El colapso de urgencias abre otra brecha entre Junts Pel Sí y la CUP
Después de que la CUP llamase a okupar plantas cerradas, Comín advierte que las urgencias “no se arreglan con populismo y frivolidad”
El colapso de las urgencias en los hospitales catalanes se ha convertido en un nuevo desencuentro entre Junts Pel Sí y sus socios en el gobierno, la CUP. A las puertas del debate presupuestario, las relaciones entre ambas fuerzas políticas, condenadas a entenderse por el bien de proceso independentista, se ha enrarecido todavía más. Apenas 24 horas después de que la CUP llamase a okupar las plantas hospitalarias cerradas, el consejero de Salud, Toni Comín, avisó de que las urgencias “no se arreglan con populismo y frivolidad”. El titular de Salud dijo además que la CUP no tiene “capacidad técnica” para analizar el problema.
Aunque el conflicto de las urgencias se remonta varias semanas atrás —coincidiendo con las vacaciones de navidad, el inicio de la epidemia de gripe y la bajada de temperaturas—, la CUP se pronunció el lunes al respecto criticando la falta de recursos de los sanitarios para afrontar el volumen de trabajo y arengando a pacientes y trabajadores a okupar plantas y camas cerradas. Con el debate de los presupuestos de 2017 en el punto de mira, la formación independentista también reprochó al Departamento de Salud que la partida prevista para atención primaria (AP) era insuficiente para revertir los recortes. “De 2010 a 2015 los recortes en AP significan más de 800 millones de euros. El aumento de la propuesta de presupuesto de 2017 para AP, de 140 millones, queda lejos de lo que se presupuestó en 2010”, advirtió.
La respuesta de Comín al envite de la CUP tampoco tardó en llegar. Aunque sin mencionarlos directamente en un primer momento, el consejero advirtió en una conferencia de prensa: “Cuando llegamos al gobierno pusimos la mejora de las urgencias entre nuestras prioridades. Las urgencias no se arreglan con populismo y frivolidad. Como gobierno no nos podemos permitir perder el tiempo en valoraciones populistas”. Comín, que prepara un plan integral para atajar el problema crónico de la saturación de las urgencias, añadió que el conflicto “no se resuelve sólo poniendo más recursos”, que es la tesis que sostiene y exige la CUP. A su juicio, es preciso hacer “un diagnóstico preciso” del origen del problema y atajarlo “desde el rigor”.
Aludiendo ya al órdago de la CUP, que también lo acusó directamente a él y a todo el gobierno de ser los responsables de las “situaciones de denigración y precariedad” que se viven en las urgencias, Comín respondió que el grupo político “no tiene la capacidad técnica” para analizar el problema. “Cualquier propuesta que veamos útil, la haremos nuestra. Las que no solucionan los problemas, las dejamos de lado”, advirtió. El consejero apuntó así que el desafío de la CUP de llamar a okupar camas cerradas son ideas que no solucionan el conflicto de las urgencias. “Si todo se arreglase con más plantas de hospitalización sería muy fácil pero la solución no va solo por aquí. Nosotros aceptamos propuestas de verdad que den soluciones de verdad. El resto de actores que hagan las proclamas y propuestas que quieran”, zanjó.
Pero las desavenencias entre ambas formaciones políticas no se quedan en el ámbito sanitario. La formación anticapitalista, que sostiene al gobierno de Junts Pel Sí con su apoyo parlamentario, también se ha posicionado en contra del Ejecutivo catalán en cuestiones de política educativa. De hecho, la CUP ha tendido su mano a la huelga que han convocado los profesores para el próximo febrero contra los recortes en educación. Será el primer parón de los docentes para la consejera de Enseñanza, Meritxell Ruiz.
“Nos quisieron destrozar”
Y por si fueran pocos los desencuentros ideológicos entre ambas formaciones políticas, la propia portavoz del grupo parlamentario, Anna Gabriel, dijo el lunes que determinados sectores de Junts Pel Sí quisieron “destrozarlos” tras su negativa a investir a Artur Mas y que ahora todavía lo siguen intentado. La parlamentaria reveló en una entrevista con Pablo Iglesias en La Tuerka, que al empezar el denominado “pressing CUP”, se intentó acabar con los anticapitalistas. “Nos han querido eliminar y todavía”, recalcó, “hay gente que trabaja para destrozarnos y lo hacen de muchas maneras: con filtraciones de conversaciones que hemos tenido en Telegram, con filtraciones de reuniones o, con informaciones distorsionadas”.
Precisamente un año después de que la CUP desbloquease la situación política en Cataluña y permitiese la investidura de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat, Gabriel criticó también a ERC por su supuesta docilidad en la confección de las cuentas sometiéndose a los dictados del PDECat: “No ha cambiado nada con la banca o las multinacionales”, advirtió.
Por su parte, la portavoz del Gobierno, Neus Munté, negó ayer que el Ejecutivo y el grupo parlamentario de JxSí quieran “eliminar a la CUP, como dijo Gabriel. Munté explicó que la voluntad del Gobierno catalán en relación a la CUP es avanzar en la negociación de los Presupuestos y no otra. De hecho, pese a las diferencias que se han cristalizado en los últimos días, Munté aseguró ayer que ya han existido “contactos” para negociar que los anticapitalistas den su aval definitivo a las cuentas.
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