El taller del lutier

Bodegas Trigo. Tiene mucha historia, era el típico ultramarinos de barrio, yo iba hace años con los colegas a comprar cerveza barata. Pero luego se hicieron cargo los hijos del dueño y se especializaron en vinos, organizan catas y puedes llevarte una botella de una buena bodega, que se sale de lo habitual, y a buen precio. Es perfecto para cuando te invitan a cenar. Siempre quedas bien. Y si no te gusta el vino, tienen unos vermús riquísimos también (calle de San Pedro, 8).

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El Molar. Una tienda de discos, en la que tocamos la banda el año pasado por el Record Store Day. Tienen vinilos, libros y cómics raros. Siempre voy allí a echar un vistazo, es fácil encontrar algo interesante. Tiene un buen surtido de 'indie' y de música negra (calle de la Ruda, 19).

Los camerinos de la Sala El Sol. No te voy a decir nada que ya no sepas de esta sala. He tocado allí varias veces y es una de mis preferidas. Pero lo mejor está debajo del suelo, en los camerinos. Siempre que hay concierto, hay un ambientazo increíble. Me he hecho íntimo de una señora de la limpieza que parece una vedette. Los músicos somos afortunados de poder entrar ahí: bajas a tomarte una birra y al final te quedas toda la noche, porque hay aún más ambiente que en la sala. Y si no hay ambiente da igual: te puedes pasar horas mirando las pintadas y firmas de las paredes. Por allí han pasado miles de músicos increíbles (calle jardines, 3).

Yokaloka, un japonés que es en realidad un puesto pequeño del Mercado de Antón Martín. El sushi está que te mueres, y no se pasan con los precios. Además, luego te puedes dar una vuelta por este mercado, que tiene puestos de mil cosas, algunos más tradicionales y otros muy modernos (calle de Santa Isabel, 5).

Caixa Forum. Voy a algunas exposiciones, pero no lo recomiendo por eso, sino por la zona a los pies del edificio. Se genera una vidilla muy especial allí, se cruza gente de todo tipo. Y por supuesto su jardín vertical. Cuando salgo a correr, siempre paso por aquí (Paseo del Prado, 36)

La Venencia. Mis hermanas viven fuera, y es nuestro sitio para juntarnos cuando vienen. El ambiente es variopinto: se mezclan guiris con gente de toda la vida del barrio. Es un sitio muy andaluz, creo que de Cádiz, con buen jerez y buenas tapas (calle Echegaray, 7)

Madrid Comics. Antes iba más, porque tuve una época muy comiquera. Me tiraba horas allí dentro hojeando sin parar. Ahora voy menos, normalmente cuando quiero hacer un regalo a alguien, porque tienen de todo y unas ediciones muy cuidadas (calle de Silva, 24).

La Sala Off del teatro Lara. Allí tocamos en directo para una obra, Cuando Chejov conoció a Elvis. Tocábamos dentro la narración y fuera, fue una experiencia diferente a lo que solemos hacer, que nos encantó a todos los del grupo. Me gusta esa sala más que la habitual del Teatro Lara porque allí tienen cabida las propuestas más alternativas (calle Corredera Baja de San Pablo, 15).

Juan Álvarez. Es un lutier que heredó en negocio de su padre. Normalmente repara y vende, pero en su taller también hace unas guitarra españolas buenísimas, para guitarristas profesionales. Pero lo mejor es cuando llega alguien a probarlas. Nuestra casa está muy cerca y se cuela el sonido. No nos molesta nada, al contrario: es un gustazo. Suele ir gente que toca música clásica, normalmente virtuosos de mucho nivel. Así que imagina la banda sonora que tenemos en casa (calle de San Pedro, 7).

La Fábrica. Tienes exposiciones en la zona de abajo, donde también se organizan coloquios muy interesantes, con gente muy interesante. Y un restaurante en el que se come muy bien (calle de La Alameda, 9).