“Somos la banda criminal más pobre del mundo”
Los manteros se manifiestan por las calles de Barcelona encabezados por su líder excarcelado el martes
Más de 80 vendedores ambulantes ilegales, la mayoría senegaleses, se manifestaron ayer por las calles de Barcelona exigiendo la libertad de sus compañeros Sidil Moctar e Issa Seye. Moctar permanece en prisión desde el pasado mes de mayo acusado de abrir la cabeza, con una rama, a un agente de la Guardia Urbana. Issa Seye no está en prisión pero sí privado de libertad, desde finales de julio, en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca.
La marcha comenzó a las 12.00 en el número 15 de la travesera de Gràcia, en las puertas del consulado de Senegal. Varias furgonetas de los Mossos y agentes de la Guardia Urbana esperaban la llegada de los manifestantes. Uno de los primeros en presentarse fue el concejal de la CUP, Josep Garganté, que a pocos metros de los agentes también se dispuso a esperar.
En forma de goteo empezaron a aparecer los primeros manteros y los miembros de las diferentes entidades que les apoyan. Fue entonces cuando llegó Maguette Seye junto a sus hermanos Abdoulaye y Khadime. Al segundo, y enfundado en una impoluta camisa de cuadros, apareció —dibujando una eterna sonrisa— el portavoz del sindicato mantero, Lamine Sarr. El representante sindical y los hermanos Seye están desde el martes en libertad con cargos. Fueron detenidos, el pasado 28 de julio, en un piso del Eixample en el que los Mossos aseguran que se encontraba uno de los mayores almacenes del top manta en Barcelona. De hecho, la concentración de ayer estaba convocada antes de que consiguieran la libertad y pretendía ser una protesta exigiendo, también, la excarcelación de Sarr y los Seye.
El hermano del vendedor muerto en Salou pide justicia
La familia de Mor Sylla, el mantero senegalés fallecido en Salou (Tarragona) hace un año al caer desde un tercer piso cuando huía de una operación policial contra la venta ambulante ilegal anunció ayer que quieren reabrir el caso al que la justicia ha dado carpetazo. Una veintena de personas participaron la mañana de ayer en un homenaje al fallecido en la plaza de la Pau de Salou. Ibrahima, el hermano de Mor Sylla, anunció ayer que a pesar de que la Audiencia de Tarragona archivara el caso por falta de indicios penales, en la actuación de los Mossos d’Esquadra, quedan puntos por aclarar. Entre ellos, por qué no prestaron declaración los trece agentes que “entraron en un piso de 40 metros cuadrados en el que había seis manteros”. Ibrahima también acusó ayer a los compañeros de piso de su hermano de estar “ciegos y sordos” ante los medios de comunicación, la policía y la justicia y lamentó que declararan que la mercancía decomisada en el piso era toda de Mor Sylla.
El portavoz del sindicato fue el que mayor baño de multitudes se dio entre sus compañeros. Lamine Sarr lleva desde 2007 vendiendo en la manta. Sus compañeros aseguran que en realidad es “poeta, pensador y defensor de los derechos de las personas inmigrantes”. Los Mossos no opinan lo mismo, le acusan de formar parte de una asociación criminal capaz de exhibir la violencia para dominar las mejores zonas de venta del top manta. A Sarr y los Seye les acusan de suministrar material a otros vendedores, blanquear dinero e incluso vender ilegalmente vehículos en Senegal.
Sarr, sin dejar de sonreír un momento, negaba ayer todas las acusaciones. “Debemos ser la banda criminal más pobre del mundo”, ironizaba. El poeta y pensador negó haber utilizado la violencia en su vida y cambió su semblante para intentar explicar en su mejor castellano: “Vivimos ocho en un piso, somos pobres, no blanqueamos dinero, ni vendemos coches”. El portavoz relató como vivían rodeados de bolsos, camisetas y zapatos deportivos. Luego regresó su sonrisa.
Mientras, los manifestantes entregaron un documento en el consulado exigiendo un “informe positivo” sobre el rol de los dos manteros que permanecen en la Modelo y el CIE para conseguir su puesta en libertad. Después iniciaron una marcha que atravesó la ciudad al grito de “sobrevivir no es delito” y “policía racista fuera de mi vista". Los gritos solo cesaron al abandonar la plaza Santa Jaume.
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