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El pacto de PSC y C’s tensa la política en Lleida por la lengua

La oposición culpa a Àngel Ros de mantener la estabilidad de gobierno gracias a un pacto que perjudica al catalán

Alfonso L. Congostrina
Àngel Ros, presidente del PSC y alcalde de Lleida.
Àngel Ros, presidente del PSC y alcalde de Lleida.Massimiliano Minocri

Avezada a las mayorías absolutas y a alcaldes acostumbrados a gobernar sin contar con la oposición, la ciudad de Lleida acumula un año de convulsión política tras el pacto que alcanzaron en 2015 los socialistas catalanes con Ciudadanos. El alcalde, Àngel Ros (PSC), ha logrado su supervivencia política tras un serio correctivo en las elecciones municipales, pero ha tenido que pagar el precio de permitir que Lleida se convierta en un laboratorio de las políticas de Ciudadanos, una formación sin apenas bagaje en gobiernos municipales. Cuestiones como la lengua o la exhibición de símbolos, como la estelada en espacios públicos, han tensado de una forma nunca vista la vida política de la ciudad.

La imagen más ilustrativa de esta discordia son los carteles bilingües que desde hace unos meses señalizan toda la ciudad. Son los carteles que prohíben el estacionamiento, unos días en concreto, en lugares como el pabellón Barris Nord y en diferentes puntos de la capital catalana. Tras décadas de uso casi exclusivo del catalán, la llegada de Ciudadanos a posiciones de poder ha motivado que el Ayuntamiento se haya vuelto bilingüe. El cambio lo ha tenido que encabezar ni más ni menos que el mismo alcalde que hace apenas dos años estaba considerado el líder del sector más catalanista del PSC.

Los malos resultados electorales de Ros en las últimas elecciones municipales explican el cambio. El socialista llegó a las urnas muy debilitado por las acusaciones de corrupción formuladas por la teniente de alcalde Marta Camps. El resultado el día después de las elecciones es que el PSC ya no sumaba. Tocaba elegir pareja de baile. O dejar que la oposición, encabezada por CiU, se uniera para gobernar. Los nacionalistas, de hecho, llegaron a llamar a Ciudadanos para negociar un acuerdo. Ros, al final, consiguió firmar con la líder de C’s, Ángeles Ribes, un acuerdo para aprobar el cartapacio municipal. Un acuerdo que la oposición tilda de “pacto de gobierno encubierto” y que ha supuesto una modificación de la normativa lingüística para adaptarla a la cooficialidad del catalán y el castellano. En el acuerdo también destacaba que Lleida no iba a formar parte de la Asociación de Municipios Independentistas ni se iba a permitir símbolos ideológicos (estelades) en los espacios públicos.

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Ros asegura que no hay pacto de gobierno aunque PSC y C’s hayan votado varias mociones en el mismo sentido. La oposición soberanista -CiU, ERC y la CUP- denuncian que tras el pacto Àngel-Ángeles,  el “castellano está fagocitando al catalán en la ciudad” y el Ayuntamiento envía notificaciones y coloca carteles bilingües.

El líder convergente, Toni Postius, tiene clara la deriva de Ros. “En 2014 a iniciativa nuestra y con el voto a favor del PSC se actualizó el reglamento de usos lingüísticos por el que el Ayuntamiento utilizaba el catalán en sus comunicaciones”. El líder convergente asegura que el pacto entre PSC y C’s va en detrimento de aquel reglamento: “Ángeles ha dicho que su objetivo es que al final del mandato la Paeria sea bilingüe”.

El concejal de la CUP, Francesc Gabarrell, denuncia que “en Lleida nunca ha habido problemas lingüísticos, hay un oportunismo político en un tema que estaba claro. Las administraciones deben proteger la lengua catalana, sino, acabará dominada por el castellano”.

Ros se defiende: “Postius intentó pactar con C’s la alcaldía. Yo conseguí ser el Paer en cap y cuando firmé el cartapacio, Postius – que es así de demócrata- organizó una manifestación en mi contra”.

“El alcalde está obsesionado conmigo. Fueron varias entidades las que organizaron una protesta a favor de la lengua”, reclama el líder convergente.

El pasado mes de enero, CiU, ERC y la CUP alertaron a la dirección general de política lingüística que el gobierno de Ros estaba incumpliendo el reglamento municipal de lengua catalana. “El Consistorio nunca contestó a la dirección general por lo que entregamos al Síndic correos electrónicos bilingües emitidos por la Paeria”, recuerda Postius. “Ribó nos dio la razón y Ros nos acusó de montar un show”, sentencia el nacionalista.

Àngel Ros se justifica: “Desde 2011 hemos grafiado carteles en castellano porque el juez del Contencioso, José María Magán, anulaba todas las multas cuando la cartelería sólo estaba en catalán”.

“El Ayuntamiento nunca recurrió sentencias de Magán, las aceptaba. Además las decisiones del contencioso anulaban un caso concreto pero no exigían el cambio de rotulación”, reclama Postius. “En toda Lleida se han puesto pegatinas bilingües en los carteles de prohibido aparcar”, lamenta el convergente que asegura que todo se debe al pacto “entre PSC y C’s”.

“Lo que ha hecho la oposición con la lengua me da vergüenza. En la Fiesta Mayor leí un párrafo del Quijote y estos señores de convergencia también lo denunciaron al Síndic. Que pobreza intelectual”, califica Ros. “CiU ha cambiado cuatro veces de nombre, era una formación de derechas y ahora un partido independentista que compite con la Cup. Àngel Ros no ha cambiado, han sido ellos y, entre ellos, Postius que es del sector más radical”, lamenta el alcalde.

Postius se defiende: “Ros quería un acuerdo de gobierno con nosotros pero yo no acepto sus formas. No conseguí la alcaldía. Ros, en cambio, era del sector catalanista del PSC y se ha dejado comprar por C’s. Ahora tiene miedo porque Podemos les ha ganado en la ciudad [en las elecciones generales] y nosotros somos los que representamos la alternativa a la alcaldía”.

La líder de Ciudadanos en la Paeria, Ángeles Ribes, es clara: “Cualquier ciudadano debe poder dirigirse y ser contestado por el Ayuntamiento en la lengua oficial que desee y las comunicaciones de oficio deben ser bilingües”. Ribes defiende que su formación tiene en el programa “la obligación llevar el bilingüismo a la administración”.

La líder de Ciudadanos asegura que no es la única de sus exigencias “en el acuerdo requerimos que Lleida no se adhiera a la Asociación de municipios por la Independencia o que en el espacio público no haya estelades… cada uno en su casa como si quieren colgar la bandera de Iron Maiden”.

Ribes advierte: “En las próximas elecciones nos presentaremos con un claro objetico: Conseguir la alcaldía de la ciudad”.

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