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EXPOSICIONES

Ada Lovelace, la primera informática del mundo

La Fundación Telefónica dedica una muestra a la vida de la hija de lord Byron, precursora de la programación

Retrato de Ada Lovelace.
Retrato de Ada Lovelace.

“Demasiado matemática”. Así definían muchos de sus contemporáneos a la brillante matemática y escritora Ada Lovelace (Londres, 1815-1852). Pero lo cierto es que la formación científica de la que es considerada la primera programadora de la historia estuvo fuertemente influenciada por la poesía, una rareza que no parece tal, teniendo en cuenta que fue la única hija legítima del poeta lord Byron. En 2015 se cumplieron 200 años de su nacimiento y, desde entonces, muchas instituciones le han dedicado exposiciones y homenajes. En Madrid, la encargada de rendir tributo a esta figura pionera de la informática ha sido la Fundación Telefónica, que, en la muestra de pequeño formato Ada Lovelace. La encantadora de números (hasta el 15 de octubre), recorre los hitos de su biografía.

De inteligencia privilegiada y salud delicada, Lovelace recibió una educación peculiar para una mujer de su tiempo. Su madre, Annabella —que abandonó a Byron al poco de casarse, tras enterarse de sus infidelidades—, se empeñó en alejar a su hija de toda influencia poética y diseñó para ella un completo plan de estudios en el que, además de historia o música, aprendiera ciencias y matemáticas. Una de sus tutoras fue otra mujer: la matemática y astrónoma autodidacta Mary Somerville, con quien mantuvo una intensa correspondencia. Además, entre sus ilustres mentores se encontraba Augustus De Morgan, quien reconoció que, de haber sido un hombre, Ada podría haber llegado a convertirse en toda una eminencia de las matemáticas.

Maquina analítica, precursora de los ordenadores y en cuyo desarrollo teórico Ada Lovelace fue clave.
Maquina analítica, precursora de los ordenadores y en cuyo desarrollo teórico Ada Lovelace fue clave.

Su vida cambió cuando conoció al científico e inventor Charles Babbage, creador de la máquina analítica, considerada el antecedente de los modernos ordenadores. Ambos mantuvieron una gran amistad y se escribían constantemente para intercambiar detalles sobre el invento. La máquina analítica nunca llegó a fabricarse, aunque sí suscitó el interés de muchas personalidades de la época. El único documento publicado sobre el invento de Babbage fue el que escribió el ingeniero militar Menabrea en una revista francesa.

Ada fue la encargada de traducir este artículo al inglés y de añadir una serie de notas explicativas que acabaron por duplicar en extensión al texto original, puesto que incluían sus interpretaciones personales y filosóficas. Estas anotaciones ya avanzaban algunas de las ideas modernas sobre programación e incluían el sistema de tarjetas perforadas, inspirado en el telar de Jacquard, que sería el que se utilizaría para programar los primeros ordenadores en los años cincuenta del siglo XX. A pesar de sus esfuerzos, la madre de Ada nunca logró alejarla de la poesía; su hija no dejó de perseguir lo que ella denominó “ciencia poética”, y se consideró a sí misma una “analista metafísica”. Esta concepción de lo científico y el valor que le otorgaba a la imaginación favorecieron sus análisis visionarios, que supieron ir un paso más allá de la racionalidad científica.

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