La primera jornada de paros de Metro transcurre sin incidentes y con un 6,5% menos de viajeros
El sindicato Maquinistas "está abierto" a iniciar conversaciones con la empresa para finalizar la huelga
Más nerviosismo que retrasos hubo este viernes en la primera jornada de paros parciales convocados por el sindicato de maquinistas de Metro de Madrid. La huelga estuvo dividida en tres tramos (de 6.05 a las 8.40 horas, de 13.20 a 16.25 horas y de 17 a 19.55 horas), sin presentar incidencias en ninguna de las franjas. El colectivo sindical transmitió que “está abierto” a iniciar conversaciones con la empresa pública para así finalizar los paros, pero Metro mantiene la postura de que el desbloqueo de la situación pasa por desconvocar los paros previstos para el próximo lunes y todos los viernes siguientes.
El sindicato de maquinistas de Metro de Madrid realizó este viernes los primeros paros parciales, sin incidencias, y con un 6,5% menos de pasajeros que lo habitual, según cifras de la empresa. La frecuencia de los trenes fue bastante similar a la de un día corriente durante los tres turnos de huelga, salvo en el de la mañana donde hubo retrasos de 10 minutos en estaciones donde lo habitual es 2 a 3. Si bien la empresa pública aseguró que los paros fueron secundados por entre un 5 y 8% de los maquinistas, el colectivo sindical publicó que la adhesión fue del 99,1%.
Los maquinistas transmitieron este viernes que “están abiertos” a iniciar conversaciones con Metro para finalizar el calendario de paros previstos para el próximo 27 de febrero y todos los viernes siguientes en las mismas tres franjas horarias. Insistieron en que el acuerdo debe pasar por el reconocimiento de la categoría de “maquinistas de Tracción Eléctrica”, pero Metro reiteró que no se sentarán a negociar hasta que desconvoquen la huelga.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, exigió este viernes a los maquinistas del sindicato que retiren la convocatoria de paros si quieren sentarse a hablar con la empresa y explicar “los verdaderos motivos de los paros”. “Pero para hacerlo tienen que desconvocar esta huelga, que no tiene ninguna justificación”, argumentó Cifuentes.
El colectivo, que representa a más de 1.500 de los 1.900 maquinistas que tiene la empresa, convocó esta huelga porque, en su versión, reclaman desde hace años que se les reconozca la categoría de “maquinistas de tracción eléctrica” para que así la Seguridad Social identifique como enfermedades laborales las bajas que puedan sufrir. Las enfermedades relacionadas con su puesto de trabajo están relacionadas con la contaminación acústica a la que se ven expuestos y factores psicosomáticos y psicosociales, entre otras. Lamentaron que la empresa pública no se haya puesto en contacto con ellos, que están dispuestos a dialogar “las 24 horas del día”.
Metro se remitió este viernes a las declaraciones que realizó el miércoles a este periódico el consejero delegado de Metro, Borja Carabante: “Lo que realmente quieren los trabajadores es poder jubilarse antes”. A su vez, mantiene la postura de no ceder a la petición y que la causa de la huelga está fundada en un despido a un maquinista del sindicato ocurrido el 15 de diciembre por abandonar su puesto de trabajo a la hora de salida haciendo caso omiso a una orden de mando.
Retrasos matutinos
Pedro Geta, trabajador de uno de los grandes almacenes en el centro de la ciudad, fue este viernes uno de los afectados por la disminución en la frecuencia de los trenes. Durante el paro de 6.05 a 8.40 horas, donde los servicios mínimos eran del 65% pero operaron el 92% según Metro, hubo tiempos de espera de hasta 11 minutos. “Yo siempre me subo en el primer tren de Ventas, que pasa a las 6.10 y esta vez pasó a las 6.22”, sostuvo Geta. Sin embargo, esta pequeña demora no le afectó en su horario de entrada al trabajo.
A Marisol le pasó algo similar. A las 6.30 estaba en Las Rosas (San Blas) esperando el vagón, que pasó en solo tres minutos, pero el siguiente llegaba en 13. “En general siempre hay que esperar de 2 a 3 minutos”, comentó. Felicidad Montaño, que en Sol hizo su tercer transbordo para llegar a su trabajo en Mirasierra, tuvo que esperar 10 minutos en cada uno. “Voy a llegar 20 minutos tarde como mínimo”, lamentó con cierta resignación.
Durante el segundo paro de la jornada, en Ciudad Universitaria hubo momentos de gran afluencia a la salida de clases. Michelle Passardi, estudiante suiza de 25 años, no pudo subirse al tren por el colapso de los vagones sobre las tres de la tarde. “En la mañana no tuve problemas, pero ahora se nota la huelga. Esperaré los 8 minutos que faltan para ver si me puedo subir al siguiente”, comentó.
El sindicato de maquinistas tiene una teoría al respecto. “Metro quiere hacer creer que la huelga no fue secundada, entonces pone más trenes en las zonas con más afluencia de público, como es el centro y menos en los sitios más apartados”, explicó el colectivo.
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