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VERANOS ‘AL CURRO’

“No piso la playa y la tengo al lado”

Arantxa González es estudiante de emergencias sanitarias y en verano trabaja de 'hostess' en un chiringuito para "vivir mejor" en invierno

Rebeca Carranco
02/08/2017 Arantxa Gonzalez, 22 a–os, hostess del restaurante Kauai de Gava. Foto: Joan Sanchez010/02/2017 El director general de operaciones Amazon para Espa–a e Italia, acompa–ado por el Presidente de la Generalitat Carles Puigdemont y el alcalde de El Prat Lluis Tejedor han visitado esta ma–ana las obras del centro log’stico que la compa–’a esta construyendo en El Prat de Llobregat. Foto: Joan Sanchez
02/08/2017 Arantxa Gonzalez, 22 a–os, hostess del restaurante Kauai de Gava. Foto: Joan Sanchez010/02/2017 El director general de operaciones Amazon para Espa–a e Italia, acompa–ado por el Presidente de la Generalitat Carles Puigdemont y el alcalde de El Prat Lluis Tejedor han visitado esta ma–ana las obras del centro log’stico que la compa–’a esta construyendo en El Prat de Llobregat. Foto: Joan SanchezJoan Sanchez (EL PAÍS)

Después de un día de sol, con el bañador todavía mojado y el pelo enredado y con gusto a sal, apetece ir al comer algo. Arantxa te recibe con una sonrisa bajo el techo de cañas, con la melena azabache recogida en un moño. De fondo suena Papa don´t Preach de Madonna. Es la recepcionista o, en versión más sofisticada, la hostessdel chiringuito Kauai, en Gavà Mar

—¿Puedes responder tú al teléfono media hora?, pide a un compañero.

Esa es buena parte de su trabajo: atender al teléfono para anotar las reservas, sentar a los clientes y preparar la cuenta cuando se van. “Algunos ya llaman preguntando por ti”. De otros, se acuerda ella perfectamente de su cara a pesar de que en un sábado normal de agosto pueden pasar unas 600 personas por el restaurante, y otras 300 por la zona de copas, que está al lado. “Tengo memoria”, garantiza.

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Arantxa González tiene 22 años — “bueno, en nada cumplo 23”— y cuando todo el mundo está de vacaciones, ella trabaja. “Mi madre tiene vacaciones. Mis amigos, también. Se van a Ibiza, a Mallorca, a Menorca… Está estipulado así, en verano se cogen vacaciones”. Pero se lo toma con filosofía. Cuando todos vuelvan al trabajo, ella espera irse al Caribe o a cualquier otro sitio a descansar.

“Cuando encuentras un trabajo en temporada, sabes que en invierno vivirás mejor”, añade. Asegura que por el mismo trabajo en hostelería, en verano se pagan 300 ó 400 euros más de media al mes. Empezó en el mundo de la restauración con 19 años, cuando estudiaba integración social. Al llegar el verano, su madre le dio el empujón: “Haz algo, ponte a trabajar”. Empezó en temporada, y después compaginó las dos cosas el resto del año, a tiempo completo. Así se pagaba los estudios. “Pero a los dos años, me quemé”, por lo que se tomó un mes de relax, y reenfocó las cosas: Arantxa se convirtió en esas personas que cuando todo el mundo libra, se va de puente, o celebra fin de año, trabaja.

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En Kauai está encantada. Así lo dice, y así se la ve. “Todos somos muy jóvenes, eso crea un ambiente de trabajo diferente. Te ríes con los compañeros, el cliente lo nota y se contagia”. Además, a ella le gusta la hostelería. “Soy extrovertida, me gusta trabajar con la gente”. La clave, dice, es “no tomarte las cosas de forma personal y no llevártelo a casa luego”. Porque siempre hay algún cliente que… “Pero normalmente vienen relajados. Han tomado un aperitivo, luego se quedan a comer, y acaban en la zona de copas…".

A las dos de la tarde de un miércoles hay unas ocho mesas ocupadas en el Kauai. Solo en una se distingue claramente que los comensales son extranjeros. Dos crías juegan entre las ramas de un árbol gigante mientras sus padres comen. Luego llegan un par de jóvenes, toalla en mano, y de fondo suena ahora I Don´t want to miss a thing, de Aerosmith. Una camarera enseña la pizarra verde con postres, entre ellos el clásico corte de nata, vainilla y chocolate… “Vienen turistas de los hoteles, hacemos eventos, acogemos congresos de abogados... Tenemos de todo”, dice la jovencísima recepcionista.

Su lugar habitual es el mostrador del chiringuito, desde donde se ve una duna de arena, antesala de la playa, el sol, el mar, los gritos de verano... “Eso es una de las cosas malas. No piso la playa y la tengo al lado”, lamenta Arantxa. Suele entrar cada día a la una de la tarde, trabaja hasta las cinco y regresa a las ocho y media, hasta medianoche, con un día de fiesta a la semana. Y así desde mediados de junio hasta mediados de septiembre.

Lleva ya casi cinco años en el sector de la hostelería, pero no se pone una fecha para dejarlo ni siquiera descarta dedicarse a ello a tiempo completo. Por ahora quiere acabar los estudios de técnico de emergencias sanitarias. Luego, el tiempo dirá.

“El verano huele a sal con agua”

¿Dónde iría de vacaciones? A la Riviera Maya. Quiero caribe, sol y la playa.

¿Qué quiere ser de mayor? Me gustaría trabajar con adolescentes problemáticos. Es muy satisfactorio cuando ves que quizá cambian un poco.

¿A qué huele el verano? ¡A Kauai playa! A playa. A sal con agua, como huele la piel cuando sales del mar.

¿Es más de tinto de verano o de gin-tonic? De tinto de verano.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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