El buen ojo de Ramón Masats
El fotógrafo expone en Barcelona tras 15 años de ausencia
Perteneciente a la generación de profesionales de los años cincuenta que llevaron la fotografía a la modernidad mediante su trabajo repudiando el llamado salonismo de las imágenes creadas para colgar en el salón de casa, Ramón Masats (Caldes de Montbui, 1931), junto con Ricard Terré y Xavier Miserachs, es uno de los grandes de la fotografía española. Catalán de nacimiento y madrileño de adopción desde que se trasladó a la capital española a trabajar en 1957, ha estado ausente del panorama cultural barcelonés desde 2002, cuando La Virreina le dedicó una muestra. 15 años después, regresa, en concreto a la sala Ana Mas Projects de L’Hospitalet de Llobregat, con 61 fotografías de su primera producción. La exposición Ramón Masats. 1953-1965 comisariada por la experta e “hija putativa” Laura Terré —hija del fotógrafo Ricard Terré—, reivindica sus primeros trabajos y la catalanidad de este autor que, pese a sus 86 años y que lleva más de doce años lejos de la fotografía, se mantiene lleno de vitalidad.
“Son fotos hechas antes de ser un profesional, que hacía sin otro interés que el fotografiar. Porque he hecho muchas más fotos que la de siempre, he tenido buen ojo”. Se refiere a su foto más icónica, la del seminarista lanzándose, con la sotana al vuelo, a parar el chute de un compañero. Tiene otras imágenes multireproducidas, como la de la mujer de Tomelloso que en 1960 marca la línea en la pared de su casa recién encalada con una línea azul añil que en la foto parece un intenso negro. Masats recuerda las historias que hay detrás de sus fotografías, como la mujer que sostiene a su bebe en brazos en el barrio de barracas del Somorrostro de 1953, el distinguido señor que mira, con disimulo, uno de los viejos libros del Mercado de Sant Antoni, de 1954 y la anciana que cuidada a Machado en Segovia de 1959. “Nunca robé una foto, siempre hablaba con las personas que quería fotografíar. La situación antes era diferente, no había problemas con la privacidad. Ahora la gente hace valer su derecho a la imagen, cosa que me parece bien porque nunca sabes dónde puedes ir a parar. De todas formas, yo era muy discreto y todo el mundo fue amable conmigo”.
“Masats y los de su generación no trabajaban con esta idea de amateur de hacer cosas raras, sino de que la fotografía sirviera para algo más, que explicara lo que estaba pasando”, tercia Terré.
En un momento dado, Masats abandonó la fotografía para realizar y dirigir documentales y programas, como algunos capítulos del inolvidable Si las piedras hablaran presentado por Natalia Figueroa. “Nunca tuve problemas con ella, era una gran profesional”. En 1970 dirigió, incluso, el largometraje Topical Spanish, “con guion de Chummy Chúmez y mío, en el que salía Colita vestida de monja”, recuerda. Luego volvió a la fotografía. “Me llamó la editorial Lunwerg y empecé a hacer fotos en color para sus libros. El paso no fue un cambio radical, seguí haciendo lo mismo”, confiesa Masats, junto a sus trabajos de juventud.
Copias 'vintage'
Masats se reconoce descuidado cuando se le pregunta por su archivo. “Soy un vago, no me gusta trabajar, ya lo he hecho muchos años”, asegura con una sonrisa de niño malo. ¿Y qué espera de esta exposición? “Que se vendan todas. Me sale la parte catalana”. Las 61 imágenes son “copias profesionales” de época, vintage, explica. Se pueden adquirir entre 2.500 y 6.000 euros cada una.
Influido por Henri Cartier Bresson dice admirar a Chema Madoz “aunque no tiene nada que ver con mis fotografías”. También reconoce el valor de los fotoperiodistas actuales. “Se exponen de una manera que yo nunca me expuse. Hoy en día hay muy buenos fotógrafos”, reconoce.
El autor, premio Nacional de Fotografía en 2004, asegura sentirse reconocido en España, mientras que en Cataluña “no se me ha dado ningún reconocimiento, pero es normal, vivo y tengo la galería en Madrid desde hace muchos años”, remacha con resignación.
Al seminarista le marcaron gol
Una de las fotografías más icónicas de Masats es la del partido de futbol entre seminaristas realizada en Madrid 1959. “Estuve detrás del portero buscando la foto. Le chutaban hasta que salió esa, pero no sabía si había sido gol. Hace poco la amplié y ví, por la sombras, que la pelota había entrado”. En 2005 Masats, el portero Lino Hernando, hoy cura en Nuestra Señora de Covadonga de Madrid y el autor del gol, Mariano Enamorado, que colgó los hábitos tras 10 años como cura y hoy es un empresario de éxito, se volvieron a encontrar, 46 años después, y recordaron aquel día. “Es la foto que más me piden, pero he hecho muchas más”, se lamenta Masats.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.