Valencia exhibe todo el pop del Equipo Crónica
La Fundación Bancaja presenta la antológica más amplia del colectivo, con 165 obras
La mayor exposición antológica del Equipo Crónica, el colectivo que se rebeló contra las corrientes artísticas de su época y la imagen que la España de la segunda mitad del Franquismo proyectaba de sí misma, se inaugura este jueves en la Fundación Bancaja de Valencia.
Son 165 obras que recorren todas las etapas del grupo formado por Manolo Valdés, Rafael Solbes y Joan Antonio Toledo. Incluidos varios cuadros que no se habían visto en España desde que fueron vendidas en Italia en los años setenta.
La muestra está inspirada en la que el año pasado se exhibió en Bilbao, aunque presenta un 30% de obras diferentes respecto a aquella. Y supone la revisión más exhaustiva del colectivo realizada hasta ahora. Arranca antes del nacimiento del grupo —Valencia, noviembre de 1964—, con obras de Estampa Popular, un movimiento paralelo al que pertenecieron sus integrantes. Y concluye con las últimas obras del grupo, disuelto en noviembre de 1981 tras la muerte de Solbes.
La Fundación Bancaja ha reunido, con la colaboración de la Obra Social La Caixa, obras procedentes de 40 museos, instituciones públicas y privadas. Y también del propio Valdés, afincado en Nueva York y único superviviente del equipo, que ha colaborado en el montaje.
El Equipo Crónica apareció "como una reacción frente a las neovanguardias de la época", especialmente el arte conceptual, que sus miembros detestaban profundamente, explica Tomás Llorens, uno de los comisarios de la exposición, que tuvo una estrecha relación con el colectivo mientras existió.
Si el expresionismo abstracto, movimiento nacido cinco años antes en Estados Unidos, estuvo guiado por el espíritu independiente de sus creadores, como Pollock y Rothko, el Equipo Crónica trabajó desde el principio "en sentido opuesto", señala el comisario. "No solo se consideraban parte de un proyecto común, sino que pintaban en común, unos por otros. Fue una gran audacia respecto a la historia del arte contemporáneo".
El método de trabajo del colectivo fueron las series. Valdés, Solbes y Toledo —que solo perteneció al grupo los dos primeros años— teorizaban sobre un tema y luego creaban diversas obras sobre el mismo. La exposición recorre de forma cronológica todas las series, conectadas con el arte pop por el uso de imágenes procedentes de la cultura de masas, como el cine, los cómics y la publicidad.
La primera serie, La recuperación (1967), fue una crítica al uso por parte del régimen de Franco de cuadros de los pintores del Siglo de Oro español, como Velázquez, para sus carteles de propaganda. Un intento de la dictadura para cambiar la imagen de España coincidiendo con "los 25 años de paz", explica Boye Llorens, principal responsable de la exposición e hijo del otro comisario.
La revisión de los grandes pintores españoles que inició el equipo contenía ironía, pero partía de un profundo conocimiento del arte, afirma Llorens: "Los miembros del equipo eran conscientes de la historia. Eran conscientes de quién era Velázquez igual que eran conscientes de quién era Bertolt Brecht".
La exposición de Valencia recupera figuras de la escultura múltiple Espectador de espectadores, que se expuso en los llamados Encuentros de Pamplona de 1972. La mayor parte de las piezas desaparecieron al finalizar aquellas jornadas. Pero varias han podido ser recuperadas y han sido colocadas ahora como si observaran los cuadros.
La Fundación Bancaja muestra abundantes obras del resto de series. Como Guernica 69, que abordó el deseo de la dictadura por recuperar la obra de Picasso, entonces custodiada en el Moma de Nueva York. Uno de los cuadros, La visita, que no se exponía en España desde hacía cuatro décadas representa a Carmen Polo, esposa de Franco, contemplando la famosa obra del pintor malagueño.
La exposición se completa con las series Autopsia de un oficio, Policía y cultura, Serie negra, Retratos, bodegones y paisajes, A vueltas con la pintura, El cartel, El paredón, La trama, La partida de billar, Los viajes, Crónica de la transición y Lo público y lo privado.
"En la exposición se perciben los latidos pictóricos del periodo. Unos años extremadamente agitados y confusos en España", afirma Tomás Llorens, pero también en el resto del mundo occidental, que entraba en crisis después de la etapa de bienestar creciente posterior al fin de la Segunda Guerra Mundial. "El Equipo Crónica tiene la capacidad de evocar porque ese era su objetivo, plantear el presente como historia".
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