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20 años convirtiendo la basura en arte

Drap Art celebra su aniversario con una selección de sus mejores artistas y numerosas actividades públicas

Una de las obras del Drap Art en el CCCB.
Una de las obras del Drap Art en el CCCB.MASSIMILIANO MINOCRI

En 1996 la alemana Tanja Grass, fundadora del festival internacional de reciclaje artístico Drap Art, apareció en la escena barcelonesa organizando un gran maratón de creación con basura en el descampado donde años después se construyó la Facultad de Geografía. En estos 20 años el festival ha ido reflejando los cambios estéticos y la trasformación de la sociedad a través de los desperdicios que produce. Una evolución —desde los desechos más humildes, pasando por los escombros de la burbuja inmobiliaria, hasta la sofisticada basura tecnológica— que se aprecia en la exposición central de esta edición, abierta en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), cuartel general del festival, hasta el 31 de diciembre.

“Normalmente la gran mayoría de obras son elegidas a través de una convocatoria pública, en cambio este año hemos reunido los mejores creadores que han pasado por el festival”, explica Grass, que ha elegido 120 obras de 68 artistas.

Entre los más conocidos se encuentran Mariscal, con una serie de vespas, su moto fetiche, construidas con madera recuperada, la fotógrafa Consuelo Bautista con el proyecto Now Here Nowhere y Marcel·lí Antúnez con los dibujos fruto de un trabajo colectivo, realizado durante el DrapArt de Pittsburgh, que se celebró en la ciudad natal de Andy Warhol en septiembre y contó con la colaboración de uno de sus sobrinos, chatarrero así como de varios miembros de la familia del fundador de la Factory.

“Nunca establecemos un tema, porque las propias obras suelen configurar el hilo conductor, que este año se centra en la relación hombre-basura”, indica Grass, que ha elaborado un intenso programa de talleres, conferencias, conciertos, proyecciones y performances, que arrancará con un maratón de 48 horas con 30 artistas, que crearán en directo obras de arte, diseño y artesanía. También habrá demostraciones de escultura capilar y talleres para hacer tocados con los flyers de los Drap Art precedentes.

Tras el éxito del proyecto del año pasado, realizado con la Cofradía de Pescadores y la Agencia de Residuos, el alemán Thomas Nölle, conocido por sus assemblages de desperdicios rescatados del mar, vuelve con Sea Store, una de las propuestas centrales del festival. El proyecto consiste en la instalación de un museo efímero en la plaza dels Àngels, donde las obras de Nölle podrán ser intervenidas por el público y en la creación de micro-museos ambulantes, llevados por jóvenes performers al estilo de las antiguas cigarreras de los cabarets.

Nölle donara una pieza a cada visitante que quiera transformarse en coleccionista y registrará el momento con un tuit y un selfie en Instagram. “La práctica de usar-y-tirar esta transformando los objetos de arte en productos de moda, mercancía banal para satisfacer la especulación financiera”, indica Nölle, que considera el proyecto “una especie de burla al sistema insostenible del hiperconsumo”.

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Ayer, La Rambla fue escenario de la Manifestación del Consumo con Alma, una iniciativa de la alemana Stephanie Senge, precedida por un taller de pancartas creativas en el Arts Santa Mònica. “En estos días de consumo desaforado, queremos recordar de forma lúdica la importancia de decidir qué consumimos, así como el uso de la basura que generamos”, concluye Grass, que también instala un Mercado de Navidad sostenible en la plaza Reial. Curiosamente no ha habido ningún contacto con el mercado sostenible que el Ayuntamiento monta en plaza de Catalunya.

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