Los años de Variedades
Una exposición recorre la modernidad artística que vivió España en el primer tercio del Siglo XX, hasta que la Guerra Civil le puso bruscamente fin
¿Que tienen en común un poeta mundialmente conocido, un payaso de circo, un asiduo colaborador del cineasta Georges Méliès y una bailaora que dominaba como ninguna otra el flamenco? Los cuatro personajes -Lorca, Ramper, Segundo de Chomón y Carmen Amaya- simbolizan la modernidad artística que vivió España entre 1900 y 1936.
El Centro Cultural Conde Duque acoge, hasta el 18 de septiembre, Intermedios. La cultura escénica en el primer tercio del siglo XX español, una de las muestras más deslumbrantes de todo ese periodo, protagonizado por actrices, artistas circenses, bailaores, escenógrafos, titiriteros, creadores de efectos especiales y demás figuras de lo que se llamó ‘Variedades’.
“La exposición recorre algunos episodios concretos de la cultura escénica de principios de siglo”, explica la comisaria Aurora Herrera, que ha contado con el apoyo de Acción Cultural Española, organizadora de esta gran investigación que ha llevado dos años de trabajo. “El público que asista va a poder encontrar una serie de disciplinas que se van interrelacionando con los principales artistas de la época”. Un viaje a un país que vio cómo la cultura llegaba a todas las capas de la sociedad y que tuvo que interrumpir aquel momento de excitación debido a una contienda civil.
Manifestaciones artísticas como el teatro, el cine, el flamenco, la revista, el music hall o el circo se alimentaban entre ellas de manera transversal, situándose en el marco temporal de lo que comúnmente se ha llamado Edad de Plata, que tuvo en la literatura y en las generaciones del 98, 14 y 27 su máximo exponente, como indica Herrera. Sin embargo, todas las demás artes se van a ver influidas por esa efervescencia, donde conviven libremente el folclore, el carnaval y el surrealismo.
“De esa experimentación con las diferentes artes escénicas y sus subgéneros se desprende un carácter lúdico dominante, se consuma una visión propia y tragicómica del sentido del humor y se da una suerte de confluencias entre territorios poéticos y visuales, que invaden el género del espectáculo en su dimensión más amplia”, apunta la investigadora en el catálogo, que hace un guiño a las revistas de la época -como Blanco y Negro o Mundo Gráfico- e intercala en su diseño anuncios de esos años junto a relatos y artículos de fondo sobre los principales protagonistas del periodo: el cine seminal de Benito Perojo, el arte efímero de Antonio Accame, los fandangos de La Argentinita, el teatro de Catalina Bárcena o los textos y acciones de Ramón Gómez de la Serna.
La exhibición, aunque de aspecto teórico y monumental -cuenta con más de 400 obras entre carteles, dibujos, recortes de prensa, fotografías y objetos-, también tiene un alto componente didáctico y audiovisual, siendo el cine y el documental los principales soportes utilizados. De esta manera, podemos encontrar desde retratos de grandes bailarinas, cantantes y cupletistas como Celia Gámez, Raquel Meller y Concha Piquer, a figurines y bocetos realizados para La zapatera prodigiosa, de Federico García Lorca, pasando por marionetas y títeres pertenecientes a la colección de Paco Sanz, el más célebre ventrílocuo español de aquellos años. Artes vivas que muestran sin ningún tapujo unas nuevas formas de entretener, rompiendo con los formatos tradicionales y apostando por vías más libres, que cuentan con una enorme respuesta popular.
En todo caso, Herrera advierte que “la transformación que se produjo en países como Alemania, Estados Unidos, Francia, Italia o la Unión Soviética durante la época en que transcurre la exposición fue más significativa y radical que en España”. Por eso resulta tan significativo el trabajo realizado en Intermedios, que permite reflexionar y contextualizar, además de rescatar del olvido, disciplinas que en su momento fueron menospreciadas y catalogadas de menores y frívolas.
El universo del espectáculo
La exposición utiliza a Segundo de Chomón, Federico García Lorca y Ramón Gómez de la Serna para tejer una tupida red de contactos entre las diferentes artes del periodo y sus protagonistas. Dentro del cine destacan Luis Buñuel, Jose Luis Saenz de Heredia y Benito Perojo. Mientras tanto, el mundo del teatro se nutre de pintores como Salvador Dali, Nestor de la Torre o Salvador Grau, que van a trabajar como escenógrafos y diseñadores. La danza es otra de las disciplinas que adquiere un enorme valor en estos años, donde una joven Carmen Amaya atrae la atención de todos los medios. Vicente Escudero, leyenda del baile, hace historia al conectar el flamenco con la vanguardia y el surrealismo. Por otro lado, actrices dramáticas como Margarita Xirgu, María Guerrero o Catalina Bárcena protagonizan importantes estrenos en el extranjero, incluidas películas en Hollywood.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.