Calles en blanco por el alzhéimer
La fundación Pasqual Maragall retira el nombre de algunas vías de la ciudad para sensibilizar sobre la desorientación que sufren los enfermos con esta dolecia neurodegenerativa
El laberíntico barrio de Gràcia de Barcelona se levantó ayer con algunas de sus calles en blanco. La placa que nombra a la plaza de la Vila de Gràcia, punto neurálgico de vecindario y sede del distrito, estaba vacía. También sus aledaños. Los carteles que marcan el punto de partida de la calle Mozart y de la calle Goya estaban en blanco. Ni una sola letra. “Queremos reproducir lo que le pasa a las personas cuando inician los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer”, justificó el doctor Jordi Camí, director de la Fundación Pasqual Maragall. La entidad, que lucha para prevenir esta enfermedad neurodegenerativa, es la artífice de esta campaña de concienciación en vísperas del día mundial del alzhéimer, que se celebra mañana.
La desorientación y los olvidos esporádicos son los primeros síntomas que sufre un enfermo de alzhéimer. La enfermedad, no obstante, se gesta hasta 20 años antes de empezar a manifestar estas incipientes señales de alerta. La dolencia no tiene cura y tampoco hay tratamiento para frenarla, solo paliativos. Por eso la campaña Calles sin nombre, ideada por la agencia Ogilvy Barcelona, incide este año en la prevención como mejor tratamiento para combatir la enfermedad. Según la fundación Pasqual Maragall, “uno de cada tres casos de alzhéimer podría evitarse siguiendo pautas de vida saludable”.
Durante los próximos dos días, la plaza y cinco calles del barrio de Gràcia mantendrán sus placas en blanco para que los viandantes puedan ponerse en la piel de un enfermo de alzhéimer y empatizar con una patología de la que se diagnostica un caso nuevo en el mundo cada cuatro segundos en el mundo. Actualmente, unos 46 millones de personas sufren demencia, la mayoría causada por esta enfermedad neurodegenerativa.
Las investigaciones de las últimas décadas no han sido muy fructíferas a la hora de frenar el deterioro cognitivo que provoca el alzhéimer. Según un estudio de la revista Cleveland Clinic, el 99,6% de los ensayos clínicos contra el alzhéimer han fracasado. Por ello, la comunidad científica ha optado por redirigir el punto de mira hacia la prevención y atajar la enfermedad antes de que aparezca.
Prevenir la enfermedad
“En ciencia no contamos con curar o revertir las lesiones de la gente que padece la enfermedad. Pero avanzaremos mucho más si conseguimos prevenirla”, reconoció ayer Camí. Y precisamente en esta línea actúa la entidad que dirige, que cuenta con la colaboración de la Fundación La Caixa. La organización puso en marcha hace tres años el estudio ALFA, un proyecto para investigar el alzhéimer en fases asintomáticas a partir de gente sana, la mayoría familiares de enfermos.
En estos años, la fundación Pasqual Maragall ha reunido más de 2.700 voluntarios para este banco de cerebros sanos. Y a ellos han recurrido los investigadores de la entidad para su último hallazgo, en el que han demostrado una estrecha relación entre el alzhéimer y los factores de riesgo vascular.
Los científicos han descubierto que las personas con mayor riesgo genético de padecer alzhéimer —las que son portadoras de dos copias de una versión del gen APOE— tienen mayores probabilidades de presentar anomalías vasculares en el cerebro. Así, controlando los factores de riesgo vascular (sedentarismo, hipertensión, tabaquismo), se podría evitar el desarrollo de la enfermedad. “El control de los factores de riesgo modificables en los individuos con un mayor riesgo genético de desarrollar alzhéimer es una buena estrategia preventiva para reducir la aparición de demencia”, apunta el doctor Juan Domingo Gispert, jefe de neuroimagen de la fundación.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.