La Policía Municipal puso el jueves 1.200 multas por circular con matrícula par
Los agentes denunciaron solo en los controles aleatorios por polución
Las restricciones al tráfico debidas al último episodio de alta contaminación por NO2 en la Comunidad de Madrid ha dejado tras de sí opiniones encontradas. Entre ellas, personas y colectivos que cuestionan la efectividad de la prohibición de circular a las matrículas pares. El Ayuntamiento de la capital todavía no ha ofrecido datos concretos sobre la iniciativa, que se toma en los días en los que picos de polución persisten. Lo que se ha producido es una bajada de los niveles de dióxido de nitrógeno, que ha permitido levantar las restricciones impuestas, tras 12 días de nitrogenazo.
Una de las consecuencias de la aplicación del protocolo anticontaminación que más enfado ha provocado entre los conductores son las sanciones. El jueves pasado, día en el que se prohibió circular por la almendra central (interior de la M-30) a los vehículos con matrículas pares, dejó tras de sí unos 1.200 conductores denunciados por la Policía Municipal. Los agentes se situaron en siete puntos fijos de acceso a la capital, además de realizar controles aleatorios por las calles más importantes de la ciudad.
La Policía Municipal no multó en principio en los puntos fijos. Tan solo anotó las matrículas de los vehículos a los que obligaba a que dieran la vuelta y aparcaran fuera de la almendra central. Donde sí se denunció fue en los controles aleatorios.
90 euros de sanción
La sanción supone una multa de 90 euros, que reducen a la mitad en caso de pagar en el periodo voluntario. Como mínimo, el Ayuntamiento se podría embolsar, por tanto, 54.000 euros. Los agentes impusieron las multas al infringir el artículo 88 de la Ordenanza de Movilidad: “Circular incumpliendo las restricciones establecidas por alta contaminación”. A estas cifras, hay que añadir las tramitadas por los agentes de Movilidad, cuyo dato no ha sido facilitado por el Ayuntamiento.
La Policía Municipal no multó en los siete puntos fijos. Tan solo apuntaba las matrículas y obligaba a los posibles infractores a que se dieran la vuelta y aparcaran fuera de la almendra central (calles dentro del interior de la M-30). Los que sí denunciaban y notificaban la multa eran los controles aleatorios.
Mario Arnaldo, portavoz de Automovilistas Europeos Asociados, explica que no está de acuerdo ni con el protocolo anterior de Ana Botella ni con el actual. "Se actúa con datos desfasados", sostiene. Arnaldo explica que cuando se aplicó la prohibición de entrada a las matrículas pares, los datos que soportaban esa decisión eran de horas antes y en ese momento ya no se estaba produciendo la superación de los límites de NO2. "El protocolo indica que las medidas se desactivarán tan pronto como dejen de producirse las causas que las motivaron", sostiene Arnaldo. Por lo tanto, desde el punto de vista jurídico, el ciudadano tiene la vía abierta para reclamar, puntualiza. "Incluso podría producirse responsabilidad patrimonial por parte del Ayuntamiento, debido a que puede haber causado un perjuicio a algunos ciudadanos al mantener una situación que no tenía que haberse puesto en marcha", concluye.
Xavier Querol, profesor del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC, explica que “no es tan sencillo extraer conclusiones porque es necesario aplicar modelos”. El científico se refiere a que el pasado viernes —el día siguiente a no dejar entrar la mitad de las matrículas—, los niveles de NO2 no bajaron lo que se esperaba e incluso subieron en algunas estaciones.
Querol aclara que el problema de Madrid es la falta de viento, las montañas de la sierra que hacen de pantalla y la inversión térmica. “Si un día esa inversión se sitúa 100 metros más abajo que el anterior, te puede multiplicar por dos la contaminación”, indica. Lo que no quiere decir que no sea necesario tomar medidas “como estoy oyendo a algunas personas”. En el caso de que no se hubiera actuado, el episodio habría sido mucho peor. “Hay que partir del hecho de que la contaminación existe”, dice. El pasado 27 de diciembre, 11 de las 25 estaciones de la red madrileña habían superado el límite, “algunas hasta en cuatro ocasiones”. Querol recuerda que Madrid arrastra el problema durante todo el año.
Juan Bárcena, de Ecologistas en Acción, lo corrobora. “Madrid es la única ciudad de España que no cumple con el valor límite anual permitido”, declara. No se puede superar más de 18 horas al año los 200 microgramos por metro cúbico. “En 2016 lo incumplieron 13 estaciones”, puntualiza Bárcena.
Cambiar lo puntual por lo estructural
“A la polución se le pone freno con medidas estructurales, pero si no existen o no tienen el éxito previsto es necesario poner en marcha iniciativas puntuales”, explica Xavier Querol, científico del CSIC. Entre esas actuaciones, sería necesario estudiar las deficiencias que pueden existir en el transporte público. También habría que reducir los vehículos más contaminantes que acceden a las ciudades, sobre todo los diésel. Asimismo, se debe potenciar la compra de eléctricos e híbridos. Este cambio de flota se debería extender a los vehículos de distribución de mercancías y a los taxis, que aunque son menos, transitan todo el día por la ciudad. Cuando se llega a ese punto, se puede hablar de transformar la ciudad, opina Querol.
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