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La Generalitat autorizará a hacer rebajas durante todo el año

La nueva ley de Comercio ampliará de 72 a 75 las horas semanales máximas de apertura

Lluís Pellicer
El Portal de l'Àngel de Barcelona, en un festivo con tiendas abiertas.
El Portal de l'Àngel de Barcelona, en un festivo con tiendas abiertas. Carles Ribas

Los comercios catalanes podrán hacer rebajas cuando quieran y durante el periodo que quieran. Así lo recogerá el proyecto de ley de Comercio que el Ejecutivo catalán espera llevar al Parlament a finales de año. Así lo ha explicado este jueves el consejero de Empresa y Conocimiento, Jordi Baiget, quien ha detallado que la ley ampliará también las horas máximas de apertura de 72 a 75 por semana. A pesar de ese aumento, Cataluña seguirá estando por debajo de la normativa estatal básica, que fija que ese tope no podrá ser inferior a los 90 días. No hay novedades en cuanto al número de festivos durante los cuales se podrá operar. Seguirán siendo diez, a excepción de los municipios y las zonas turísticas. Baiget ha negado que la flexibilización se deba a las medidas que contienen los planes de ajuste para acceder al Fondo de Liquidez Autonómico.

Tras consultar con el sector, la Generalitat ha decidido eliminar las restricciones a las rebajas. “Recomendamos dos periodos para hacer rebajas, en invierno y verano, de forma que los comerciantes tendrán libertad cuando crean conveniente”, ha asegurado el consejero en un encuentro con periodistas. Aun así, la ley no determinará ninguna fecha para esa recomendación ni pondrá límite alguno a los periodos. Eso sí, en la norma se seguirán diferenciando las rebajas de los saldos, los outlet y las liquidaciones. Estas últimas, provocadas el cese de un negocio y para las que se permite incurrir en pérdidas, podrán realizarse sin necesidad de tener que comunicarlo antes a la Administración.

La ley también flexibiliza, aunque de forma tímida, los horarios comerciales. Si hasta ahora las tiendas podían abrir 72 horas, ahora podrán hacerlo 75. Para Baiget, ese nuevo tope es “lo suficientemente flexible para todo el mundo” a la vez que permite mantener el modelo comercial catalán, que se caracteriza también por la restricción en las licencias de nuevos centros comerciales. En cambio, el número de festivos en los que se autoriza operar se quedará en diez (ocho fijados por la comunidad y dos por los ayuntamientos), con la salvedad de que si hay tres días no laborables seguidos en uno de ellos se podrá abrir. En los municipios de más de 5.000 habitantes, también podrán abrir las tiendas de alimentación de menos de 150 metros cuadrados (en la normativa estatal son 300 metros), mientras que en el resto no hay esa distinción por actividad.

La tercera gran novedad de la ley la constituyen las llamadas “áreas de degustación”. Se trata del servicio de restauración que pueden tener algunos comercios, por ejemplo, panaderías, que incluso pueden contar con terrazas. Con el ánimo de evitar la competencia desleal, la ley fijará que esa área solo puede ocupar el 33% de la superficie del local, mientras que el resto deberá estar dedicado a la actividad principal. En caso de que no se respete esa proporción, el comercio se verá obligado a pedir la doble licencia. La ley también incorporará la creación de un censo de comercios que elaborará el Departamento de Empresa y que tendrá un “coste cero” para las tiendas. “Permitirá conocer mejor el entorno comercial, también a los ayuntamientos”, ha afirmado Baiget.

La ley también incluirá, por último, las fórmulas de colaboración público-privada. Se trata de los conocidos business improvement district (BID), una figura a la que se acogen comerciantes de una veintena de países, sobre todo de Estados Unidos y Reino Unido, para incorporarse a la gestión de los barrios ofreciendo servicios complementarios a los que proporcionan los Ayuntamientos. En la mayoría de esos casos, los comerciantes abonan una tasa extra para sufragar las mejoras. Esa figura, ha explicado Baiget, se desarrollará en un reglamento posterior a la ley. Aun así, ha avanzado que no se llegará a permitir que los comerciantes adopten funciones como la de seguridad pública como en algunos países anglosajones, sino que en una primera fase de colaborará sobre todo en aspectos de promoción económica.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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