Los artistas piden participar en la gestión cultural
A pesar de que Madrid concentra espectáculos, espectadores y movimientos económicos relacionados con la cultura, los agentes implicados no se sienten reconocidos
La cultura es uno de los grandes valores de Madrid: aquí se representan el 32,6% de las funciones teatrales de España, están el 18,6% de los espectadores de música clásica o se genera el 21% de la recaudación en las salas de cine, según la SGAE. Alrededor de una tercera parte del turismo viaja a Madrid con algún interés cultural, con el rédito económico que ello genera en diferentes sectores. Pero los agentes del mundo de la cultura no se sienten reconocidos.
La Plataforma en Defensa de la Cultura, formada por más de 150 asociaciones de todas las disciplinas artísticas, celebró, los pasados jueves y viernes, unas jornadas para discutir la situación de las artes en la ciudad. “Tradicionalmente los equipos municipales han confundido cultura con turismo y ocio, olvidándose de los profesionales”, dice el músico Javier Campillo, presidente de la plataforma.
La capital está a la cabeza de las estadísticas culturales españolas, según el anuario que publica la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). En Madrid tienen lugar el 32,6% de las obras de teatro, el 18,6% de los conciertos de clásica y se recauda el 21% del grueso de las salas de cine. También es el destino preferido para el turismo cultural: una de cada tres personas que visita Madrid lo hace por este tipo de motivaciones. Sin embargo, los representantes del mundo de la cultura —que se aglutinan más en Madrid que en ninguna otra ciudad de España—, aquellos que la producen, no se sienten reconocidos ni recompensados por una labor de la que muchos otros se benefician.
Aunque el propio Ayuntamiento les cedió el espacio para su reunión —el auditorio Caja de Música, en CentroCentro— la queja generalizada fue que ningún miembro del gobierno municipal asistió, ni siquiera para oír las conclusiones. La casualidad quiso que el Área de Cultura y Deportes pasara esos días por uno de sus momentos más turbulentos: el mismo jueves, la alcaldesa, Manuela Carmena, relevó de su puesto a la concejala Celia Mayer, que ocupará ahora la recién creada Área de Igualdad. “Estos cambios son la excusa que nos pusieron para justificar la ausencia municipal”, aclara Campillo.
Durante las jornadas se celebraron mesas por sectores que incluyeron el teatro, la música, el patrimonio, las artes visuales, la danza, el circo, el cine o el sector literario. Al final resultó una gran panoplia de propuestas y reivindicaciones, de las que pueden extraerse algunas conclusiones transversales.
Por ejemplo, la necesidad de crear un Foro Local de Cultura, Patrimonio Cultural y Escuelas Artísticas para diseñar un gran plan cultural para la capital. “Actualmente hay foros culturales en los distritos donde los ciudadanos tienen voz, pero pensamos que debería haber un foro por encima en el que los profesionales, que ya estamos bien organizados, tuviéramos más peso”, dice Campillo. “Los foros de distrito resuelven precisamente lo de los distritos, pero no crean un plan general para toda la ciudad”, añade. Otras reivindicaciones son una revisión del estado y las carencias de todos los centros culturales de Madrid; la resolución de los problemas en torno a la empresa municipal Madrid Destino, que gestiona buena parte de los grandes espacios culturales de la ciudad.
La Plataforma considera “complejo y poco operativo” este ente, creado por Alberto Ruiz-Gallardón, que fusionó Macsa, empresa dedicada a promocionar la cultura en Madrid, Madrid Visitors & Convention Bureau y Madridec. También reclamaron el establecimiento de compañías de música residentes, la conservación del patrimonio cultural (como los cines de la Gran Vía) o la promoción de la igualdad de género en el mundo de la cultura.
Implicación de Carmena
¿Cómo se espera que afecten las reclamaciones de los creadores al Área de Cultura? “Nos gustaría que hubiera algo de estabilidad para trabajar con eficacia. Ahora tendremos que volver a reunirnos con la persona designada para volver a contarle nuestras reivindicaciones. Tampoco sabemos el grado de implicación que tendrá Manuela Carmena si ella asume las competencias. Estamos expectantes”, dice el presidente. “Lo que ha pasado con la política cultural en Madrid en los últimos tiempos, con tantas polémicas, lo vemos como un culebrón detrás del cual se esconden los enfrentamientos de la política a nivel nacional”.
La Plataforma para la Defensa de la Cultura se creó en 2014 a raíz del intento de cambio de nombre del Teatro Fernán Gómez, que llevó a cabo el gobierno de Ana Botella (PP). Se coordinaron unas 150 asociaciones culturales de la ciudad y se organizó un “abrazo” al centro cultural de la plaza de Colón. Desde entonces se han mantenido en activo, luchando por solucionar los problemas del sector, por ejemplo el desproporcionado IVA cultural. “Antes los propios gobernantes nos pedían que nos uniésemos, que estábamos muy dispersos”, dice Campillo, “ahora parece que estamos tan organizados y somos tantos que a veces les apabullamos con nuestras peticiones y datos”.
Un abanico de propuestas
Las propuestas surgidas de las diferentes mesas de las Jornadas sobre Políticas Culturales forman un nutrido arsenal de ideas para mejorar la situación de la cultura en la capital. Entre ellas están la creación de una Casa de la Danza y el fomento de esta disciplina en eventos como las fiestas municipales, Fitur o el World Pride (Orgullo), así como facilidades fiscales para pequeñas salas teatrales, creación de factorías I+D teatrales y de un Corral de Comedias.
Además, proponen relajar la normativa en torno a la música en directo y el apoyo promocional a las salas de conciertos, crear un Salón de la Fama y un Museo de la Música, el compromiso de pago inmediato a los artistas por las diferentes Administraciones y ayudas a la creación de empleos culturales.
Piden también recuperar la Madrid Film Comision, abrir las bibliotecas municipales durante los fines de semana y lanzar una campaña para la promoción de las librerías, así como campañas para el fomento de la lectura y ayudas a las editoriales independientes afincadas en la capital.
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