Los casos de tos ferina se reducen en un 44% el último año
La vacunación sistemática a las embarazadas, que se puso en marcha en 2014, ha reducido la incidencia y la mortalidad, sobre todo en recién nacidos
La tos ferina, una enfermedad vacunable que se produce por una bacteria y provoca crisis de tos convulsiva, empieza a remitir en Cataluña después de unos años en los que repuntó. Según el último informe de Salud Pública de la Agencia de Calidad y Evaluaciones Sanitarias (AQuAS), dependiente de la Generalitat, los casos registrados en 2016 (1.924 afectados) han bajado un 44% con respecto al año anterior. La vacunación sistemática a las embarazadas, que se puso en marcha en 2014, ha reducido la incidencia y la mortalidad, sobre todo en recién nacidos.
La inmunización contra esta dolencia está en el calendario vacunal sistemático: desde 1984, se administran dosis a los dos, cuatro y 11 meses; y luego, a los seis, 14, 40 y 65 años se dan otras dosis de recordatorio. Sin embargo, y pese a que la cobertura vacunal en los primeros años de vida ronda el 95%, en 2011 se detectó un enorme repunte de los casos: la tasa de afectados se quintuplicó en un año, pasando de 325 casos en 2010 a 1.572 en 2011. Desde entonces no baja del millar de enfermos al año y en 2015 alcanzó un gran pico con 3.435 casos, el más grande desde que se instaló la vacunación sistemática en 1984. Aquel año hubo 5.745 casos.
“Esta enfermedad cursa cíclicamente. Cada cuatro o cinco años vemos un pico. En 2011 estaba afectando a niños muy pequeños, de menos de un año. El 2015 fue un año epidémico pero hubo un cambio de patrón y el grupo más afectado eran niños adolescentes. En ese caso hubo menos hospitalizaciones y no mortalidad", explica Mireia Jané, subdirectora general de Vigilancia y Respuesta a Emergencias Sanitarias de Salud Pública. Desde 2013 no se registra ninguna muerte por tosferina, aunque entre 2008 y 2012, fallecieron 13 personas, la mayoría bebés de menos de un año.
Jané destaca el efecto de la vacunación como estrategia preventiva y del impacto de la vacunación a embarazadas (entre las semanas 27 y 36). “Con los años también hemos reforzado los sistemas de vigilancia epidemiológica y las cifras reflejan mejor la realidad”, agrega la especialista. En su primer año dentro del calendario, la vacuna a embarazadas redujo los casos en menores de tres meses del 9% en 2014 al 3,8% en 2015.
Con todo, Jané espera que “se mantenga el patrón epidemiológico”, pues la mortalidad y la agresividad de la tosferina están muy vinculadas a la edad: los casos más complejos y con peor pronóstico son en menores de un año.
Paperas al alza
La enfermedad que sí repuntó en 2016 y alcanzó una situación “epidémica”, según el Departamento de Salud, fue la parotiditis. En un año aumentó un 157%, pasando de 435 casos en 2015 a 1.118 en 2016. “Hay gente que no se vacuna y quizás, en el caso de la vacuna de la parotiditis, con los años puede haber una reducción de la inmunidad. Lo importante es actuar en los grupos de riesgo y mantener las coberturas vacunales”, avisa Jané.
La hepatitis A también ha aumentado debido a un brote registrado en Barcelona entre hombres que tiene sexo con hombres, aunque desde Salud Pública advierten de que está controlado. “Hay que insistir en la importancia de la vacunación. Es muy necesaria la prevención a través de la vacuna”, insiste la doctora y advierte de que el sarampión, por ejemplo, pese a estar en una etapa de pre erradicación, ha vuelto a repuntar con brotes en muchos países europeos entre gente no vacunada. Solo en Italia se produjeron 6.000 casos y tres muertes.
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