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Poética de la arruga

El artista Ismael Iglesias inaugura en Bibao la Vieja una exposición titulada ‘San Juan, la noche de las hogueras’, arte abstracto construido de modo tradicional

El artista Ismael Iglesias posa ante una de sus obras en la Aldama-Fabre Gallery de Bilbao.
El artista Ismael Iglesias posa ante una de sus obras en la Aldama-Fabre Gallery de Bilbao.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA
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Calientes aún los rescoldos del solsticio de verano, en plena noche de San Juan, Aldama-Fabre Gallery se viste de largo para el estreno de su segunda exposición. Puro corazón de Bilvi, la sala, inaugurada hace poco más de un mes, es buena muestra de la transformación en que vive esta castiza zona de la villa. Degradada y olvidada hasta anteayer, últimamente le llueven los apelativos de Soho o Malasaña bilbaína. El edificio data de 1920 y durante gran parte de su historia fue un almacén. Ahora arquitectos, carpinteros y ebanistas locales han hecho que en su nueva vida sea un coqueto hogar para el arte.

También en este barrio reside desde hace quince años Ismael Iglesias, un artista durangotarra que, con la abstracción por bandera, nos ofrece en su última colección a vivir las arrugas: "Cosas que pasan en las sábanas cuando te levantas, en la ropa que llevas o en los clásicos de Caravaggio, Zurbarán, El Greco... De ellos siempre me ha interesado más la ropa que llevan los personajes que los cuadros en sí. Para mí en esos vestidos está la clave de la abstracción. Si yo me acerco con un zoom a esos trajes, extraigo una porción y la pinto en un cuadro de dos metros de alto por tres de ancho voy a tener el mejor cuadro abstracto del mundo", señala el autor.

Es arte abstracto, sí, pero que en nuestra mente puede tornarse figurativo, pues cabe pensar en un mar a vista de pájaro, también en una hoja de papel arrugada sobre la que hemos aplicado un zoom 32x. En un cuadro, una fotografía o una figura con volumen, en 3D. Es el hiperrealismo de la abstracción: "La gente que hace escalada ve una roca; el que trabaja en el mundo de la moda, los pliegues de una tela", reconoce Ismael, que tiene en las marcas que la vida deja en telas y plásticos su leit motiv.

Interpretaciones a gusto del consumidor pero una inspiración, el mismo germen del arte, viajando atrás muchos miles de años. "Cuando un hombre entraba en una cueva con el fuego en la mano, veía una roca con sombras, luz y relieve. Si sobre eso dibujaban aparecía un bisonte". Lo asimila Ismael a su trabajo, por el qué -aplicar pintura sobre las arrugas para que pueda parecer algo más- y por el cómo -totalmente artesanal, un trabajo de pintor clásico pero de apariencia contemporánea-.

Son cuadros que no están sino que viven y conviven con la sala de exposiciones: al estilo más clásico, colgados en las paredes, pero también en el suelo, mirando a norte, este, sur, apilados o distantes unos de otros; apoyados junto a un rodapié; bajo o lejos de la luz. "No se construyen en vertical. Estos cuadros están hechos desde el suelo. Si yo cojo una imagen y la giro, o la coloco en otra posición, al verla pensarás en otra cosa", dice Iglesias.

Es la poética de la arruga alcanzando la categoría de representación de la realidad con la que el artista bizkaino da un paso más en su proyecto Prácticas bastardas, exponente de un arte que se mira al espejo en la era de la tecnología y donde Ismael rescató materiales de deshecho de las imprentas que diseccionar, transformar en un híbrido entre la pintura, la fotografía y la instalación. Es el arte que piensa acerca de sí mismo, puro mestizaje de disciplinas. La mezcla, quizá la palabra que mejor define al que será su hogar durante el próximo mes en el corazón de Bilbao.

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