Diseño para quererse

En tiempos en los que, para bien o para mal, el individualismo es un valor en alza, todo aquello que nos ayude a ser más autónomos, más autosuficientes, parece ser bien recibido. Los diseñadores, que dan forma a las cosas del mundo, también trabajan en esta dirección, como se puede ver en la exposición Design for Self sufficiency, hasta el próximo 14 de septiembre en el IED Madrid.

Aquí, los alumnos del último año de los títulos superiores de Diseño de Producto y de Diseño de Interiores han reflexionado sobre cómo sería una sociedad basada en la autonomía y otro montón de autos: autogestión, autosatisfacción, autoconocimiento, autoaprendizaje, etcétera. Desde esta óptica los temas tratados son varios: tecnología, energía, salud, deporte, telecomunicaciones...

Por ejemplo, O* Energía Libre es un proyecto de David San Román consistente en una cadena de engranajes con una manivela que permite producir energía de forma manual. Uco es un panel plegable que podemos colocar delante de nuestra parte de la mesa para conseguir más privacidad (muy útil para los modernos cafés con grandes mesas corridas). Lo ha diseñado Daniela González. Pablo Ruiz-Vernacci ha creado The Chamber, un sistema de aire acondicionado ecológico que funciona a través de la geotermia de las plantas de interior.

Hay propuestas que parecen ciencia ficción, como Levy, de José Antonio Casado, un sistema de telepresencia: más allá de la videoconferencia, este dispositivo multisensorial simula la presencia física de tu interlocutor a distancia. También hay una especie de espejo del buen rollo, llamado ODDO, diseñado por Rafael Monge: al mirarnos en él, a través de una terapia diaria de luz, imagen y sonido, saldremos con la autoestima por las nubes. Y Kumiko, de María Pásaro Andreu, es un sistema para que cualquier persona pueda fabricarse en casa sus propias barras de labios.