Oltra: “Quien confunde lo que me ha pasado con un escrache da cobertura al fascismo”
La Generalitat denuncia a la Fiscalía el acoso a la vicepresidenta del Ejecutivo valenciano
La vicepresidenta del Gobierno valenciano, Mónica Oltra, ha arremetido este viernes contra los dirigentes del Partido Popular que han equiparado el acoso que ella sufrió el pasado miércoles en su domicilio por parte de un grupo de ultraderecha con los escraches que activistas antidesahucios y otros movimientos sociales han ejercido en el pasado sobre cargos públicos. “Quien quiera compararlo o confundirlo está dando cobertura y alimentando al fascismo en esta sociedad, una de las mayores amenazas a la democracia”, ha denunciado, en tono de enfado, durante la habitual rueda de prensa posterior al pleno del Consell, que se ha celebrado en Alicante con motivo de la salida de la Volvo Ocean Race.
En su opinión, la denuncia que ha formalizado hoy mismo la Abogacía de la Generalitat ante la fiscalía, por si los hechos constituyen un delito de odio, acoso o de desórdenes públicos, es “un mecanismo de defensa de la democracia frente al fascismo y a quienes se creen en el derecho de pisar a la ciudadanía, la seguridad y la tranquilidad de la gente y sus derechos fundamentales”.
Oltra ha descartado personarse como acusación particular contra sus presuntos acosadores porque confía “plenamente” en la acción pública, pero ha anunciado que abordará el resurgir de los grupos de extrema derecha en Valencia con el delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan José Moragues, en una próxima reunión junto a otros temas, como la llegada de inmigrantes menores en pateras o la violencia machista.
La vicepresidenta de la Generalitat cree que la experiencia que ella vivió el miércoles por la noche en su casa, cuando acababa de dar de cenar a sus dos hijos menores, no puede calificarse de escrache. “Un escrache, y yo he tenido varios, se produce cuando un colectivo de personas, con una reivindicación política o social determinada, protesta pacíficamente delante de un político por temas relacionados con el ejercicio de su cargo. Y lo hace a la luz del día y a cara descubierta”, ha explicado.
Su caso, en cambio, responde a la acción de unos “fascistas” comandados por un “personaje de la oscuridad y conocido dirigente de un partido de extrema derecha”, ha afirmado en alusión a José Luis Roberto, líder de España 2000. A unos ultras que buscaban solo amenazarla y amedrentarla, colocarla en la diana y enviarle el siguiente mensaje: “No nos gustas quién eres y lo que piensas. Sabemos dónde vives con tu familia. Así que cuidadito”.
Esos manifestantes, ha recordado, iban cubiertos con máscaras como la que en la película Scream usa “un psicópata, un asesino en serie”, y su protesta carecía de “contenido político o social” más allá de su carácter intimidatorio. En ningún caso, ha añadido, se puede equiparar esa protesta “con las reivindicaciones de un colectivo social que en un momento dado dijo basta a que la gente se suicidara tirándose por las ventanas porque les tiraban de sus casas mientras se rescataba a los bancos con dinero público”. Y quien confunde ambas situaciones “está dando cobertura al fascismo en esta sociedad”, una de las mayores amenazas contra la democracia”.
En esa línea argumental, Oltra ha criticado duramente a la secretaria general del PP valenciano, Eva Ortiz, por aludir en medio de la polémica a la camiseta que la entonces portavoz de Compromís exhibió en el Parlamento valenciano con la imagen del expresidente valenciano Francisco Camps junto a la leyenda “Wanted, only alive” (“Se busca, solo vivo”). “Yo me puse aquella camiseta porque el PP eludía sistemáticamente el control parlamentario, cuando teníamos uno de los gobiernos más corruptos de la historia, probablemente, de Europa Occidental. Lo hice a cara descubierta y delante de todo el mundo”, ha rememorado.
“Y si la señora Ortiz quiere equiparar eso con lo que ocurrió el otro día en mi casa, o con los fascistas que cogen un bate de béisbol para agredir a gente en una manifestación pacífica, es que tiene que revisar urgentemente su cultura democrática.
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