Ramon Pichot, el otro gran amigo de Picasso
El MNAC recupera en una exposición a una de las figuras más olvidadas del arte catalán del siglo XIX que convivió en París con el malagueño
En 1899 la familia Pichot, encabezado por la matriarca Antonia Gironès y su marido Ramon Pichot construyeron una casa en la punta de Es Sortell, junto a la playa de Sa Conca de Cadaqués. Allí comenzó a veranear el numeroso clan formado por el matrimonio y sus siete hijos, además de las parejas y amigos de muchos de ellos. En los hermanos Pichot estaban representadas casi todas las artes: músicos como el violinista Lluís, el violonchelista Ricard y la pianista Mercè, cantantes de ópera como Maria y pintores como Ramon. Pronto, las reuniones en las que acudían otros artistas como Granados, Utrillo, Sert, Fabra, Ribera o Picasso se hicieron famosas en esta pequeña y apartada localidad en la que todavía era extraño ver alguien llegado del otro lado del macizo del Puig de Paní que la aislaba y protegía.
El pintor Ramon Pichot (Barcelona, 1871-París, 1925) acabó siendo una de las figuras más destacadas del arte catalán de finales del siglo XIX. Desdibujado y recluido en colecciones particulares, el MNAC —que cuenta solo con el óleo Ofrenda— lo reivindica en la exposición Ramon Pichot. De Els Quatre Gats a la Maison Rose primera monográfica de este pintor en la que se recorre a partir de 42 obras la vida y la obra a través de tres lugares: Barcelona, donde nació, París donde vivió y murió y Cadaqués, su paisaje inspirador y el lugar al que nunca dejó de volver. Un recorrido en la que están presentes figuras como Santiago Rusiñol, pero sobre todo Picasso, con el que tuvo una intensa relación en París, tal y como delata la impresionante fotografía en la que Pichot está sentado en el estudio del malagueño, además de los retratos que le hizo estos años.
Pichot fue uno más de la famosa Colla del Safrà junto con Joaquim Mir e Isidre Nonell y comenzó exponiendo como ellos en Els Quatre Gats, pero también fue amigo de pintores de la generación anterior como Ramon Casas y Santiago Rusiñol, con el que viajó a Madrid donde copiaron a el Greco y a Granada donde pintó gitanas e interiores de palacios de la ciudad. “Fue una figura puente de dos generaciones”, explica Isabel Fabregat, comisaria de la muestra que proporciona, además la primera monografía del artista. Fabregat ha determinado que la producción de Pichot fue de unas 300 obras.
Como sus amigos viajó a París, donde ya estaba en 1900 preparando su primera exposición individual. A diferencia de la mayoría él ya no regresó y se instaló a vivir allí hasta que falleció en 1925. “Acabó integrado en los ambientes artísticos y bohemios de Montmartre, exponiendo en la célebre sala dels Fauves en 1905”, explica Fabregat. Allí contactó con Picasso y con su amigo Carles Casagemas que acabó suicidándose en 1901 tras ser rechazado por Laure Gargallo, Germaine. Tras fallar el tiro con la que intentó matarla se apuntó en la cabeza y se quitó la vida a los 20 años. Dos años después, Germaine y Ramon Pichot se casaron en París.
La exposición arranca con obras como Siesta de invierno emparentada con obras como la Catedral de los pobres de Mir, carteles modernistas para marcas publicitarias para pasar a sus ambientes bohemios y de burdeles parisinos (imágenes de la ciudad moderna) que tanto les gustaban a él y a sus amigos y en los que queda patente sus gustos por los colores intensos, una de las características que más resalta la comisaria. Pichot también fue grabador e ilustró libros para otros artistas como Rusiñol (Fulls de la vida) y el poeta y dramaturgo Eduard Marquina (casado con su hermana Mercè) y cultivó temas como las escenas de género, el tipismo, teñido de gris. y los retratos.
La sala de exposiciones temporales del MNAC permite mostrar como a pesar de los diferentes momentos de la carrera del pintor hubo una constante que se mantuvo: Cadaqués, el lugar que le inspiró y fue un punto de encuentro. Fueron estos paisajes de calas y montañas los que Salvador Dalí cuya familia también era amiga de los Pichot —de hecho la casa de Es Llané fue primero un granero de la cantante Maria Pichot que alquiló el notario para veranear— contempló y reprodujo. “Los cuadros de este momento del joven Dalí son muy parecidos. Dalí descubrió el impresionismo a través de Pichot”, explicó Fabregat.
Pichot y su esposa Germaine se instalaron en 1923 en la Maison Rose, un edificio de Montmartre que Rusiñol y Utrillo habían pintado, donde él tenía su taller y ella regentaba un restaurante tal y como aparecen en otra de las fotografías. Las imágenes son otro de los atractivos de la exposición. Impagables las de la familia Pichot, más de veinte miembros, en la casa de Es Sortell. No era extraño que a comienzos del XX, cuando aparecía un personaje despistado, bohemio y estrafalario en la recóndita Cadaqués se dijera: “Es un pichot”.
Germaine, la mujer de todos
Picasso culpabilizó a Germaine (que también había sido amante suya) del suicidio de su amigo Casagemas, pero también de la muerte de Pichot en 1925. Ese año pintó la obra Las tres bailarinas, actualmente en la Tate. El malagueño, que afirmó que la pintura se tendría que haber titulado La muerte de Pichot, representó tres figuras que tienen las manos entrelazadas: a la derecha Pichot, a la izquierda Germaine y en el centro, crucificado, Casagemas. Pese a todo, Picasso la ayudó económicamente en 1939 cuando ella se lo pidió.
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