Convergència trata de recuperar su perfil pactista con la votación en el Congreso
El diputado Francesc Homs resta importancia a la votación "porque no cambia nada" y dice que no apoyará una investidura de Rajoy
Convergència quiere volver a tener protagonismo en el Congreso. Más allá de asegurarse el grupo propio, su apoyo a la Mesa del Congreso controlada por el PP y Ciudadanos le permite cerrar una etapa de escasos resultados y recuperar su histórico pragmatismo, en búsqueda de pactos puntuales. Su diputado Francesc Homs evitó aclarar si apoyó a sus dos enemigos políticos y negó tener ningún acuerdo político con ellos. De hecho, dijo que no aceptará la investidura de Mariano Rajoy. Su apuesta, dicen, sigue siendo un Gobierno reformista con PSOE y Podemos.
“Votos a precio de oro”, afirmó cada día Francesc Homs durante la pasada campaña electoral, en referencia al coste que iba a tener su participación en posibles alianzas en el Congreso. Lo cierto es que Convergència —ahora refundada en el Partit Demòcrata— anhela regresar a la arena política de las Cortes tras una última legislatura en la que había quedado arrollada por su apuesta independentista, por sus propios problemas domésticos —que acabaron con la ruptura de la histórica coalición CiU— y, especialmente, por la mayoría absoluta del PP.
Domènech acusa a CDC: "Los números cantan"
El líder de En Comú Podem, Xavier Domènech, ha acusado hoy a CDC de "pactar" con el PP la Mesa del Congreso de los Diputados a cambio de algo que desconoce y ha subrayado al respecto que los números de la votación de ayer "cantan". En declaraciones a Rac 1, Domènech ha alertado de que ha regresado el "famoso pájaro en mano (peix al cove) que creíamos abandonado" por parte de Convergència, ahora Partit Demòcrata Català.
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, ha admitido hoy que le "chirría" que CDC "vote a PP o Ciudadanos" para la Mesa del Congreso, pero ha arremetido contra En Comú Podem por "insultar la inteligencia de la gente" al presentar al candidato socialista, Patxi López, como una "revolución". En declaraciones a Rac 1, Rufián ha respondido a las críticas desde En Comú Podem por haber votado en blanco en todas las elecciones de ayer para la Mesa del Congreso, en lugar de apoyar al candidato socialista a presidir la Cámara Baja, Patxi López.
Las votaciones para escoger la mesa del Congreso confirman esa nueva posición. Forman parte de la estrategia para lograr grupo propio (más recursos y más visibilidad en la cámara), pero también son una señal de que quieren optimizar sus ocho escasos diputados. Cree el partido que pueden ser determinantes en un hemiciclo de ecuaciones complejas si se recupera un talante más pactista acorde a su pasado.
El pragmatismo vuelve a formar parte del espíritu del partido tras haber comprobado que el enroque contra el Gobierno del PP de los últimos años no ha dado frutos. El tiempo les ha desgastado más que favorecido, si se atiende a los últimos resultados electorales, por lo que se entiende que sus votantes no son partidarios de esperar mucho tiempo para lograr objetivos.
Superada esa etapa, lo de menos es la confusión que genera entre sus votantes el hecho de fortalecer el poder del PP y Ciudadanos en la Mesa del Congreso. Siempre y cuando sea disimulada. Francesc Homs se negó ayer a responder a la pregunta de si ha apoyado o no a esos dos nombres para que ganen posiciones en la mesa frente a los propuestos por el PSOE. La esquivó con los argumentos de que “el voto es secreto” y que “esos diez votos no cambian nada”, en un discurso que repitió hasta la saciedad en una mañana de continuas entrevistas en emisoras radiofónicas y televisiones. Pero el diputado soberanista es plenamente consciente de las suspicacias que generan el destino de sus apoyos y negó rotundamente la existencia de “un acuerdo con el PP y Ciudadanos”.
La apuesta PSOE-Podemos
Esa es una línea roja. Una cosa es dar más protagonismo a dos miembros de la mesa del Congreso y otra ir más allá. Convergència acudió a la campaña electoral con 15 condiciones para apoyar a un nuevo Gobierno. La primera era que el PP no podría estar en ese Ejecutivo y en una entrevista con EL PAÍS el propio Homs extendió ese veto a Ciudadanos. El partido asegura todavía hoy que no apoyará la investidura de Mariano Rajoy. Pese a lo que sucedió el martes. El resultado de esa resolución se verá en los próximos días, dijo Homs, insinuando que entonces se vislumbrará cuál es la posición respecto al PP.
La formación no ha pasado página a su planteamiento de un Gobierno presidido por el PSOE y en el que también esté Unidos Podemos. De hecho, todavía lo plantea como una posibilidad si Rajoy vuelve a fracasar y las dos fuerzas de izquierdas se atreven a dibujar una alternativa. Los diputados soberanistas tienen muy presente el mensaje que Pedro Sánchez envió a su grupo parlamentario sobre la necesidad de sacar del limbo a los 17 diputados de CDC y ERC. Y, al final, la votación del martes ya supone, interpretan, que el PP les ha levantado el veto.
Aunque con un diputado menos, Convergència quiere ganarle protagonismo a Esquerra Republicana por la vía de la negociación en la Cámara Baja. Por ello planteó la creación de una comisión para conocer los puntos de partida de todos los grupos y debatir sobre la convocatoria de un referéndum independentista. Esa continúa siendo su propuesta para encajar la agenda catalana en el calendario político español. Lo curioso es que rechazaran una oferta para hacer presidente del Congreso a Xavier Domènech y en la que habría existido la posibilidad de que el propio Homs estuviera en la mesa. Su negativa obedece a la creación de un cortafuegos con un partido que se ha erigido en su principal rival político —más allá de Esquerra— en Cataluña.
La nueva época que quiere estrenar Convergència también tiene lectura interna. No es gratuita la petición del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para que Santi Vila presentara su candidatura a presidir el consejo nacional del partido. Vila es una suerte de tercera vía convergente, con un planteamiento independentista que a veces ha levantado ampollas en la formación por excesivamente moderado y que representa la política de puentes tendidos con Madrid. No en vano es el único consejero que mantuvo unas relaciones fluidas con el Gobierno de la mayoría absoluta de Mariano Rajoy. Y lo hizo justamente con Ana Pastor, nueva presidenta del Congreso porque Convergència no se lo negó.
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