Homs: el último escudero de Mas
Francesc Homs, ahora en el Congreso, siempre ha estado lado del expresidente catalán mientras estuvo en la Generalitat
Francesc Homs (Vic, Barcelona, 1969) es el último reducto de lo que en su día se denominó el “pinyol” [hueso], la guardia de corps que protegió a Artur Mas en los siete años de poder tripartito en Cataluña. Retirado David Madí al mundo de la empresa, repudiado Oriol Pujol por su implicación en supuestos casos de corrupción y aislado el más moderado Germà Gordó, Quico es el único que queda todavía a la vera del expresident de la Generalitat. Con él mantiene una estrecha relación, mucho mayor que la que le une, por ejemplo, a la joven dirección del Partit Demòcrata Europeu Català (PDECat), heredero de Convergència, que le afeó en julio pasado su decisión de votar a favor de los miembros del PP en la Mesa del Congreso para asegurarse el grupo propio, que no logró.
Mientras las sombras del resto de escuderos iban desapareciendo del Palau de la Generalitat, Homs siempre estuvo cerca del consell executiu de Mas. Primero como secretario general de la Presidencia y portavoz del Govern y después como consejero de Presidencia. Desde ese último cargo defendió la organización del proceso participativo del 9-N, orquestó parte de su celebración y firmó una carta que puede ser definitiva en el juicio que inicia hoy el Tribunal Supremo: la orden a T-Systems, empresa encargada de la cobertura informática de la jornada, en la que señalaba que podía mantener sus trabajos pese a que el Tribunal Constitucional había anulado la consulta independentista.
El salto público de Homs se produjo en 2006, cuando Cataluña vivía en la efervescencia de la elaboración del Estatuto. Desde el bando de la oposición, su participación en las negociaciones con el PSC que permitieron alumbrar el texto definitivo aprobado por el Parlament, lo proyectaron como figura emergente de la Convergència que entonces intentaba construir el equipo de Mas. Él y Ernest Maragall desencallaron el acuerdo. Pero mientras que los socialistas catalanes se quedaron apeados de la negociación del texto definitivo porque este entró en la Moncloa, Homs mantuvo un papel activo en las negociaciones. Cuando Mas fue a La Moncloa a negociar el texto definitivo del Estatuto, él siguió al minuto los avances que surgían por vía telefónica. No en vano se había erigido en un interlocutor directo con Alfredo Pérez Rubalcaba cuando el texto se trabajaba en el Congreso.
Su ilusión por haber participado en la redacción del Estatuto quedó aniquilada con la sentencia del Tribunal Constitucional que lo recortó en 2010. Aunque ese revés no explica el independentismo de Homs, latente desde su adolescencia. El ahora portavoz en el Congreso siempre creyó que Jordi Pujol estaba construyendo la nación catalana a la espera de que esta obtuviera su propio Estado. Con esa idea recaló en la Convergència de corte autonomista de 2003, a la que llegaba sin paso previo por sus juventudes, las Joventuts Nacionalistes de Catalunya (JNC).
Sus inicios políticos se forjan en la Federación Nacionalista de Estudiants de Catalunya, donde participó en la campaña Freedom for Catalonia y en otra para retirar las monedas con la efigie de Franco. Aterrizó en el Palau de la Generalitat que controlaba Jordi Pujol en 1996 de la mano de su hijo Oriol. Allí fue director general de Asuntos Interdepartamentales hasta la llegada del Tripartito de Pasqual Maragall. Una vez jubilado Pujol, Homs fue una pieza clave en el rejuvenecimiento del partido y en su redirección ideológica, con la etiqueta nacionalista cada vez más tapada por la soberanista y finalmente la independentista. La vieja guardia y los más moderados quedaron apartados.
Nexo de unión en muchas ocasiones entre la Administración catalana y el partido, se ha destacado por su dureza con la Unió de Josep Antoni Duran Lleida, con ERC y, en su última época de portavoz del partido, con la CUP.
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