La ciudad menos independentista
L’Hospitalet vive una importante movilización con algún incidente
L’Hospitalet de Llobregat, la menos independentista de las grandes urbes catalanas, también vivió el domingo una importante movilización que logró mantener abiertos todo el día 18 puntos de votación. La ciudad no escapó de los incidentes, aunque se concentraron en un solo punto: el Instituto Can Vilumara. La intervención de más de una decena de furgonetas antidisturbios de la Policía Nacional, que causó dos heridos leves y algunos daños materiales, provocó un agrio enfrentamiento entre la alcaldesa, Núria Marín (PSC), y el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo (PP). Marín exigió y logró que la policía abandonara la ciudad tras los incidentes.
A falta de conocer los resultados, los precedentes auguraban una baja participación. En la consulta del 9-N, esta no alcanzó el 25% y uno de cada tres votos emitidos fue contra la independencia. A primera hora de la mañana, algunos puntos de votación incluso tenían problemas para reunir la suficiente gente y pidieron ayuda a los otros colegios. A las 6.55, los concentrados en el centro de atención primaria (CAP) Gornal lanzaron un mensaje de auxilio: “¡Necesitamos gente en la puerta del CAP, por favor!”. Desde el Instituto Provençana, uno de los más concurridos, una decena de personas partieron antes hacia allí.
El reparto de urnas estuvo preparado al detalle y logró sobreponerse a la incautación por la policía local de cuatro unidades. Un utilitario de color gris fue el encargado de dejarlas minutos después de las siete de la mañana en al menos dos colegios: Provençana y el CAP Sanfeliu. Los movimientos del coche eran sigilosamente coordinados por una decena de personas.
L’Hospitalet siguió durante toda la mañana con atención los incidentes de Barcelona. En la ciudad, sin embargo, reinó una absoluta calma que se tornó en tensión minutos antes de la una de la tarde. Una veintena de furgonetas de antidisturbios se reunieron en una zona industrial, desde donde los agentes y sus mandos prepararon el operativo para intervenir en la ciudad. De allí, salieron hacia el Instituto Vilumara, donde se produjeron los incidentes. La gran tensión vivida en el centro, la resistencia de los vecinos y la intervención de la alcaldesa hicieron que esta intervención —la primera de varias diseñadas— fuera la única registrada en la ciudad.
Tras los incidentes, la asistencia a los colegios vivió un gran repunte y la gente aguardó colas de más de dos horas para votar.
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