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Tribuna
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Vieja y viejísima política

La autora sostiene que la alcaldesa de Madrid aplica una política próxima al caciquismo al reducir el IBI solo en los barrios donde Ahora Madrid fue la fuerza más votada en las últimas elecciones

En 1914, Ortega y Gasset, un catedrático de Metafísica de la Universidad Central, de sólo treinta años, pronunció una conferencia en el Teatro de la Comedia que conmovió la vida política española y que llamó “Vieja y nueva política”. Allí llevó a cabo una demoledora crítica de los defectos del régimen de la Restauración, lo que llamó “vieja política”, y propugnó una regeneración, la “nueva política”.

Desde entonces hemos utilizado esas palabras, “vieja” y “nueva”, para comparar los fallos de lo que existe con las reformas que hay que introducir.

Últimamente se utilizan para confrontar propuestas de Podemos, ese partido que amalgama dos de las concepciones políticas más viejas y fracasadas de la historia (el comunismo y el populismo chavista), a las que algunos denominan “nueva política”, con las de los otros partidos.

Ante esta situación debemos recordar que uno de los defectos de la “vieja política” de la Restauración denunciados por Ortega eran esos caciques que daban un duro a cada ciudadano que les enseñaba la papeleta “adecuada” de su voto.

Pues bien, la alcaldesa de Madrid, una de las principales figuras mediáticas del universo de Podemos, acaba de sorprendernos con una propuesta similar a la de los caciques de hace un siglo: favorecer fiscalmente a los que votan a su partido.

A cinco días de las elecciones generales, anuncia que bajará el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) a los vecinos de los barrios donde Podemos ha obtenido buenos resultados y no a los demás.

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Los madrileños ya sabemos del sectarismo de la señora Carmena, pero nunca creí que pudiera llegar a tanto. Sólo falta que, como en la Restauración, pida que los vecinos le enseñen la papeleta de voto a la hora de pagar el IBI.

El PP está a favor de la bajada del IBI, pero a todos los vecinos. Por eso, lo llevamos a pleno. Y el partido de la señora Carmena votó en contra. Gracias al apoyo de PSOE y Ciudadanos se aprobó esa bajada. Pero la alcaldesa y su concejal de Hacienda, el señor Sánchez-Mato —el que dice que no está para gestionar el sistema, sino para derribarlo—, como no podían ir en contra de un acuerdo de pleno, bajaron el IBI de las viviendas, pero se lo subieron a todos los locales comerciales.

Nosotros creemos que los valores catastrales de las viviendas de los madrileños hoy son superiores a los precios que se pagan por ellas. Y por eso, habría que bajarlos. Pero todos.

La propuesta de la alcaldesa —en la línea de la vieja ideología de su partido— y el momento de hacerla serían para Ortega ejemplos perfectos de “vieja” política. Hoy, un siglo después, son de viejísima política.

Esperanza Aguirre es portavoz del Grupo Municipal del PP en el Ayuntamiento del Madrid.

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