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A Talleres de Guernica no le salen canas

La pyme vasca cumple un siglo como líder del segmento de platos para tornos gracias a su capacidad de innovar y adaptarse a través de dos guerras mundiales y la española

Nuevas instalaciones de Talleres de Gernica
Nuevas instalaciones de Talleres de Gernica
Pedro Gorospe

Adaptación, trabajo, confianza y perseverancia. Es fácil decirlo. No tanto hacerlo. Y menos que la suma de esos valores dé como resultado una empresa que crece y resiste, dependiendo de las coyunturas, pero sobrevive y da empleo. Talleres de Guernica, S.L. (TDEG)  es una de las pocas que aguantan el pie después de tres guerras, y un bombardeo tan espeluznante como el de Gernika, y además lo hace con un proyecto de futuro, siendo líder en su segmento, e internacionalizada. Justo el jueves día 12 de mayo TDEG cumplió un siglo.

Edificio protegido

El inmueble, que salió indemne del bombardeo de Gernika, está protegido por su valor histórico El edificio también tiene, al igual que la propia empresa, una gran historia detrás. Es obra de Ricardo Bastida (1879-1953), arquitecto municipal de Bilbao que dejó un legado de grandes construcciones en la capital vizcaína y otras ciudades.

De su estudio salieron, por ejemplo, los diseños de la Alhóndiga (actual Azkuna-Zentroa), el Puente de Deusto y el del Ayuntamiento bilbaíno, las Escuelas de Indautxu, el Instituto Central, las Viviendas de Torre Madariaga (Deusto) o las Galerías de Punta Begoña (Getxo). El edifico de TDEG salió indemne del bombardeo de Gernika y guarda, por tanto, un enorme valor sentimental para todos los gernikeses.

De hecho, tras la feroz intervención por parte de la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana aquel 26 de abril de 1937, solo el 15% de los edificios de la villa vizcaína quedaron en pie. Y uno de ellos fue el edificio de TDEG. En él, Bastida logró una acertada síntesis entre la racionalidad exigida por el uso fabril y el logro de una estética industrial.

Empezó fabricando pequeños tornos, fresas, afiladoras de brocas y herramientas de corte, y poco a poco se especializó en platos para tornos, es decir, la parte que sujeta la pieza que se va a tornear. Productos exclusivos de gran valor añadido y adaptados cien por cien a las necesidades de los clientes a quienes ofrece soluciones aun cuando requieran platos para torno de gran diámetro. de hecho TDEG fabricó el que sigue siendo el plato automático de torno más grande del mundo, de 7 metros de diámetro y para el que hubo que fundir 73 toneladas de hierro a más de 1.500 grados. Estaba destinado a la construcción de anillos para torres de contención de aerogeneradores.

Envejecer así, sin que a la organización le salgan canas es un honor al alcance de muy pocas firmas, y menos además si mantienen el carácter familiar que suele acompañar al origen, pero que habitualmente se pierde en el camino, después de sucesivas compras y ventas a grupos empresariales más grandes o a fondos de inversión. De hecho, solo hay 41 sociedades en todo el país que iniciaron su actividad en el siglo XIX. TDEG lo hizo poco después. Concretamente, el 12 de mayo de 1916. Junto a las vías del ferrocarril de la villa vizcaína, el patriarca de la familia Gandarias fundó la empresa de maquinaria industrial Talleres de Guernica, S.L. (TDEG). Desde entonces, la compañía ha sobrevivido a dos guerras mundiales y una guerra civil, y numerosas crisis económicas.

A lo largo de la primera mitad del siglo XX, TDEG actualizó constantemente su tipología de productos: desde pequeños tornos y fresas hasta afiladoras de brocas y herramientas de corte. Fue a partir de ahí cuando decidió centrarse exclusivamente en el diseño y fabricación de platos para torno industrial, es decir, del accesorio del torno que amarra la pieza que después se va a tornear. Desde la empresa aseguran que esto ha sido posible porque "hemos sabido adaptarnos a los continuos cambios". La apuesta por la internacionalización y la I+D siguen "siendo los pilares de la estrategia empresarial de la compañía", aseguran.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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