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El cierre de aulas de P3 indigna a la enseñanza pública

Padres y alcaldes protestan por el cierre de 54 aulas, una decena en el Baix Llobregat

Jessica Mouzo

Los datos publicados por el Departamento de Enseñanza sobre el mapa escolar del próximo curso han revolucionado a muchas AMPA. Mientras las cifras provisionales de preinscripciones avanzaban el cierre de 54 líneas públicas de P3 y la apertura de otras 63, los padres de las escuelas amenazadas han empezado a movilizarse para evitar el cierre de aulas. Sus reivindicaciones han llegado hasta el Parlament, donde se aprobó una moción contra la clausura de líneas de P3 en el Baix Llobregat y para que se reduzca el ratio de alumnos por aula.

Pese al cambio de tendencia que registraron las preinscripciones del curso que viene —por primera vez se cerrarán más clases de la escuela concertada (unas 60) que de la pública—, los padres no han dado tregua ante posibles recortes de aulas en sus colegios. Es el caso de la Escuela Margalló de Castelldefels, que hasta ahora tenía dos líneas de P3 y corre un riesgo de quedarse con una sola. “Desde antes del inicio de la preinscripción ya corría el rumor de que querían cerrarlo y empezamos a movilizarnos para que se aprobasen mociones en contra en los plenos del Ayuntamiento”, explica Txema Navarro, vocal del AMPA Margalló.

El centro recibió 23 preinscripciones, con lo que ni siquiera llena una clase (el ratio de alumnos por aula en P3 está en 25). “El problema es que no sabemos cuántas familias pidieron Margalló de segunda opción y si, su primera opción está llena, con el cierre de una de nuestras líneas, tendrán que pasar directamente a la tercera opción”, critica Navarro. El pleno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad una moción que exige a Enseñanza no cerrar ningún aula y bajar los ratios por clase a 20 alumnos.

Con el censo sobre la mesa, en el Baix Llobregat se preveía una reducción de más de una decena de líneas. Según Enseñanza, “la población de alumnado escolarizado en P3 el próximo curso ha disminuido un 9,5%”. Al final, sobre las preinscripciones recibidas (5.249 solicitudes, un 10% menos que el curso anterior), el Departamento ha calculado que eliminará reducirán ocho grupos.

Pero esa reducción sobre lo previsto inicialmente es papel mojado para familias, maestros y gobiernos municipales. A raíz de sus peticiones, el Parlament aprobó una moción para evitar el cierre de clases y, ante la poca predisposición de Enseñanza a cumplirla, los alcaldes de la comarca se manifestaron el pasado viernes ante la Dirección de Servicios Territoriales del Baix Llobregat. “Queremos un nuevo modelo de planificación educativa y no que la única solución que encuentre un gobierno sea la de ir cerrando líneas. Queremos una educación de calidad y por eso continuaremos luchando para que el gobierno no cierre ninguna línea de la comarca y trabaje para bajar los ratios y no recortar plantillas”, denunció la alcaldesa de Sant Boi de Llobregat, Lluïsa Moret.

Con todo, el conflicto por los cierres de P3 no se limita al área del Baix Llobregat. Las mismas reivindicaciones se repiten en otros territorios. En la escuela Pere Calders, de Polinyà (Vallès Occidental), sucede lo mismo. Durante este curso había dos clases con 18 alumnos cada una, pero el próximo curso parece que solo habrá un aula de P3. “Este año hubo 27 peticiones, pero tampoco sabemos cuántas ha habido en segunda opción”, explica una de las madres afectadas. La mujer destaca que la Pere Calders es una escuela pública con proyectos pedagógicos “inclusivos y para niños con necesidades especiales”.

Los padres coinciden en que la presión en las aulas revierte en la calidad educativa de sus hijos. “Es el momento de devolver a los niños lo que se les robó con los recortes: una educación de calidad”, apostilla Navarro.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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