Depresión general en Torres de la Alameda
Los vecinos, hundidos por el rechazo del Gobierno regional al complejo de ocio de una empresa estadounidense
Su agreste paisaje, las calles casi desiertas y la placa con el nombre alterado en su iglesia. En Torres de la Alameda todo está en su sitio, pero algo ha cambiado. Hace apenas cuatro meses, la mayor parte de sus 8.000 habitantes celebraban una inversión que iba a crear 56.000 empleos en la zona. Ahora, el entusiasmo se ha hundido. El viernes, la Comunidad de Madrid rechazó el proyecto. “Nos dicen que aquí no podemos levantar hoteles, pero nos traen vertederos”, lamenta Martín. Como otros vecinos, está decepcionado por la decisión del Gobierno regional que, sin embargo, no cierra definitivamente la puerta a los planes de la empresa promotora, The Cordish.
“El pueblo no tiene ninguna vida, hay mucho desempleado y, ahora, lo condenan a seguir como está”, afirma Antonio Barrera. Este jubilado de 63 años considera que el proyecto que planteó la empresa norteamericana, con una inversión de más de 2.200 millones de euros, sería una bendición para una localidad con la que se ha cebado la crisis. La construcción y la agricultura, sus dos principales actividades, no pueden aglutinar las necesidades de sus habitantes (más del 13% está en paro) y la incipiente industria no termina de despegar. “El proyecto es un revulsivo, no solo para Torres, sino para toda la comarca. Por lo visto, quieren que siga siendo un lugar olvidado”, recalca Jorge Yañez mientras pasea sus tres perros. Uno de los argumentos esgrimidos por la Comunidad es que la infraestructura exigiría inversiones públicas superiores a los 340 millones. “No entiendo de economía, pero creo que ese dinero se recuperaría con el tiempo”, prosigue Yañez.
El alcalde, Carlos Sáez (PSOE), subraya que los promotores no han exigido inversiones iniciales al Gobierno regional. Y pasa al ataque: “La Comunidad debe hacer inversiones independientemente de si se construye el complejo o no. Tiene que terminar aún la M-203, la carretera que comenzó a construir hace una década”. En su opinión, la decisión de parar el proyecto tiene “poco fundamento”. “Pensábamos que iban a poner algún problema medioambiental, pero lo curioso es que no”. El regidor, además, siente un agravio comparativo con otras zonas de la región. “Estoy seguro de que si este proyecto se presenta en uno de los pueblos del norte, saldría adelante. Aquí lo único que saben es traer mierda. Cerca está previsto un vertedero para todo el corredor del Henares. Y tenemos un centro de desecación de lodos y el almacén de residuos peligrosos en San Fernando”.
La sombra de Eurovegas
Sáez ha anunciado que el Ayuntamiento pedirá que se reconsidere el asunto, algo que también hará la empresa, según le ha comunicado. En opinión del alcalde, que la Comunidad haya declinado tramitar el proyecto como Centro Integrado de Desarrollo (CID), un procedimiento excepcional que otorga ventajas al promotor, pero que solo puede aprobarse cada diez años, no es muy halagüeño. El regidor sostiene que detrás de la decisión podría estar Sheldon Adelson. Según dice, el magnate del proyecto fallido de Eurovegas habría reactivado su intención de construir su casino en Madrid o, quizás es la Comunidad la que desea llevarse el proyecto de The Cordish a otra zona. “Me chirría que el expediente ponga en duda la ubicación del complejo”, confirma.
La empresa adquirió el año pasado 130 hectáreas a las afueras de la localidad, en un suelo con calificación rústica. Para cambiarlo hay dos fórmulas: una rápida, el citado CID, o a través de un nuevo Plan General de Ordenación Urbana, que implicaría demorar el inicio de las obras dos años. “Vendimos los terrenos por un precio superior al valor de mercado y ahora tememos que se echen atrás”, comenta Gema mientras se abrocha la chaqueta para combatir el frío. Ella es hija de uno de los propietarios. La mujer confirma que a día de hoy nada ha cambiado y que ya han recibido dos de los cuatro pagos acordados (el siguiente será en junio y el último en noviembre, cuando se firmen las escrituras).
“Da la sensación de que todo era mentira, como ya pasó con Eurovegas”, se queja Antonio Lozano, de 34 años. Más optimista es su mujer: “Confío en que al final salga adelante. Está en juego nuestro futuro”. Pasan veloces por la cafetería de la plaza de la Constitución, donde se ha formado un corrillo que ha salido del local a fumar. Intercambian chascarrillos sobre el proyecto. “Si no aceptan inversores de fuera, lo único que nos queda es ir agudizando el ingenio”, comenta uno de ellos con una media sonrisa.
Cordish sigue con el proyecto
Cordish no se rinde. El grupo estadounidense que planea construir un macrocomplejo de ocio en Torres de la Alameda confía en sacar adelante el proyecto. Considera que la Comunidad de Madrid “no ha entendido” la documentación aportada y se muestra optimista en que, “cuando se aclare el malentendido”, el proyecto será retomado.
Cordish se muestra convencido de que todo se debe a que o bien el Gobierno de Cristina Cifuentes “no ha entendido la documentación” presentada o la empresa no ha sabido transmitirla correctamente. Aclara el grupo que no ha “solicitado ninguna infraestructura o subsidio público”, que considera innecesarios, y que está “comprometido a construir el proyecto en su totalidad”. Esto es, asegura que invertirá los 2.200 millones de la fase 1. Eso sí, esta fase está dividida en tres “áreas” y la empresa pretende abrir el complejo en cuanto tenga la primera. Ya había destinado a esta primera área “un mínimo de 550/600 millones de euros” propios, “lo que garantizaba una apertura y construcción rápida”.
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