La Casa de les Punxes renace como ‘museo’ de la leyenda de Sant Jordi
El icónico edificio de Puig y Cadafalch en Barcelona se abre al público por vez primera en 110 años tras una inversión privada de tres millones de euros
Un dragón muy al estilo de los de Juego de Tronos vuela hacia la torre principal de la Casa de les Punxes, en medio de la Diagonal de Barcelona. Se trata del cartel promocional de un nuevo espacio museístico de la capital catalana, en uno de sus edificios singulares, del modernista Josep Puig i Cadafalch, que este viernes abre las puertas tras más de un siglo de historia cerrada al público. La exposición, que espera recibir 100.000 visitantes en su primer año, se centra en la casa y en el arquitecto, pero sobre todo aborda la leyenda de Sant Jordi y el dragón, con un espacio de 500 metros cuadrados en la planta noble dedicado a explicarla mediante la realidad virtual y el 3D.
En un afán de aprovechar una ubicación ideal y atraer a los turistas que van por el Paseo de Gràcia camino de la Sagrada Familia, los responsables de la iniciativa privada de la empresa Texna, propietaria desde el 2010 de la Casa de les Punxes, el nombre popular de la Casa Terradas, han invertido tres millones de euros en la remodelación del interior del edificio creado por Puig i Cadafalch en 1905. La apuesta museística se encuentra en la planta principal, donde el visitante puede escuchar la leyenda de Sant Jordi de forma "inmersiva" y siguiendo "las expresiones culturales y de entretenimiento de hoy en día", explica Montse Jiménez, directora comercial de la Casa de les Punxes.
El recorrido, que cuesta 12,50 euros con la visita narrada por una audioguía, o 20 euros si se hace con un guía y acceso a algún recoveco especial de la casa, pasa por las salas de la planta principal, vacías de muebles y a oscuras, donde se proyecta por episodios un cortometraje en 3D filmado en Cardona sobre Sant Jordi y el dragón, parte notable de una producción museística que ha conllevado un año de trabajo, explica Eduald Tomasa, responsable de los contenidos de la exposición.
A diferencia de otros edificios modernistas del propio Puig i Cadafalch, como la casa que hizo para la familia Amatller, la familia Terrades "se gastó el dinero en la fachada, pero los espacios interiores eran muy sobrios", explica Jaume Falguera, arquitecto encargado de la restauración.
Esta falta de profusión decorativa hizo que el Grup Transversal, dirigido por Tomasa, tuviera que buscar un eje vertebrador del museo alternativo al modernismo. "Hemos escogido la leyenda de Sant Jordi porque es una figura privilegiada en el modernismo, porque no había en Barcelona ningún espacio dedicado a esta historia y por la vinculación de la leyenda del personaje con la identidad catalana", detalla Jiménez. Para Puig i Cadafalch, que en su vertiente política llegó a ser presidente de la Mancomunitat de Cataluña entre 1917 y 1923, Sant Jordi era también una figura capital y muy ligada al sentimiento nacionalista del Modernismo: en el plafón principal de la fachada, que representa Sant Jordi matando el dragón, se puede leer la inscripción: "Santo Patrón de Cataluña devolvednos la libertad".
Una casa para tres hermanas
La Casa Terradas, conocida con el nombre de Casa de les Punxes, fue un encargo a Puig y Cadafalch hecho por el patriarca de la familia Terradas en 1905 para construir tres casas para cada una de sus tres hijas, que se integraron en un edificio de inspiración medieval. En 1975 fue declarado Monumento Histórico Nacional.
Al cabo de los años, cuando las tres hermanas, Àngela, Josefa y Rosa, murieron, el edificio tenía tres escaleras con tres plantas cada una, y dos pisos por planta. Lo compró la inmobiliaria Colonial, de La Caixa, y en 2010, la empresa Texna se lo quedó por 25 millones. En 2013 se hicieron las primeras reformas importantes, eliminando los áticos construidos sobre la azotea. Ahora cuenta con tres viviendas de renta antigua, oficinas y el museo que abre las puertas este viernes.
En la azotea del edificio, donde se encuentran las torres que hacen famosa la casa y justifican su nombre popular, está la segunda parte del museo, dedicada al modernismo y a Puig i Cadafalch, arquitecto de otros edificios en Barcelona como la Casa Martí — donde está la cafetería Els Quatre Gats —, la Casa Amatller o el Palau del Baró de Quadras. Con los auriculares de la audioguía puestos, que hacen sonar la música de Wagner que inspiró a Puig i Cadafalch a romper la cartesiana cuadrícula del Ensanche que dibujó el ingeniero Ildefons Cerdà con este edificio de aspecto medieval, según Tomasa, el visitante puede entrar en cada una de las torres, donde está expuesta una parte de la vida o la obra del arquitecto. La gran atracción es la punxa principal, donde pasaba las tardes el filósofo Eugeni d'Ors, inquilino célebre de uno de los pisos de la casa. Desde allá, se abren unas vistas privilegiadas de la Sagrada Família y de la Diagonal con la moderna torre Agbar de Jean Nouvel al fondo.
La remodelación se completa con una cafetería y librería situada en la planta baja, en la que es la fachada principal que nunca funcionó como entrada por la existencia de locales comerciales, pero que el arquitecto Falguera ha habilitado para "dar sentido a la parte más espectacular del edificio".
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