goya, Marcel Duchamp, Jackson Pollock, Louise Bourgeois, Lucho Fontana, Norman Rockwell y otras anónimas de arte africano, sumerio, egipcio, maya, japonés, precolombino, arte popular y arte románico, fotografías y libros de bibliófilo—, no se vendan, son anteriores a la petición que realizó el Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes (Conca) el 28 de septiembre en el sentido de que se tomaran “medidas urgentes” para impedir la subasta de algunas de las piezas y la consecuente “dispersión de un patrimonio de valor excepcional por sí mismo y que fundamenta el discurso artístico de la obra propia de Tàpies, además de ayudar a interpretarla”.
El viernes la colección de Tàpies protagonizó una de las presentaciones de la VI Jornada de Mercado del Arte, Coleccionismo y Museos que organizan los Museos de Sitges. Glòria Domènech explicó cómo Tàpies fue formando su colección a partir de la década de 1940 en paralelo a su trayectoria profesional, pese a que no fue hasta 1960, con su consolidación, cuando comenzó a tomar importancia. Entre sus referentes, la colección de Picasso y la de Miró, el número especial de Navidad de la revista D’Ací i d’Allà de 1934, dedicado al arte del siglo XX y algunos números de Cahiers d’art, especialmente el de 1936 dedicado al objeto que Tàpies escribió que le había acompañado toda su vida y “aún lo tengo a mi lado, ahora dedicado por sus autores”. Domènech, jefa de la biblioteca de la Fundación Tàpies, se limitó a contestar que ella no estaba capacitada para hablar de la venta de la colección y que en todo caso sólo se subastaba una parte, no todas las obras de la colección.
La Fundación Tàpies ha mostrado en dos ocasiones parte de esta impresionante colección: en 2010 en la exposición Los lugares del arte y en 2015 en Colección de artista, siempre dialogando con las obras creadas por Tàpies.
Un ‘picasso’ por otro más moderno
La obra de Picasso que saldrá a subasta el próximo mes de febrero si la Generalitat no lo impide es el segundo picasso que estuvo en manos de Antoni Tàpies. Al comienzo tuvo uno en el que se veía un tema clásico de artista y su modelo, pero en marzo de 1968 aprovechando la exposición en la Galería Gaspar de las últimas obras del pintor malagueño, Tàpies lo cambió por otro más moderno, tras abonar alguna cantidad porque el segundo tenía un mayor precio. La obra era Le cop saigné, pintado el 27 de febrero de 1947 y terminado el 13 de octubre 1948, que le acompañó desde ese momento ocupando un lugar central en el salón de su casa de Barcelona, diseñada por el arquitecto José Antonio Coderch.
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