Dos de cada tres universitarios estudian y trabajan durante la carrera
Los expertos avisan de que combinar un empleo con los estudios pasa factura en términos académicos
La crisis económica ha hecho mella en el perfil de los estudiantes universitarios. En la última década, el número de alumnos que estudian y trabajan al mismo tiempo ha pasado del 59% en 2008 al 67% en 2014. Así, según un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), dos de cada tres universitarios compaginan actualmente los estudios con una actividad laboral.
Los investigadores del Grupo de Investigación en Educación y Trabajo del Departamento de Sociología de la UAB sostienen varias hipótesis. “Puede ser que, ante una difícil inserción laboral, quieran aumentar su currículum y su experiencia. O bien que, con la crisis económica las familias tienen más dificultades para pagar los estudios y los hijos tienen que trabajar para ayudar en la economía familiar”, explica Marina Elias, una de las autoras del estudio.
El incremento de alumnos que compaginan estudios y trabajo fue generalizado en todos los estratos sociales. Entre los universitarios con menos recursos, los alumnos que trabajaban a tiempo completo pasaron de representar el 38% al 47% en el mismo período analizado.
“Sacan peores notas”
Los expertos avisan de que estudiar y trabajar a la vez pasa factura en términos académicos. “Sacan peores notas que los que estudian a tiempo completo y tienen más posibilidades de abandono”, advierte Elias. El estudio señala que, durante el período de crisis económica, los alumnos que tenían un trabajo a tiempo completo vinculado a sus estudios fueron los que sacaron peor nota, “probablemente por centrarse, en una época de difícil ocupación, en mantener su puesto de trabajo”. El punto positivo, no obstante, es que combinar la carrera con un trabajo vinculado a los estudios sí tiene efectos positivos para una mejor inserción laboral una vez graduados.
Con todo, los investigadores advierten de que este cambio en las condiciones de vida puede generar “desigualdades” internas entre el alumnado. “Puede suponer un obstáculos para los estudiantes con necesidades económicas que tienen que trabajar durante los estudios y una barrera para su continuidad educativa, pues han de competir con notas más bajas para acceder a becas y estudios de tercer ciclo”, señala Albert Sanchez-Gelabert, coautor del estudio.
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