Tras los pasos de Cervantes
El Arts Santa Mònica expone las fotografías de José Manuel Navia realizadas en los lugares que visitó el autor de ‘El Quijote’
A Miguel de Cervantes se le asocia, por su gran obra El Quijote, con la aridez y los campos casi desiertos de La Mancha por donde el caballero y su eterno acompañante Sancho deambulaban, en una especie de confusión entre el personaje y su creador. Pero Cervantes viajó, y mucho, por todo el Mediterráneo, visitando países como Italia, Grecia, Túnez, Argelia y Portugal, entre 1569 y 1580 (los últimos cinco años cautivo en Argel), desde que era un veinteañero hasta que tenía 33 años; o lo que es lo mismo, durante sus principales años de juventud y formación. No hay que olvidar que el sobrenombre de Cervantes del manco de Lepanto, le vino por su participación en esa batalla de 1571 en la que recibió tres tiros de arcabuz: “El pecho mío de profunda herida sentía llagado, y la siniestra mano estaba por mil partes ya rompida”, escribió el mismo años más tarde. No se le amputó el brazo, pero su mano derecha quedó inservible para siempre.
Cervantes también viajo por España. No solo por Madrid y Castilla-La Mancha, fácilmente asimilables al escritor, sino también, por Extremadura, Sevilla donde vivió y toda Andalucía, Valladolid y Barcelona.
Esos mismos escenarios los ha revisitado el fotógrafo José Manuel Navia a lo largo de dos años, 2014 y 2015, dando por resultado la exposición y el libro Miguel de Cervantes o el deseo de vivir, que después de recorrer medio mundo ha recalado en el Arts Santa Mònica de Barcelona, la única ciudad real que sale en su obra magna y a la que Cervantes le dedicó elogios como: “Archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza única”.
“Llegué a Barcelona en junio de 2015, a la Barceloneta donde los jóvenes tiraban cohetes, en el mismo lugar donde Don Quijote sufrió su gran derrota frente al Caballero de la Blanca Luna y decidió volver a su casa”, explica Navia, con respecto a una de las imágenes más oníricas de su reportaje, portada, además, del libro que ha editado Ediciones Anómalas.
La exposición fruto de la colaboración entre Acción Cultural Española (AC/E) de la que puede verse en Barcelona otra exposición (Tapas. Spanish Design For Food, en el Museo del Diseño) y el Instituto Cervantes con ocasión del 400 aniversario de la muerte del escritor en 2016, muestra 42 fotografías —la serie completa está formada por 85— tomadas por el fotógrafo que hace suyo el territorio cervantino y evoca cada uno de los escenarios vividos por el escritor, iniciando el viaje en su Alcalá de Henares natal. Algunas son alusiones directas a lugares quijotescos como las Lagunas de Ruidera, las ventas y los caminos. Otras son lugares donde es patente la huella de esta obra. Las imágenes van acompañadas de textos y citas literarias sobre el soldado, novelista, poeta y dramaturgo español más universal y sus obras.
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